Juegos de escape dentro de las empresas, una aventura de riesgo
A través de propuestas alternativas, se evalúan capacidades de empleados y postulantes, en una modalidad lúdica que puede ser cuestionada en un ámbito corporativo
La utilización de juegos como recurso de capacitación lleva décadas. Se ha experimentado de todo, desde partidas de naipes especiales sobre una mesa hasta montañismo de riesgo. Todo ello en función de dos ejes principales: trabajo en equipo y toma de decisiones.
Los resultados también han sido diversos, dependiendo de la estructura que diseñaran los instructores. El punto principal consiste en relacionar aquellas experiencias con otras análogas del trabajo, ponerlas a la luz y cumplir con la condición de descubrir e internalizar conductas favorables a la organización que, de otro modo, pasaban inadvertidas.
También ha habido grandes fracasos, como en muchas otras actividades de capacitación, donde el valor residual se convirtió solo en un día diferente y, por lo tanto, más divertido. Son los fracasos de los que no se habla y que, generalmente, han sido producto de una moda en la que muchos se embarcaron por el simple motivo que lo han hecho otros.
El método ha renacido con mayor vigor, pero con diferentes características y son denominados "juegos de escape". El autor de una nota, Pablo Sempere, publicada en 5 Días, de La Plata, describe, muy bien un ejemplo. "Un grupo de personas entra en una sala, ambientada como si de la casa de un asesino se tratase. A unos se les encadena con una mano a la pared; a otros se les sienta en una silla frente a un escritorio, con las dos muñecas inmovilizadas encima de la mesa. Se deja una llave en el suelo, a la distancia suficiente para que nadie alcance a tomarla. A continuación, se cierra la puerta durante una hora, el tiempo que falta para que el asesino regrese a casa, y el necesario para escapar. Comienza la partida".
El planteo pertenece a El Asesino del Zodíaco, basado en un asesino serial que asoló el norte de California a fines de los 60, con 37 víctimas en su haber, nunca fue encontrado. En la misma línea se incorporan otros juegos, como Escapada de la Cárcel, un búnker de la Guerra Fría, el Laboratorio Zombi o el asalto a la sede del Banco Central de Madrid.
Una de las compañías que ofrecen estos servicios es de Sergio Avendivar, quien explica: "Recreamos una atmósfera, caracterizamos a los personajes y lanzamos una aventura. A partir de ahí, nuestra misión es sacar a los profesionales de la rutina, de su teléfono móvil, y lograr un feedback continuo con los participantes". Naturalmente, todos los actos de los participantes son grabados en video para analizar las distintas reacciones, exponerlas y relacionarlas con la actividad dentro de la empresa.
Si nos permitiésemos por algunos momentos poner en suspenso algunos parámetros morales, podríamos llegar a la conclusión de que la utilización de los casos mencionados no carecen de una posible eficacia, teniendo en cuenta que se haga un trabajo serio, con tiempo dedicado y minucioso. La construcción de un delito de marca mayor, como el asalto a un banco importante o escapar de una cárcel de alta seguridad, implica los mismos procedimientos de planificación, organización, liderazgo y control que las operaciones legales. Hay objetivos que cumplir y son éstos los que definen si son pasibles de sanción penal o no. Lo que lleva a pensar que, de una u otra forma, siempre estamos jugando, aunque no nos exime de responsabilidad sobre nuestros actos.
Por ejemplo, preguntarnos si los métodos de capacitación como los mencionados, tan angustiantes, son en verdad moralmente irreprochables.
Jugar en el casino o subirse a una montaña rusa son decisiones privativas de cualquier persona adulta. Los mandatos institucionales son otra cosa.
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