Jugando con las redes sociales a nuestro favor
En la segunda edición del ciclo Management 2020, en mi columna "Pensar y actuar glocal: en el balance está la clave", planteaba la necesidad, por parte de la dirección, de comprender la idiosincrasia de las diferentes localizaciones, respetando la diversidad cultural de su gente, pero sin dejar de ser coherente con los valores y objetivos de la empresa.
¿Pero cómo pueden los líderes de hoy -cuya responsabilidad es permanente, debido a que cuando una parte del mundo duerme, la otra trabaja- estar presentes y ser eficientes las 24 horas, todos los días?
Las nuevas tecnologías nos ofrecen un amplio abanico de soluciones que pueden ayudar a cruzar fronteras para conjugar realidades diferentes, tanto físicas como virtuales. En el presente artículo me centraré específicamente en las redes sociales y en el potencial que ofrecen para ayudarnos a liderar equipos globales, diversos y distantes.
Es indudable cómo las redes sociales son hoy de gran ayuda a la hora de mantener relaciones y de acercar a las personas. Y como todos sabemos, el primer paso para crear cualquier equipo es establecer una red de vínculos. Construir a partir del vínculo es parte del ADN argentino y es una característica que podemos llevar del plano real al digital con facilidad.
Asimismo, las redes sociales permiten a los líderes tener presencia, aunque sea virtual, no sólo para mostrarse y ser modelo, sino también para influir, estimular y compartir pensamientos, estrategias y objetivos. Los blogs, chats, las conversaciones sociales y videoconferencias acortan las distancias, permitiendo intimidad de los líderes con sus equipos.
Las redes sociales generan conversaciones de doble vía que fomentan la participación, interacción y el feedback entre todos los participantes. Se logra así más inclusión y el sentimiento de pertenencia.
Claramente el seguimiento de likes y emoticones, y el uso eficiente de las cajas de comentarios -réplica digital y perfeccionada de los viejos buzones de ideas y sugerencias- facilitan el sondeo de opinión, la generación de debates y discusiones sanas e intercambio de ideas de manera simple y democrática. Así logramos ejercitar aún más la capacidad de escuchar, pilar fundamental del liderazgo.
Este monitoreo en tiempo real es clave no sólo para evaluar el clima, los estados de ánimo y la respuesta inmediata a iniciativas y propuestas, sino para generar datos para su posterior análisis que ayude a definir estrategias a futuro.
Desde nuestros roles globales se puede aprovechar al máximo la capacidad conectora y comunicadora de las redes sociales personalizando nuestros mensajes según culturas, género y edad.
Por último, las redes sociales permiten mostrar nuestro lado más personal a los que trabajan remotamente. Esta "ventana a nuestra vida no laboral" que abrimos brinda una mirada diferente que "humaniza" las relaciones tanto físicas como digitales y acerca al líder con su gente.
Sin duda esto nos lleva a plantear un largo e interesante debate acerca de los límites y la privacidad, y es éste un debate muy válido, pero no es el objetivo del presente artículo -probablemente lo será en breve-. Por el momento, los límites son los autoimpuestos y, como ya advertí en mi columna del año pasado, sospecho que en el balance está la clave...
El autor es director ejecutivode Recursos Humanos de Accenture para Europa, África y América latina
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