La alquimia de un oro que valga aun diez veces más
Kenneth Rogoff Para LA NACION
SAN FRANCISCO, EE.UU.- Nunca ha sido fácil sostener una conversación racional sobre el valor del oro. Ultimamente, con los precios más de 300% por encima de los de la década pasada, es más difícil que nunca. Apenas en el pasado diciembre, mis colegas economistas Martin Feldstein y Nouriel Roubini escribieron columnas en las que cuestionaban el sentimiento alcista del mercado y señalaban los riesgos del oro.
Desde que aparecieron sus artículos, el precio aumentó más. Alcanzó recientemente un récord de US$ 1300. En diciembre, analistas a favor del oro sostenían que el precio iba camino a los 2000. Hoy, envalentonados por la apreciación, algunos están sugiriendo que el oro podría llegar a superar esa cifra.
Un inversor en oro exitoso me explicó que los precios de las acciones perdieron vigor durante más de una década antes de que el índice Dow Jones atravesara la marca de 1000, a principios de los años 80. Desde entonces, el índice ha trepado por encima de 10.000. Ahora que el oro atravesó la barrera mágica de los 1000, ¿por qué no puede aumentar diez veces más?
Después de un ajuste por inflación, el precio de hoy no está ni cerca del máximo sin precedentes de enero de 1980. En aquel momento, el oro llegó a US$ 850, muy por encima de los 2000 dólares en moneda de hoy. Pero podría decirse que enero de 1980 fue un "pico inusitado" durante un período de inestabilidad geopolítica extrema. El precio de hoy probablemente sea más del doble de los precios del oro promedio ajustados por inflación y a muy largo plazo. ¿Qué justificaría otro gran incremento en adelante?
Una respuesta es un colapso del dólar. Frente a déficit que se disparan y a una política fiscal sin timón, uno se pregunta si una administración populista no recurriría imprudentemente a la imprenta. Si uno está preocupado por eso, el oro podría ser la protección más confiable.
Algunos podrían decir que los bonos indexados por inflación ofrecen una protección contra la inflación que es mejor y más directa que el oro. Pero los analistas a favor del oro tienen razón al preocuparse sobre si el gobierno cumplirá o no con sus compromisos en circunstancias extremas. Los gobiernos limitados por falta de fondos muchas veces convertirán forzadamente deuda indexada en deuda no indexada. Hasta EE.UU. derogó cláusulas de indexación de bonos durante la Gran Depresión de los años 30.
El hecho de que una inflación muy alta sea posible no la hace probable, de manera que deberíamos ser cautelosos cuando decimos que los precios más altos del oro están siendo impulsados por expectativas inflacionarias. Algunos han dicho que la marcha ascendente del oro ha sido motivada en parte por el desarrollo de nuevos instrumentos financieros que facilitan especular con el oro.
Este argumento probablemente tenga algo de válido. Los alquimistas medievales se embarcaban en lo que hoy consideramos una búsqueda absurda de maneras de transformar metales base en oro. ¿No sería paradójico que la alquimia financiera pudiera fabricar un lingote de oro que valiera más?
El argumento más poderoso para justificar el precio actual es el espectacular surgimiento de Asia, América latina y Oriente Medio en la economía global. Legiones de nuevos consumidores ganan poder adquisitivo y la demanda aumenta, haciendo subir el precio de las materias primas escasas.
Los bancos centrales de los mercados emergentes necesitan acumular reservas en oro, que tienen en una proporción inferior a la de los países ricos. Con el euro menos apetecible como alternativa para diversificarse del dólar, el atractivo del oro creció.
Podría decirse que existen factores fundamentales sólidos que respaldan el precio elevado, aunque es debatible si seguirán respaldando precios más altos en el futuro. Los precios del oro son sensibles a los movimientos de las tasas de interés globales. El oro no paga interés y hasta cuesta dinero almacenarlo. Hoy, con las tasas de interés en mínimos récord en muchos países, resulta barato especular con el oro en lugar de invertir en bonos. Pero si las tasas aumentan significativamente, los precios del oro pueden caer en picada.
La mayor parte de la investigación económica sugiere que los precios del oro son difíciles de predecir en el corto a mediano plazo, siendo las probabilidades de pérdidas y ganancias bastante parejas. Resulta peligroso inferir a partir de tendencias de corto plazo. El oro ha experimentado una corrida importante, pero lo mismo sucedió con los precios de las viviendas a nivel mundial hasta hace un par de años.
Si uno es un inversor con un buen respaldo económico, un fondo de riqueza soberana o un banco central, resulta sensato tener una porción modesta de su cartera en oro como una protección contra acontecimientos extremos. Pero sigue siendo una apuesta riesgosa.
Estas consideraciones podrían tener escasa influencia en los precios. Lo que era válido para los alquimistas del pasado sigue siendo válido: oro y razón son difíciles de reconciliar.
300%
Aumento del oro
Es lo que se elevó el precio del metal precioso en los últimos tiempos respecto del valor promedio de la década pasada.
© Project Syndicate 1995-2010
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