La ‘Abeconomía’ afronta vientos en contra
Los problemas en las economías emergentes enturbian el plan de recuperación japonés
Se prevé que Japón anuncie esta semana que su experimento de resurrección económica se topó con un bache en el tercer tri-mestre, pues su crecimiento en el lapso fiscal concluido en septiembre probablemente se desaceleró a menos de la mitad del ritmo registrado en el primer semestre del año.
Esto no significa necesariamente que la ‘Abeconomía’ —el plan del primer ministro Shinzo Abe que consiste en debilitar el yen e impulsar temporalmente el gasto en infraestructura— esté fallando.
Sin embargo, el informe del jueves pondrá en evidencia algunos puntos clave sobre la recuperación del país tras su bajón de dos décadas. El progreso sigue siendo frágil, vulnerable a las fluctuaciones del mercado local e internacional, especialmente en las economías emergentes como Indonesia y Brasil. Y a pesar de todas sus promesas de modernizar la estructura de la economía japonesa para que dependa más de la demanda privada interna, el motor del crecimiento sigue muy ligado al estímulo del gobierno y las exportaciones.
"La Abeconomía ha tenido un buen comienzo", apuntó Jerry Schiff, el director de la misión de Japón del Fondo Monetario Internacional, en un discurso la semana pasada en Washington. "Pero en cierto sentido, el trabajo más difícil aún está por delante".
Los economistas encuestados por The Wall Street Journal indicaron que la economía japonesa probablemente registró un crecimiento interanual en su Producto Interno Bruto —la medida más amplia de los bienes y servicios de un país— de 1,7% en el tercer trimestre, por debajo del 2,8% de Estados Unidos y una pronunciada desaceleración frente a las tasas de 3,8% y 4,1% en los dos trimestres anteriores.
Las implicaciones de un posible enfriamiento japonés trascienden Tokio, ya que las autoridades de todo el mundo esperaban que un repunte de Japón podría impulsar la economía global por primera vez en una generación. Tal como dijo el propio Abe a principios de año cuando presentó su estrategia: "Ahora es el momento para que Japón sea un motor para la recuperación económica global".
Al menos por el momento, en lugar de que Japón levante el crecimiento global, los mercados más débiles del exterior están pesando sobre el país. Un motivo del reciente declive es la caída en los últimos meses de las exportaciones. En el sondeo de The Wall Street Journal, los economistas proyectan un descenso de casi 2% para el período de julio a septiembre, un marcado giro frente al crecimiento de más de 10% en las exportaciones en el semestre anterior.
Buena parte del problema radica en los mercados emergentes, que actualmente son el destino de dos tercios de todas las exportaciones japonesas, según el ministerio de Finanzas. El FMI redujo sus proyecciones del crecimiento global, conforme esas economías se han desacelerado en medio de la volatilidad del mercado, provocada por la incertidumbre sobre cuándo la Reserva Federal de Estados Unidos comenzará a retirar sus programas de estímulo económico.
"Las condiciones son más duras de lo que anticipamos (…) debido al impacto negativo del enfriamiento de los mercados emergentes", dijo Masaru Kato, director financiero de Sony Corp., a reporteros el mes pasado, en referencia al reporte de débiles resultados trimestrales del gigante de electrónicos. "Prevemos que las condiciones duras continúen algún tiempo", agregó el vicepresidente de Sony, Shiro Kambe, apuntando a la debilidad de América Latina y Medio Oriente.
Otro motor de crecimiento de la Abeconomía —un salto en el gasto del consumidor— también está perdiendo fuerza. El brote inicial de optimismo generó un alza en las acciones de la Bolsa de Tokio a principios de año, lo que impulsó a los consumidores acaudalados a abrir sus billeteras. Pero los precios de las acciones se han estabilizado a medida que los mercados se han acostumbrado al cambio en la política, y el gasto también se ha nivelado. El consumo probablemente registró su expansión más débil en cuatro trimestres, ubicándose en solo 0,4% en el período de julio a septiembre, según cifras del gobierno.
Un factor importante que apuntaló la economía en el tercer trimestre fueron las obras públicas. El gasto en la infraestructura probablemente dio un salto interanual de 35% gracias al programa de estímulo de 10,3 billones de yenes (US$104.000 millones) aprobado hace unos meses por el Parlamento, atenuando la debilidad en otros sectores.
El gobierno está planeando una nueva inyección de 5 billones de yenes para el próximo año. Sin embargo, abrumado por una deuda pública equivalente a más de 200% del PIB, al gobierno se le podría complicar seguir gastando a ese ritmo.
La historia de crecimiento de Japón, al menos a corto plazo, dependerá de las exportaciones para compensar y eso es un interrogante.