La ambivalencia de Washington pone en duda la expansión del NAFTA
CIUDAD DE MÉXICO—Mientras México y Canadá se disponen a buscar una expansión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés), Estados Unidos, el tercer socio del pacto, muestra señales de una profunda ambivalencia frente a sus compromisos internacionales.
"Lo más importante es fortalecer el proyecto que mi gobierno tiene de hacer de Norteamérica un gran centro de competitividad", señaló el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, durante una entrevista realizada el lunes. "Y que realmente esa sea una idea compartida por los tres gobiernos".
Los mandatarios de los tres países se reúnen hoy en Ciudad de México para celebrar los 20 años del NAFTA. Sin embargo, los expertos señalan que el apetito estadounidense de más acuerdos de libre comercio ha disminuido, lo que nubla los esfuerzos de los tres gobiernos para ampliar el pacto y fortalecer los lazos comerciales entre América del Norte y los países de la cuenca del pacífico.
En la actualidad, México y Canadá parecen más entusiasmados por expandir su comercio que EE.UU. La cumbre de un día entre Peña Nieto, Barack Obama y Stephen Harper, un evento anual apodado como "la cumbre de los tres amigos", explorará formas de actualizar el NAFTAy conectarlo a un pacto más extenso, el Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), que está siendo negociado con países del Pacífico como Japón, Australia, Singapur, Chile, Perú, Vietnam y Malasia.
EE.UU. busca el apoyo total de sus socios comerciales más cercanos para aumentar su influencia en las negociaciones con Japón y otros países donde aún quedan diferencias importantes por resolver, según expertos de comercio y ex funcionarios.
También se espera que Harper presione a Obama a favor del oleoducto Keystone XL. El proyecto, que impulsaría las exportaciones de crudo de Alberta, que no tiene salida al mar, enfrenta prolongados retrasos en parte debido a los temores sobre su impacto medioambiental.
Obama llega a México en un momento de incertidumbre sobre la débil recuperación de la economía y una profunda ambivalencia sobre la participación estadounidense en el ámbito internacional, tanto en lo económico como en lo militar.
La Casa Blanca argumenta que un mayor intercambio comercial, en especial exportaciones, genera empleos mejor remunerados y un crecimiento económico sin necesidad de subir los impuestos. Los críticos del NAFTA, un grupo que incluye a numerosos demócratas en el Congreso, hacen hincapié sobre el creciente déficit comercial de EE.UU. con México y Canadá.
Datos oficiales de EE.UU. sugieren que la economía ha perdido alrededor de 845.000 empleos debido al aumento de las importaciones desde Canadá y México, y la reubicación de plantas en la frontera en las dos últimas décadas, según un análisis del grupo Public Citizen. Otros expertos, en todo caso, cuestionan tales cifras.
"Este es un problema político, no económico", dice Carla Hills, ex representante de comercio de EE.UU. "Todas las pruebas indican que el libre comercio produce más empleos e innovación".
Los grupos laborales y medioambientales han sido los detractores más feroces del TPP. Pero el apoyo al libre comercio también se ha debilitado entre los republicanos, especialmente entre el ala conservadora conocida como Tea Party, cuya presencia se ha expandido en el Congreso desde 2010.
Un reto para los líderes es que si bien los norteamericanos se han acostumbrado a tener una relación comercial estrecha, a algunos les preocupa la integración económica transoceánica. Un estudio divulgado en octubre por la American University indica que los estadounidenses preferirían ampliar el NAFTAque expandir los lazos con Europa, China o India.
El comercio entre Canadá, EE.UU. y México ha ascendido a más de US$1 billón (millón de millones) al año desde unos US$290.000 millones en 1993, según las cifras de los tres gobiernos. Los partidarios del NAFTAseñalan que este es el momento de crear acuerdos que impulsen el comercio con el resto del mundo, y utilizar América del Norte como una plataforma de exportación que reduzca el déficit comercial de EE.UU.
"¿Cómo compite EE.UU. contra Asia? Tiene que ser a través del NAFTA", dice Luis de la Calle, ex negociador comercial mexicano. "Es muy improbable que un auto hecho en Michigan sea competitivo en China. Pero un auto hecho en México por una empresa estadounidense puede venderse en China".
La apertura histórica del mercado de crudo y gas de México a la inversión privada busca reducir los precios de la energía para que las empresas del país sean más competitivas, afirmó Peña Nieto. "No debiéramos hacerlo de forma aislada, sino que creo que la vecindad geográfica debe llevarnos a trabajar juntos por la competitividad", dijo el mandatario.
En el caso de que EE.UU. firme un acuerdo comercial con Europa, entonces todos los integrantes del NAFTAtendrán acuerdos individuales con el Viejo Continente, señala Jaime Serra Puche, ex secretario de Comercio de México que estuvo a cargo de las negociaciones del Nafta. "Necesitamos más eficiencia, actuar como una región", manifestó.
Considere el ejemplo de Palliser Furniture, un fabricante de muebles canadiense, que tiene 1.100 empleados en México. Su presidente ejecutivo, Art DeFehr, señala que, en los años 90, la empresa tenía la opción entre invertir en China o en México, y que optó por el segundo. Ahora, Palliser es uno de los mayores fabricantes de muebles a la medida en Norteamérica, dice el ejecutivo. Los rivales que optaron por China se han concentrado en productos de alto volumen y bajo precio. "México ha ayudado a mantener a Canadá competitiva. Sin México, tendría una empresa bien pequeña en Canadá", indica DeFehr.
El gobierno de Barack Obama ha solicitado al Congreso autoridad de "vía rápida" para acelerar pactos de libre comercio que los legisladores pueden aprobar o rechazar, pero no enmendar. El proyecto, no obstante, generó oposición entre los propios demócratas. "El comercio nunca ha sido una píldora fácil de tragar", dice Hills. "Requiere liderazgo".
—Santiago Pérez, en Ciudad de México, contribuyó a este artículo
David Luhnow, Paul Vieira y William Mauldin