Stiglitz por Zuchovicki: las definiciones del Premio Nobel ante empresarios argentinos
El Premio Nobel de Economía en 2001 participó de la Convención Anual de la Cámara de la Construcción (Camarco)
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El Premio Nobel de Economía en 2001, Joseph Stiglitz, dejó varias definiciones en una charla con el analista de finanzas Claudio Zuchovicki. En primer lugar, pidió para que los derechos especiales de giro (DEG) que repartió el FMI entre sus socios sean redistribuidos entre, no solos los países pobres, sino también los de ingresos medios, como la Argentina. Luego hizo un análisis sobre los principales desafíos que dejará la pandemia.
A través de una videollamada, el economista estadounidense indicó que hay mucha incertidumbre sobre la recuperación económica. “No sabemos cuán rápido el mundo se va a recuperar del Covid-19, que todavía sigue vigente en varias zonas, incluso en América Latina. La buena noticia es que en muy corto tiempo pudimos diagnosticar el virus que estaba generado estas consecuencias y se desarrollaron vacunas que fueron extraordinariamente efectivas”, comentó en la Convención Anual de la Cámara de la Construcción (Camarco).
“Sin embargo, en el mercado no pudimos asegurar que haya producción para que las vacunas estuvieran disponibles para todos. Otro problema es que hay una población que no quiere vacunarse. Como resultado de eso, la enfermedad sigue haciendo de las suyas en distintos lugares del mundo. Y hay preocupación de que se vuelva más viral o más mortíferas. No sabemos cómo terminará”, agregó el mentor del ministro de Economía, Martín Guzmán.
Luego indicó que otra fuente de incertidumbre tiene que ver con la reactivación de la economía de los países desarrollados. Como ejemplo, indicó que en Estados Unidos se gastó 25% del PBI en medidas de ayuda que resultaron ser efectivas. “En EE. UU. ya estamos en los niveles de antes de la pandemia y las medidas tomadas fueron efectivas. Al final de 2021, se predice que vamos a estar mejor de lo que estábamos a fines de 2019″, proyectó Stiglitz.
El problema, advirtió, es que los mercados emergentes de América Latina no tienen los recursos para reactivar la economía. En este marco hizo mención a los US$500.000 millones que el FMI emitió para ayudar a la economía mundial. “Una pregunta que surge es qué tan rápido los países van a poder establecer un fondo para asegurar que las economías que no necesitan este dinero lo puedan repartir para que lo utilicen los mercados en desarrollo, incluidos los de América Latina”, pidió.
Otro problema que señaló es el de la “resaca” por la toma de deuda que realizaron los países para implementar medidas paliativas durante la pandemia. “Muchos países tienen un nivel de deuda que no es sostenible. Desafortunadamente, la arquitectura internacional no fue diseñada para ayudar a los países a gestionar la estructura de la deuda. Y si las acciones adecuadas no se toman, estos países van a sufrir mucho. Si eso sucede, me preocupa la robustez de la recuperación económica. Porque no habrá una grande fracción del mundo que estará sumergida en deudas y le costará salir adelante”, advirtió.
También mencionó los problemas políticos y sociales del trauma que dejó el Covid-19, “que eran evidentes antes del Covid, pero que la pandemia los ha exacerbado. Desafortunadamente en Estados Unidos se ve claro, hay una sociedad marcada por la falta de información, de compromisos con la democracia, presión por cambio de reglas, que francamente son muy preocupantes para la sociedad”, comentó.
“Cuando pensamos en estos problemas, muchos de ellos son particularmente severos en América Latina. Ha tenido menores recursos para reactivar la economía y el impacto de la pandemia fue muy fuerte”, agregó. Como solución para volver a crecer de manera sostenible, recomendó que haya una fuerte inversión en infraestructura.
“El mundo como era antes de 2019 no era lo ideal tampoco. Estaba marcado por altos niveles de desigualdad y cambio climático. Después de la pandemia, hay una necesidad de proveer un mundo mejor del que teníamos antes. Y aquí es donde la inversión en infraestructura toma un rol importante. Es una demanda para fortalecer algunos sectores. Un aspecto que distingue a esta crisis es que afectó muy fuerte al sector de servicios”, indicó.
Nuevamente dio como ejemplo el proyecto de inversión en infraestructura que está tratando el Congreso en Estados Unidos. “Esto hace que la economía sea más productiva. No solamente hay que construir puentes, rutas, sistema de transporte, pero también hay que invertir en tecnología, en ciencia, educación y salud. La economía del siglo XXI es distinta de una de XIX”, dijo.
También advirtió que la pandemia dejará varios desafíos por delante, y mencionó que el virus afectó mucho más a aquellas economías que eran fuerte en el rubro de los servicios, como Estaña e Italia, y menos a las que son fuerte en manufacturas, como China. También resaltó el efecto sobre aquellos países que tenían ahorros y los que se tuvieron que endeudarse para atravesar la crisis.
Conflicto Estados Unidos y China
Finalmente, indicó que el enfrentamiento entre China y Estados Unidos es una “segunda Guerra Fría”. “El conflicto entre Estados Unidos y China se exacerbó y esto tendrá profundas consecuencias para América Latina. Yo lo llamo la nueva Guerra Fría. Con Donald Trump, el conflicto era principalmente comercial y se basaba en un mal entendimiento del comercio, pero las economías la pasaron mal. Trump pensaba que el comercio era un juego de suma cero y esa no es la naturaleza. El comercio voluntario pude beneficiar a ambas partes, a todos”, dijo.
“Lo que sí preocupa es el tema de los derechos humanos, la democracia, la vigilancia. Hay una nueva Guerra Fría entre los países que están comprometidos con los derechos humanos y la democracia. Este conflicto no afectará solo a China y EE.UU., pero también a Europa y América Latina, que van a ser arrastrados por esta crisis global”, dijo.
Finalmente, dijo no estar preocupado por la inflación. “Vemos que los precios suben a un ritmo más rápido que en los últimos años, pero recién pasamos por un tremendo evento. Esto ha pasado en tiempo de transición de la guerra a la paz. Tuvimos que cerrar la economía y los mercados son menos resilientes de lo que pensábamos en EE. UU. No pudimos generar equipamiento ni pruebas para el Covid, ni ventiladores ni respiradores. Reconocemos y vimos que esta falta de resiliencia nos jugó en contra porque la infraestructura no se adaptó bien”, indicó.
“Por un tiempo habrá escasez temporal, se generan cuellos de botella. Pero esto va a pasar y luego el precio bajará de nuevo. Tengo confianza en que el mercado va a superar estos problemas de reducción de suministro. No me preocupa que estos ‘hipos’ lleven a un incremento de la inflación, porque esto es una transición a la recuperación”, dijo, y agregó: “Además, tenemos herramientas de política monetaria muy efectivas para controlar para bajar la inflación”.
“Seguramente no es bueno para la economía global subir la tasa de interés, pero el costo del capital actual da miedo, porque es cero y no es real. No está bien valuado. Estamos asumiendo riesgos y esto nos puede llevar a problemas como la crisis financiera de 2008. Así que tenemos que pasar a una política monetaria más normal y esto sería algo bueno para mí”, concluyó.
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