La historia del cofundador de Mercado Libre que se reinventó para cazar unicornios en América Latina
Fue socio de Marcos Galperin cuando el comercio electrónico era una promesa; Hernán Kazah es cofundador y Managing partner de Kaszek y anticipa su estrategia; se define como un “hijo de la educación pública argentina” y reivindica la cultura del esfuerzo y la superación
Todo surgió literalmente en un garage en el subsuelo del edificio Panamericana Plaza en Saavedra. Allí se encuentra hoy la reproducción exacta de los pocos metros cuadrados que ocupaba Mercado Libre cuando sus socios y empleados se contaban con los dedos de las manos. Allí Hernán Kazah fue cofundador junto a Marcos Galperin de ese sueño que en 20 años pasó de ser una utopía a una compañía que hoy está entre las 100 más influyentes de la revista Time, y es la de mayor valuación de la historia local.
Pocos fueron testigos presenciales de esa época en la que se cortaba la luz constantemente, les entraba un gato por la azotea y hasta se inundaba, cuando ellos mismos atendían los llamados telefónicos de sus clientes. El verdadero cuento americano made in Argentina. Pero ninguna traba frenó a los emprendedores y mucho menos a la convicción del hacer. Kazah, sin embargo, decidió en un momento abrirse de esa historia que lo enorgullece y recuerda con muchísima emoción para asociarse con Nicolás Szekazy y crear Kaszek Ventures, el principal fondo de inversión de venture capitals de América Latina. Es decir, que pasó de cofundador de la compañía que proyecta unos 50.000 empleados en 2023 a cazador de emprendedores, a los que intenta potenciar, aportando su experiencia. La dupla de Kazah y Szekazy planeaba arrancar con un fondo de US$50 millones y terminaron recaudando el doble. Ese fue el comienzo que a lo largo de los años consolidaron con US$3000 millones para desembolsos y apuestas en Brasil, México, Colombia, Uruguay y Argentina.
-Creaste junto a Nicolás Szekasy el principal fondo de Venture Capital (invierten en startups e ideas) de América Latina. ¿Qué significa eso?
-La verdad que es el progreso de un proyecto que empezó un poco como una aventura. Cuando salimos de Mercado Libre junto con Nicolás, queríamos seguir participando del ecosistema tecnológico emprendedor de la región. Creíamos que como exemprendedores podíamos aportar algo distinto respecto a lo que había en ese momento en la región. Y obviamente éramos muy optimistas con cómo eso iba a progresar, cómo la tecnología iba a generar una disrupción muy positiva en América Latina. La idea inicial era poner un poco de nuestro capital, pero terminó siendo un fondo mucho más grande de lo que creíamos. Apostábamos a US$50 millones y fue de US$100 millones. Y a partir de ahí, las cosas se fueron dando.
-¿Por qué se fueron dando…?
-Tuvimos unas buenas inversiones iniciales que de alguna manera confirmaron que esa oportunidad que creíamos que existía realmente estaba ahí. Empezó a crecer el interés por Latinoamérica. Siguió creciendo por la tecnología a nivel mundial. Y bueno, poco a poco nos fuimos transformando en el principal fondo de la región. Hoy tenemos ya nueve fondos. Hemos levantado un total de US$3000 millones de dólares que los invertimos en toda la región, desde México, Brasil, Colombia, Argentina, Chile, Uruguay. En compañías principalmente de foco tecnológico y con la idea de aportar capital y también darles valor agregado a los emprendedores. Un poco con nuestro conocimiento de exemprendedores.
-¿Cuál es concretamente tu apuesta?
-Lo que nosotros hacemos es asociarnos con los emprendedores, principalmente en etapa bien inicial. Hay veces que invertimos cuando el emprendedor solo tiene una idea, está en el Power Point y quiere lanzar algo. Hay veces que lo hacemos un poquito más tarde, cuando ya tal vez hay una app en el mercado y está funcionando. E inclusive a veces cuando hay una compañía un poco más avanzada, que ya ha recibido algo de capital en el mercado, pero está esperando de hacer una nueva ronda con más capital para seguir creciendo. Nosotros nunca tomamos control de la compañía. Tratamos de tomar más o menos 20, 25 o 30% del capital accionario. Pasamos a ser parte del directorio, tratamos de ayudar en cuestiones operativas, cuestiones estratégicas, cuestiones de financiamiento y obviamente también con nuestro propio capital. Porque ahí un poco la clave también es acelerar.
-En definitiva lo de ustedes tiene alto riesgo si se considera que en promedio ocho de cada diez emprendimientos fracasan…
-Uno apuesta hoy para algo que uno cree que va a suceder dentro de 5, 10, a veces 15 años. Y eso involucra mucho crecimiento, involucra ir formalizando una compañía. Son unos pocos fundadores, un equipo chico, tal vez en un garage y eso empieza a formalizarse. Eventualmente se terminan transformando en organigramas más complejos, con jefes, con estructura, con un poco de burocracia, pero siempre con la idea de crecer y generar valor a través de un producto tecnológico.
-¿Qué balance haces del camino recorrido hasta ahora?
-Nosotros hasta hoy hemos invertido más o menos en 140 compañías y si mirás el retorno de los fondos, la mayoría viene de una docena de empresas. Son las que la pegan. Obviamente el emprendedor es quien pone el 99% del trabajo, del esfuerzo, de la energía. Nosotros tratamos de poner un 1% de alguna manera de disciplina, de orden, a veces de limpiar un poco la mesa. Los emprendedores suelen tentarse con muchos proyectos y nosotros tratamos de ayudarlos a que se enfoquen en pocas cosas, pero que esas pocas cosas realmente se hagan de manera muy, muy bien.
-La relación debe variar entre todas las empresas activas…
-Sí. Hay emprendedores que tenemos en WhatsApp, que nos preguntan todos los días algo. Hay otros que prefieren tener una instancia un poco más formal una vez por mes, donde hacemos una reunión, hay una presentación y a partir de esa presentación se genera una discusión. Eso depende más del estilo del emprendedor, un poco más de la necesidad de la compañía. Nosotros nos adecuamos a eso, pero siempre con la idea de agregar un poco a esa compañía para que, como decimos, las chances de éxito aumenten un poquito más gracias a nuestra colaboración. Y funcione.
-Te gusta formar equipos pero también le diste mucho lugar a tu formación…
-Mi mamá es arquitecta y fue muy insistente de que había que ir a un buen colegio, había que enfocarse en la educación para progresar y yo de alguna manera absorbí ese chip e ir al Buenos Aires de alguna manera fue ese camino que muy naturalmente después me llevó a la universidad y eventualmente al resto de mi carrera.
-Luego la UBA y después Stanford...
-Yo siempre digo que la verdad es que soy un producto de la educación pública argentina, fui a una escuela primaria pública en La Lucila, fui al Nacional de Buenos Aires, fui a la UBA y recién la primera vez que fui a una institución privada de alguna manera fue cuando fui a Stanford en Estados Unidos.
-Allí tuviste al principio un golpe cultural…
-Sí, al principio me shockeó, no era lo que uno estaba acostumbrado en la UBA o en el colegio secundario. La verdad que después de ese shock inicial, no era el mejor alumno, pero no era el peor alumno y me fue bien y aprendí. Así que sí, estoy muy agradecido de esa educación que recibí, que creo que era uno de los grandes activos que tenía la Argentina, que todavía tiene, pero hay que asegurarnos que la preservamos. Creo que es lo que nos va a permitir eventualmente progresar hacia adelante.
La relación con Galperin
-¿Cómo fueron los comienzos de Mercado Libre?
-Fue una etapa espectacular. Ojalá la pudiera volver a vivir con toda la emoción y la energía, el compromiso que teníamos. Marcos (Galperin) venía a la mañana y yo a la tarde. Atendíamos el call center y respondíamos las preguntas de los usuarios iniciales de la página. Los fines de semana también seguíamos. Siento mucho orgullo por lo que se hizo. Y casi que nunca termino de sorprenderme lo que Marcos siguió haciendo.
-¿Ustedes se conocieron un poco antes de ir a estudiar a Stanford?
-Sí, yo a Marcos lo conocí justo antes de ir a Stanford. Fuimos ahí compañeros y amigos durante dos años. Después de graduarnos, volvimos a la Argentina y empezamos Mercado Libre. Marcos venía pensando en esta idea. Yo tenía otra idea, pero finalmente me uní a la de él.
-¿Te convenció?
-Sí. Tomé la brillante decisión de unirme a su idea. Éramos compañeros de la clase 99 de Stanford.
-Él siempre cuenta que en esa clase, cuando charlaron del proyecto, gran parte de los compañeros de afuera le dijeron que era inviable…
-Al principio no creían que en Latinoamérica este sistema que de alguna manera involucra cierta confianza fuera viable. No va a funcionar, repetían. Pero bueno ese es el sentimiento de ir contra la corriente y saber que sí iba a funcionar. Empezamos en un par de cocheras a las que les pusimos durloc…Trajimos todo tipo de productos de nuestra casa para vender y la pelota empezó a rodar.
-¿Cuándo decidiste partir?
-Habían pasado 12 años desde el comienzo en este garage y tenía ganas de hacer algo distinto. Creo que ya la compañía había hecho su IPO, era una compañía pública muy exitosa, obviamente todavía con una trayectoria increíble y terminó generando en los siguientes años mucho más de lo que generamos en esos primeros 12, pero tenía ganas de hacer algo distinto. Siempre me había atraído esta idea de colaborar en el ecosistema emprendedor desde el ángulo de inversor. Dada nuestra experiencia, creíamos que podíamos ser mejores inversores y ayudar en el ecosistema. Y junto con Nicolás Szekazy decidimos crear Kaszek.
-¿Costó?
-Siempre es difícil, obviamente, porque uno tiene una conexión muy emocional con una startup y sobre todo después de 12 años que fueron tan exitosos con un montón de amigos que hasta el día de hoy siguen siendo muy buenos amigos. La verdad nunca es fácil salir, pero había que de alguna manera regenerarse, volver a innovar y es lo que hicimos.
-Con tu nuevo sombrero de cazador de oportunidades: ¿Cuál es tu mayor temor?
-La falta de compromiso de los emprendedores.
-Un deseo…
-Que realmente a través de la tecnología logremos cambiar el mundo.
-¿Cómo ves a la Argentina?
-En el largo plazo, la Argentina es positiva. Empiezan a emerger sectores interesantes, como el agro, el tecnológico, el litio y Vaca Muerta. Lo que tenemos que entender los argentinos, me incluyo en el grupo, es dejar de hablar de largo plazo y de ese éxito que merecemos. Ese algo por el cual trabajamos duro, pero que nadie nos regala nada. Para eso, vamos a tener que pasar por sacrificios en el corto plazo. Venimos de un lugar privilegiado en los últimos cien años. Pero tenemos que dejar la inmediatez y asumir que para llegar a algo bueno tenemos que trabajar todos juntos.