Jubilaciones docentes: de cuánto es el reajuste en septiembre y cuánto se pierde frente a la inflación

Los jubilados del régimen nacional de docentes no universitarios cobrarán sus haberes de septiembre con un reajuste de 40,05%. Pero, aun cuando esa actualización es de una magnitud muy superior al índice de movilidad de las jubilaciones y pensiones del sistema general (que este mes suben, nominalmente, 15,53%), este grupo de pasivos -que son cerca de 170.000, según datos de la Secretaría de Seguridad Social- pierde este año mucho más en términos de su valor real, es decir, cuando se miran los números teniendo en cuenta el incremento de los precios. Lo cobrado en el mes de agosto por los jubilados docentes tuvo, por ejemplo, un poder de compra un 30% inferior con respecto a lo que se había percibido en enero de este año.

Los haberes del régimen especial de docentes tienen reajustes semestrales (en marzo y septiembre de cada año), a diferencia de los ingresos del sistema general, que desde 2018 (y por efecto de la reforma legal aprobada en diciembre de 2017) reciben una actualización cada tres meses. El mayor espacio de tiempo entre un reajuste y otro perjudica a los jubilados, sobre todo en un contexto de inflación tan elevada como la actual.

Por otra parte, los incrementos no se rigen en este caso por el índice general de movilidad (que depende de la evolución de la recaudación de impuestos y de los salarios de la economía en general), sino por la variación de la Remuneración Imponible Promedio Docente (Ripdoc); es decir, se observa la evolución que tienen los sueldos de la actividad, según un indicador construido especialmente para ese objetivo.

Caída del poder de compra

Hasta el mes pasado, el único aumento que había recibido este grupo durante este año había sido en marzo y de solo 9,38%; el índice fue muy bajo, porque al porcentaje que resultó de la variación semestral del índice salarial mencionado se le restó una parte, que ya había sido anticipada con los haberes de diciembre de 2021, último mes de un año en el que, con una inflación de 50,9%, los haberes de los docentes aumentaron 31,4%. En aquel momento se tomó esa decisión de adelantar una parte de la suba prevista para marzo, con la intención de aliviar la erosión que produce la inflación en los ingresos. Pero este año no se repitió esa práctica ni se decidió hacer más frecuente la actualización, aun cuando los precios empezaron a moverse a mayor velocidad.

Así, en los últimos meses los ingresos acumularon una pérdida importante de poder adquisitivo. Y, además, algunos haberes quedaron por debajo del haber mínimo, según advirtió el abogado Adrián Tróccoli. Para esos casos en particular, la Anses debió liquidar un complemento especial, agregando lo necesario para llegar al ingreso básico que está garantizado por ley.

Ya con el incremento dado en marzo, la variación de los haberes se había ubicado por debajo del índice de precios al consumidor, que en el primer trimestre del año acumuló, según el Indec, un 16,1%; en ese momento el poder de compra de las jubilaciones docentes quedó un 5,8% por debajo del de inicios del año. Ese porcentaje de pérdida se fue incrementando luego, mes a mes. Según la estadística oficial, la inflación acumulada entre enero y julio fue de 46,3%; para ese séptimo mes del año, la pérdida del valor real de los haberes del sistema docente alcanzó el 25,2%. Según estimaciones de centros de estudios privados, en agosto los precios subieron entre 6,5% y 7%; así, es posible estimar que la caída de los ingresos fue, en términos reales, de alrededor de 30%.

Con el reajuste del actual mes de septiembre se acumula un alza de los ingresos de 53,19%. Como, de acuerdo con las proyecciones de economistas, la inflación de los primeros nueve meses del año llegaría a un nivel de entre 64% y 65%, la caída del poder de compra en comparación con los ingresos de inicios de año se estima en alrededor de 7%.

Haberes congelados por largos períodos

Más allá del problema que afecta a todos los jubilados del régimen docente, hay, dentro de este segmento, casos de haberes que quedan directamente congelados durante largos períodos de tiempo, por una cuestión burocrática en la que se combinan decisiones administrativas y judiciales. Es una cuestión que afecta a quienes, habiéndose jubilado ya hace unos años, hicieron un juicio para lograr que se les aplicaran las disposiciones del régimen especial de docentes, porque la vigencia de ese sistema era un tema controvertido.

Cuando la Justicia les da la razón a quienes demandan y la Anses debe liquidar las sentencias, se excluye a esas personas de los aumentos, tanto de los que se rigen por la fórmula de movilidad general, como de los del régimen especial de docentes. En esos casos, según explica Tróccoli, sistemáticamente la Anses dice que no cuenta con la información para dar el reajuste que los jueces determinan que se tiene que otorgar, y se le pide al beneficiario de la sentencia que lleve los datos. Concretamente, los fallos se refieren a actualizar los ingresos según las recomposiciones del salario correspondiente al último cargo ocupado por la persona. La situación creada en esos casos demora mucho tiempo las recomposiciones y deteriora fuertemente el valor de los ingresos. “Le estamos pidiendo a la Justicia que ordene dar la movilidad del régimen docente [la surgida del Ripdoc], para que haya un reajuste automático y, si hubiera diferencias significativas con la movilidad calculada según el salario del cargo, luego se podría corregir -afirma el abogado-. Eso evitaría que los ingresos queden congelados por largos períodos”.

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