Juntaron $600, recuperaron una vieja máquina y crearon un negocio millonario
Recibir golosinas de regalo provoca ilusión en la mayor parte de los argentinos, y Gabriel Freites e Ivo Kraljev lo saben. Por eso, bajo la premisa "el primero es gratis", se dedicaron a repartir los cubanitos que fabricaban. Para hacer despegar su negocio ofrecían de forma gratuita sus productos en la playa y en algunos bares.
Freites y Kraljev tienen 23 y 25 años y son los fundadores de Arbanit Follow, una empresa rosarina que fabrica cubanitos rellenos y que este año facturará 12 millones de pesos. El emprendimiento nació hace cuatro años, cuando cursaban juntos una materia de la facultad y escucharon a una profesora decir una frase que los marcó: "La comida y la felicidad están relacionadas". Ahí mismo decidieron que tenían que hacer algo con la idea de que la comida provoca placer.
Freites tenía una máquina abandonada que había pertenecido a su abuelo, que se dedicaba a producir insumos de heladería, y una vieja receta familiar para hacer una oblea tipo cubanito. Sólo quedaba probar.
Entre los dos juntaron $600 y compraron los ingredientes. "Primero hicimos el batido, logramos una masa y la cocinamos en esa máquina, que era como un horno. Cuando nos dimos cuenta de lo crocante y rica que era la oblea, arrancamos a pensar en un relleno", recuerda Kraljev. Si bien comenzaron con cinco gustos diferentes, en la actualidad tienen tres: praliné de avellanas, dulce de leche y pasta de maní. El cubanito puede ingerirse al natural o congelarse y comerse como un postre helado.
Para comenzar a vender el producto, utilizaron las redes sociales. "Armamos un Instagram y cadenas de WhatsApp. Le vendíamos a amigos, a gente del barrio y distribuíamos en comercios cercanos", sostiene Kraljev.
Cuando vieron que les hacían más pedidos de los que esperaban, tuvieron un sueño demasiado ambicioso. "Quisimos competir con las medialunas, algo que es imposible", asegura Kraljev. Para eso, empezaron a repartir gratuitamente sus cubanitos en los principales bares de Rosario. El plan era jugado. "De esa forma, los clientes habituales del bar nos iban a conocer y al ver que era tan rico nuestro producto, le iban a pedir al dueño que lo incorporara", cuenta el emprendedor.
Si bien no lograron desplazar a las medialunas, la fórmula les funcionó y empezaron a vender en cada vez más puntos de la ciudad de Rosario. Ahí se les ocurrió una nueva idea: hacer temporada de verano como vendedores ambulantes. Entonces, se fueron a las playas de Miramar. "Promovíamos el Desafío Arbanit. Entregábamos gratis los cubanitos y si el que lo probaba lo puntuaba con más de diez puntos, nos tenía que comprar. La gente se prendía, porque nos veía emprendedores", cuenta Kraljev. El primer verano fueron dos personas a trabajar en la costa, el segundo, cinco.
Luego de las campañas de entrega gratuita, la empresa logró consolidarse y la vieja máquina para hacer obleas les quedó chica. En la actualidad tienen tres personas trabajando en la planta y producen 120.000 unidades mensuales. Además, tienen un equipo que trabaja en el marketing digital y en el diseño de la marca.
Los cubanitos rellenos tienen presencia en las provincias de Santa Fe, Buenos Aires y Entre Ríos, y entre sus más de 4000 puntos de venta hay kioscos, dietéticas, almacenes y vinotecas. Como próximo desafío se proponen exportar en la temporada 2020. "Estuvimos reunidos con gente interesada para llevar el producto a Paraguay, Uruguay y Chile", asegura Kraljev.
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