Sin mencionar a la Argentina, Kristalina Georgieva dijo que el Fondo tiene que ser "un corazón que late"
WASHINGTON.- No mencionó a la Argentina, pero dejó una frase que puede ser tomada como una señal acerca de cómo planea encarar la relación con el país en el futuro.
La directora Gerente del Fondo Monetario Internacional ( FMI ), Kristalina Georgieva, brindó su primer discurso público como jefa del organismo multilateral, un mensaje nutrido en advertencias sobre la economía global, incluida la posibilidad de un masivo default de deuda privada si empeora la desaceleración "sincronizada" del mundo, tras el cual aprovechó la oportunidad para definir cómo encarará la relación con países en crisis, incluido la Argentina: Georgieva dijo que el Fondo debe ofrecer "una billetera, un cerebro, pero más que nada, un corazón que late".
En su presentación, la búlgara evitó mencionar a la Argentina, principal deudor del Fondo, y con un programa de US$ 57.000 millones, el mayor en la historia del organismo, que quedó en el limbo tras las primarias presidenciales. Pero, al ser consultada sobre cómo piensa llevar hacia adelante el mandato del FMI para asistir a países en crisis, citó a su antecesora, Christine Lagarde , y dijo que quiere que el Fondo sea "una billetera, un cerebro, pero más que nada, un corazón que late".
"Aquí es donde el Fondo es realmente único. Se le encarga las situaciones más desesperadas a pesar, a veces, de algunos riesgos, y cuando es capaz de trabajar con los países para llegar a un punto de quiebre. Mi país fue uno de ellos. Por supuesto que es difícil, es duro para las personas. Pero siempre tenemos que pensar qué pasaría si el Fondo no estuviera allí, cuál sería la situación de una economía completamente rota sin esperanza de reconstruirse", indicó.
"Lo que me gustaría que hiciéramos en nuestro trabajo con países en problemas es ser lo que Christine definió en su salida de aquí: una billetera, un cerebro, pero más que nada, un corazón que late", cerró.
Georgieva brindó un discurso en el atrio del cuartel general del FMI en Washington ante miembros del staff, académicos y ex funcionarios del organismo. En la audiencia estaban, entre otros, Anne Krueger, la número dos del organismo durante la crisis argentina de 2001. Georgieva ofreció un panorama cargado de advertencias sobre la economía global, pero que, con todo, estuvo revestido de un cauto optimismo. Abogó por una mayor cooperación entre los países, a los que urgió a actuar "ahora" para evitar una crisis.
"Se prevé que, en 2019, el crecimiento disminuya en casi el 90 por ciento del mundo. La economía mundial se encuentra ahora en un período de desaceleración sincronizada", advirtió Georgieva en su mensaje, una práctica tradicional de los titulares del organismo antes de las reuniones anuales del Fondo y el Banco Mundial que se realizan en Washington.
Riesgo de default
Georgieva advirtió por una creciente vulnerabilidad financiera, al indicar que el deterioro de la economía global puede provocar un incumplimiento masivo en la deuda corporativa, y provocar un golpe mayor al sufrido durante la crisis financiera global de 2008, que sumió al mundo en la peor recesión desde la Gran Depresión.
"Nuestro análisis muestra que en caso de producirse una desaceleración importante, la deuda empresarial en riesgo de incumplimiento se elevaría a 19 billones de dólares, casi el 40 por ciento de la deuda total de las ocho principales economías. Estas cifras superan los niveles vistos durante la crisis financiera", indicó Georgieva.
En uno de los tramos menos novedosos de su discurso, Georgieva alentó a los miembros del Fondo a implementar reformas estructurales para aumentar la productividad y generar una mayor prosperidad en sus economías, al reiterar que estudios del organismo indican que pueden "pueden aumentar la productividad" y beneficiar a la economía, un credo que el organismo multilateral ha difundido desde hace años.
El discurso de Georgieva, el primero que brinda como directora Gerenta del Fondo, ofreció una mirada muy parecida sobre la economía global a la de su antecesora, Christine Lagarde.
Georgive apuntó a "fracturas" en la economía global como las razones principales de la desaceleración de la economía global. "El crecimiento del comercio mundial prácticamente se ha paralizado", afirmó. "Los resultados son claros. En una guerra comercial, todos pierden", insistió luego, en una frase similar a las que solía brindar Lagarde al hablar de la guerra comercial entre China y Estados Unidos, las dos principales economías del planeta.
Georgieva reiteró que una estimación sombría del Fondo: la guerra comercial podría causar una pérdida de aproximadamente 700.000 millones de dólares para 2020, alrededor del 0,8 por ciento del PBI. A la hora de ofrecer una solución, Georgieva, quien llegó al Fondo desde el Banco Mundial, abogó por fortalecer el multilateralismo: pidió "trabajar de forma conjunta", y afirmó: "Debemos actuar ahora. También, debemos actuar juntos".
La búlgara dijo que era "cautamente optimista" sobre el futuro del multilateralismo porque, indicó, la interconexión del mundo era "irreversible".
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