La amnistía fiscal, en un momento oportuno
El mundo avanza hacia el paradigma de la transparencia
Es un avance sin retorno la transparencia fiscal impulsada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con una herramienta poderosa y eficaz como es el intercambio de información automático, comprometido por más de cien jurisdicciones, que permite a las administraciones recibir un reporte de los activos financieros alojados en los diferentes países (55 de ellos, incluida la Argentina, comienzan a entregar y recibir información a partir de 2017 y 46 desde 2018). Los que empiezan en 2017 toman las cuentas preexistentes al 31 de diciembre de 2015 y las nuevas a partir del 1° de enero de 2016; los que inician en 2018 extienden un año esos plazos.
El contribuyente fue perdiendo intimidad económica por los regímenes informativos internos, Internet, los Panamá Papers, el hackeo de cuentas (Falciani y otros), colaboraciones de las UIF transfronterizas, y el aluvión de información que llegará a través de los acuerdos.
Si bien hasta el momento Estados Unidos no se ha adherido a los intercambios multilaterales, tiene el propio, llamado Fatca, que lo hace recíproco solo con los países que elige. La Argentina aún no tiene un intercambio recíproco en materia fiscal, sí para aduana y lavado de dinero. Sin embargo, Estados Unidos está dando un giro importante al ponerse al frente de la lucha contra la evasión fiscal. El 19 de este mes el Departamento del Tesoro ha regulado la obligación a los bancos al exigirles identificar a los beneficiarios finales de los activos financieros y endurecer las responsabilidades de los funcionarios bancarios en la debida diligencia de identificación de sus clientes.
Aquel que no entienda el cambio de paradigma en el mundo que va hacia la transparencia se encontrará en un juego extremadamente peligroso de esconder dinero y bienes no declarados, con altas posibilidades de ser detectado por los radares fiscales y con las consecuencias económicas y penales subyacentes.
La OCDE ha sugerido a los países que la integran un programa de amnistía fiscal, como una última ventana de oportunidad para aquellos contribuyentes que no han declarado sus activos. Nuestro país durante varias décadas ha maltratado a los ahorristas a través de políticas tortuosas como cepo, corralito, pesificación, plan Bonex, etcétera. En este sentido muchos huyeron en busca de más seguridad jurídica, protección patrimonial y personal, no tanto con el objetivo de evadir sino de proteger su capital.
Éste es el momento oportuno para incorporarlos nuevamente al sistema; hay reglas de juego más claras, muchas oportunidades de inversión y, al mismo tiempo, un peligro de riesgo mucho más cercano si no se pone en regla con el fisco. En esta ocasión ganan todos. El contribuyente podrá dormir tranquilo y tener mejor calidad de vida; el fisco obtendrá más ingresos y el país tendrá un significativo impulso para el desarrollo económico, y se producirá una adecuada redistribución de la riqueza.
El autor es CEO de Lisicki, Litvin & Asociados
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