La agitación en Turquía resalta los riesgos de invertir en los emergentes
El fallido golpe de estado en Turquía resalta las dificultades con las que se enfrentan los inversionistas globales, que huyen de los bajos retornos del mundo desarrollado hacia los riesgos idiosincráticos y difíciles de evaluar de los mercados emergentes.
El viernes, las noticias del intento de golpe militar en la decimoséptima economía más grande del mundo derrumbaron la lira turca y sacudieron las acciones de empresas de ese país que cotizan en bolsas internacionales. Otras monedas de países emergentes también cayeron, aunque de manera menos pronunciada, mientras que los principales mercados de Estados Unidos en su mayoría no se vieron afectados.
Esos descensos reflejan en parte la vulnerabilidad de las acciones, los bonos y las monedas de los países en desarrollo después de un alza de cinco meses. La recuperación de esos mercados sorprendió a muchos analistas y gestores de portafolio que empezaron 2016 preocupados de que el deterioro del crecimiento económico, los altos niveles de deuda y el declive de los flujos comerciales generaran fuertes caídas en los mercados emergentes.
En lugar de eso, los fondos de bonos de mercados emergentes registraron este mes el ingreso neto semanal de efectivo más grande de su historia, impulsado en parte por la caída de las tasas de interés a largo plazo en EE.UU., Europa y Japón. Aunque pocos analistas y gestores de inversión dijeron que esperan ver una amplia retirada de los mercados emergentes como consecuencia de la agitación en Turquía, muchos vieron en ellos un recordatorio de los muchos peligros que acechan a los inversionistas en la búsqueda de rendimiento como consecuencia de los bajos retornos de otros activos.
“Los mercados emergentes son lugares donde el riesgo político sigue siendo un factor importante”, dice Alvise Marino, estratega de Credit Suisse Group AG. “Las entradas de capital que hemos visto últimamente reflejan el hecho de que las perspectivas de los mercados desarrollados se han deteriorado, más que el hecho de que los mercados emergentes hayan mejorado”.
Muchos analistas y operadores dicen que con el tiempo, los portafolios bien elegidos de mercados emergentes probablemente seguirán ofreciendo muy buenos retornos, gracias a los mayores rendimientos y las menores valuaciones que se ofrecen en distintos países, desde Brasil hasta Sudáfrica. De todos modos, advierten que la volatilidad será probablemente intensa en esos países, aunque muchos creen que los mercados del mundo desarrollado también enfrentarán grandes oscilaciones.
“A menos que la situación de Turquía se vuelva un problema geopolítico mundial, no debería haber un contagio generaliza-do”, afirma Pablo Cisilino, gestor de cartera de Stone Harbor Investment Partners LP.
Sin embargo, agrega, el intento de golpe “claramente no es bueno” en cuanto a la disposición de los inversionistas a asumir riesgo, la cual ha sido impulsada en gran medida en los últimos meses por las expectativas de nuevos estímulos de los bancos centrales y la recompra de acciones de las grandes empresas.
La agitación política en Turquía se produjo en momentos en que los inversionistas extranjeros se estaban entusiasmando con el país. En el primer trimestre de 2016, inversionistas no residentes canalizaron US$13.000 millones al país, en comparación con US$7.000 millones en el último trimestre de 2015, según el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés), una agrupación de bancos y otras instituciones financieras. Este año, el gobierno y los bancos de Turquía han emitido alrededor de US$8.000 millones de bonos en los mercados globales.
En total, los inversionistas extranjeros tienen unos US$43.000 millones en bonos denominados en liras y US$37.000 millones en valores turcos.
Algunos inversionistas se muestran escépticos con Turquía por su gran deuda externa a corto plazo y su dependencia de países productores de petróleo como sus principales socios comerciales. Las reservas netas de divisas en el banco central de Turquía, la munición necesaria para defender la lira de las presiones de depreciación, ascienden a unos US$32.000 millones, indica el IIF.
Atul Lele, director de inversión de Deltec International Group, es más pesimista con Turquía que con cualquier otro mercado emergente. Su firma ha estado apostando en contra de las acciones turcas desde hace más de un año.
Otros son escépticos sobre los mercados emergentes en general, citando cuestiones más amplias que van desde la inflación hasta la corrupción política, factores que probablemente socavarán la continuidad de cualquier auge generalizado que tenga lugar en dichos mercados.
Sin embargo, los activos de los países emergentes han estado de racha. Este mes, el real brasileño se apreció a un máximo de un año frente al dólar, lo que obligó al banco central a intervenir. El real ha subido más de 4% frente al dólar desde que el Reino Unido votó a favor de abandonar la Unión Europea, y otras monedas de mercados en desarrollo, como el rand su-dafricano y el rublo ruso, también han anotado grandes ganancias.
“Los inversionistas se están solazando con la perspectiva de una política monetaria muy laxa a nivel mundial”, dice Omer Esiner, analista jefe de mercados en Commonwealth Foreign Exchange. “El peligro es que estamos a un titular de distancia de una reversión total de estos movimientos”.
Al mismo tiempo, la profundización de los desafíos políticos en otras partes del mundo podría limitar la tentación de los inversionistas de sacar dinero de los mercados emergentes. Quien lo haga debe reasignar esos fondos a otro lugar, algo que en épocas de valuaciones altas y rendimientos bajos se torna muy complicado.
La escasez de opciones fáciles de inversión está llevando a algunos inversionistas a enfocarse en las oportunidades más cercanas. Steven Dudash, presidente de IHT Wealth Management, un fondo con sede en Chicago que administra casi US$1.000 millones en activos, señala los problemas de Europa, que en el último año ha sido golpeada por varios ataques terroristas, así como el referendo británico. El brexit hizo que Dudash considerara pasar los activos de sus clientes a efectivo, pero al final decidió no hacerlo y fue recompensado con el alza del Dow Jones y el S&P 500 a récords este mes.
“Se trata de la búsqueda de rendimiento”, asevera Dumitru Vicol, estratega de mercados emergentes de Unicredit SpA. “Nadie está vendiendo, todo el mundo está comprando todo”.
Corrie Driebusch contribuyó a este artículo.
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