Naftas: analizan mecanismos para evitar saltos bruscos en los precios
El ministro Kulfas, que ya no tiene la cartera de Energía a su cargo, opinó sobre el proyecto de ley que está diseñando el Gobierno para promover el sector de hidrocarburos
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Desde hace casi dos años que el Frente de Todos está prometiendo que habrá una ley de hidrocarburos, que mantiene expectante a la industria. No solo lo anuncian los ministros, sino que el presidente Alberto Fernández anticipó que mandaría el proyecto de ley al Congreso en dos oportunidades: en las dos aperturas de sesiones ordinarias. Por ahora, en la Secretaría de Energía indican que hay varios borradores, pero ningún documento en concreto.
Por eso sorprendió que el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, quien ya no tiene la cartera energética a su cargo, diera algunas precisiones sobre el proyecto en una entrevista con la agencia internacional Bloomberg. Ahí indicó que la idea es establecer un techo y un piso para los precios domésticos del petróleo. “Lo que queremos estructuralmente es una solución que prevea los problemas de volatilidad”, dijo Kulfas.
En concreto, el objetivo de fondo es que, al establecer un tope de precio, se evitaría que las corridas alcistas en los mercados petroleros provoquen un aumento en los precios locales de la nafta y el gasoil. Por otro lado, un precio “sostén”, como fue el “barril criollo”, permitiría, según el Gobierno, que Vaca Muerta se mantenga atractiva para los inversores.
Según pudo saber LA NACION, en el proyecto de ley se tendrán en cuenta los anteriores borradores que ya habían diseñado Kulfas y Guillermo Nielsen, expresidente de YPF, así como también los conceptos que recomendó la actual gestión de YPF. “Se nos ha consultado sobre este proyecto y hay técnicos de YPF que han colaborado en la estructura de la norma, que es fundamental para promover inversiones y desarrollar la industria”, habían dicho hace unas semanas en la petrolera estatal.
En la cartera que dirige Darío Martínez no confirman ningún proyecto en particular. “Hay mil borradores y cada uno tiene un interés concreto. Estamos teniendo reuniones con todos los actores para diseñar la mejor ley”, comentaron.
Steve Hanke, un economista estadounidense de la Universidad Johns Hopkins, ironizó en Twitter: “@alferdez [el presidente Alberto Fernández] quiere tanto un precio mínimo como un precio máximo para los valores del petróleo en #Argentina para eliminar la volatilidad de los precios. Interesante. El gobierno argentino ni siquiera puede controlar la inflación, ¿y ahora quiere controlar los precios del petróleo?”.
Las petroleras internacionales siempre fueron críticas de la intervención del Gobierno en el mercado y repiten como mantra: “Preferimos el riesgo propio del mercado que el riesgo de la intervención política”.
En el último año, producto de la pandemia, el valor internacional del petróleo se mantuvo muy volátil, con un piso que alcanzó los US$23 y un repunte que tocó un máximo US$68. En los últimos días, se estabilizó en US$63. Sin embargo, en la Argentina, además de los cambios bruscos externos, la devaluación del tipo de cambio también impacta de lleno en el precio final de los combustibles.
En la Secretaría de Energía buscan diseñar un mecanismo que amortigüe los cambios bruscos de precios, sin afectar la inversión, una medida que, por ahora, parece difícil. Admiten que en la práctica los valores en surtidor no son libres, como dice la teoría, y que “genera más incertidumbre no tener un mecanismo ex ante claro que regule de alguna forma los precios”. A su vez, creen que para incentivar este cambio en el mercado interno, debería venir con un compromiso del Estado de permitir cupos de exportaciones libres.
Actualmente, para evitar la intervención del Gobierno en el sector, YPF lideró en febrero una negociación con las petroleras para adquirir el barril de crudo a un valor de US$55, por debajo de los US$63 del valor del mercado internacional. Este acuerdo de palabra entre las refinerías –que incluye también a Raízen (Shell) y a Trafigura (Puma Energy)– y las productoras (Pluspetrol, Vista Oil y Sinopec, entre otras) se cerró por tres meses, hasta junio.
Fue una forma de evitar el antecedente del año pasado, cuando el precio de referencia internacional fluctuaba en US$30, el ministerio que dirige Kulfas, que en ese entonces sí tenía el control de Energía, implementó un barril criollo a un precio de US$45, luego de que no se lograra llegar a un acuerdo con todas las partes del sector privado.
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