Cuánto hay que ahorrar hoy para tener en el futuro un ingreso que complemente la jubilación
Como el sistema previsional está colapsado y no da muestras de volver a niveles de sustentabilidad, los analistas aconsejan destinar una parte del salario a seguros de retiro, acciones, bonos u otros instrumentos del sector privado; cuanto más tarde se empiece, más arduo será el esfuerzo económico
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Las proyecciones indican que, aunque con haberes bajos, la mayor parte de los argentinos que tienen hoy 50 años o más van a poder jubilarse, pero que eso no está tan claro entre los más jóvenes. Los sistemas de seguridad social vienen colapsando lentamente en todo el mundo y mucho más acá, donde la gran mayoría de los trabajadores deberá pensar en ahorros adicionales para el futuro porque, si logra jubilarse, en todo caso no será ése su ingreso el principal.
El Estado presente fracasó, al menos en materia previsional. Para ser económicamente sustentable, la Argentina debería tener cuatro aportantes activos por cada jubilado, y esa proporción está ahora muy lejos: 1,8 por cada beneficiario. No cierra.
El deterioro es paulatino y viene desde hace años. La tasa de sustitución, que representa el haber jubilatorio en relación con el último salario activo, está desde 2018 en alrededor del 50%. A eso se llega luego de una compleja fórmula que Macri incluyó en la última reforma previsional y que se hace a partir de la Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables (Ripte).
Por lo tanto, cada vez se vuelve más necesario lo que la Argentina casi no tiene: instrumentos idóneos para que tanto empleados en relación de dependencia como autónomos ahorren y consigan, en el futuro, un ingreso que al menos complemente lo poco que les va a pagar el Estado. “Hace falta una educación financiera para que la gente vaya pensando en el retiro en paralelo con su trabajo; hay que empezar temprano”, dice Norberto Sosa, director de Invertir en Bolsa.
Es obvio que, como están las cosas, darse cuenta tarde de esta necesidad supone un problema. La abogada previsional Andrea Falcone tiene en la página web de su estudio una calculadora que proyecta cuánto deberían destinar a esos efectos, dependiendo de la edad y el estilo de vida, sus potenciales clientes. Lo hace a partir de proyecciones que incluyen una tasa conservadora, un 4% anual en dólares, el equivalente a lo que paga hoy un bono del Tesoro de los Estados Unidos y por ahora suficiente para ganarle a la inflación de allá.
Cualquier ensayo de este tipo, que puede hacerse en el link https://andreafalcone.com/calculadora-de-retiro/, deja en evidencia que, cuanto antes se empiece a ahorrar, mayor será la remuneración, y que existe un segmento significativo de adultos no tan jóvenes que, si todavía no empezaron, deberán hacer un esfuerzo importante para tener una vejez sin sobresaltos económicos.
Vale la pena detenerse en casos concretos. El de un trabajador de 50 años en relación de dependencia que gana hoy un sueldo bruto superior a los 2 millones de pesos, por ejemplo, y cuya jubilación estatal, por lo tanto, se proyecta a valores actuales en 900.000 (unos 900 dólares). Si este empleado quisiera que después de los 65 años su ingreso total estuviera equiparado con su nivel de vida actual (unos 2000 dólares mensuales), debería agregarle ahorro privado desde ahora: según el cálculo de Falcone, exactamente 14.700 dólares por año (o US$ 1225 por mes). Es decir, más de la mitad de su sueldo. No le alcanza.
Su alternativa debería ser, entonces, ir a instrumentos con mayor tasa y, por lo tanto, menos seguros, pero ésa es una prerrogativa propia de alguien con más tiempo de vida por delante y posibilidades de arriesgar. “El joven puede ser más agresivo en la inversión porque tiene tiempo de recuperar”, describe Jacqueline Maubre, CEO del BNP Paribas.
Se supone que alguien de menos edad y el mismo objetivo, un retiro con 2000 dólares por mes, tendría una ventaja porque podría empezar antes a ahorrar. Es cierto, aunque no proporcional, por dos razones: 1) es probable que esa persona tenga un sueldo inferior, por lo que el ahorro significará para ella un mayor esfuerzo económico; 2) para cuando se jubile, la tasa de sustitución será seguramente más baja y, por lo tanto, el haber que le pagará el Estado también.
El cálculo puede hacerse, por ejemplo, sobre un trabajador de 34 años con un salario de 1,7 millones de pesos brutos. Si quisiera ganar después de los 65 años un equivalente a su sueldo neto actual (unos 1400 dólares), debería ahorrar 4800 dólares por año (o US$ 400 por mes). Es menos de un tercio de su salario actual. Si, en cambio, quisiera, como el empleado anterior, un retiro de 2000 dólares, debería estirarse a 680 por mes.
“Hay que tomar conciencia de la potencia del ahorro; si empezás antes vas a tener que ahorrar menos”, insiste Maubre, que recomienda instrumentos que combinan renta fija con renta variable. “Entre lo fijo podemos pensar en los bonos. Y algo menos conservador y variable son las acciones, que están sujetas a la suerte de la compañía. Yo recomendaría las pertenecientes al S&P 500 [Standard & Poors] y, entre los rubros, el tecnológico y el de laboratorios. Para no depender tanto de una sola, lo más adecuado sería apostar a los ETF [Exchange-Traded Funds], que son fondos que cotizan, incluyen diferentes tipos de activos o replican la evolución de algún índice específico”, agrega.
El problema de la Argentina es la regulación para cada vehículo de ahorro. Por una resolución emitida después del corralito por la Comisión Nacional de Valores, los Fondos Comunes de Inversión no pueden tener más del 25% de su posición neta en dólares. En cambio, en las compañías de seguro, que se rigen por la normativa de la Superintendencia del sector, la restricción baja a 0. Y en los bancos, que dependen de lo que disponga el Banco Central, rigen las limitaciones del cepo cambiario. “La verdad es que el mercado argentino no provee de instrumentos idóneos en este momento -evalúa Paula Gándara, de Adcap Asset Management-. Los que hay son caros y volátiles. Es el momento de cambiar la regulación para que, por ejemplo, se pueda invertir en fondos de retiro”.
Sosa agrega que esa dificultad es la razón por la que muchos ahorristas deciden hacerlo fuera de la jurisdicción local. “Si uno vive y trabaja acá tiene demasiado riesgo argentino: es lógico intentar resguardarse afuera”. En renta fija, por ejemplo, un bono del Tesoro norteamericano paga 4,70% a 10 años, y una letra del Tesoro, más del 5%. “La clave es ganarle a la inflación de Estados Unidos”, insiste Maubre.
Falcone coincide en que es necesaria la instrucción financiera porque el desfase en el sistema previsional es global y llegó para quedarse. “La natalidad cae en todo el mundo. Se necesitan dos niños por cada madre para sostener a la humanidad. La tasa de reposición actual, la necesaria para mantenerla, es de 2,1, pero estamos lejos: Corea tiene 0,5; Japón, 1, y Europa, 1,5. En 1892, cuando Otto von Bismark creó el sistema de seguridad social, había cinco niños por madre en el mundo. Hay que adaptarse a este invierno demográfico”.
Pero habrá que contar con la posibilidad de acceder a instrumentos financieros que, en todo caso, no estén atados a lo que decidan los gobiernos. Ya pasó con las AFJP, expropiadas en 2008 tanto en flujo como en stock. Además de las altas comisiones, los errores de management y la precariedad estructural del sistema financiero, parte de lo que se llevó puestas a estas empresas partía de una regulación: estaban obligadas a invertir el 50% de sus carteras en bonos del Tesoro nacional. El famoso Estado presente.
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