Jornada laboral de cuatro días: ¿es posible implementarla en la Argentina?
Después de la pandemia, se valora un equilibrio mayor entre la vida laboral y el tiempo libre; dudas en las empresas por la productividad
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“Aquí la tenemos más corta”, se lee en letras mayúsculas blancas sobre un cartel negro grande que adorna una vidriera de la marca de ropa Desigual, en Barcelona. En letras minúsculas, en modo aclaratorio abajo del cartel, se agrega: “En nuestras oficinas, semana laboral de cuatro días”.
La publicidad no tiene nada que ver con el producto que la marca vende, pero, aun así, decide destacar en sus locales la flexibilidad laboral que adquirió la empresa española hace unos meses. Para eso, primero realizó una encuesta interna entre sus empleados, en donde se les preguntaba si preferían mantener los cinco días laborales, o pasar a una semana de cuatro días y una reducción del salario de 6,5%. El 86% de los empleados eligió la segunda opción, que se aplicó para todos los trabajadores administrativos, exceptuando a los que trabajan en las tiendas.
La jornada laboral de cuatro días es una iniciativa que tomó vuelo en Europa este año, impulsada por las nuevas tendencias pospandemia de trabajar más por objetivos que por horas, luego de que se generalizara el trabajo remoto. En varios países son los mismos gobiernos los que impulsan las pruebas piloto y dan beneficios fiscales a las empresas para que lo implementen, como en España, Gran Bretaña, Bélgica, los países nórdicos y Japón.
“A nivel mundial es una tendencia que lentamente va tomando forma y que viene de la mano de buscar un equilibrio entre la vida laboral y privada. Los trabajadores valoran de sus empleadores no tanto el factor del salario, sino aspectos no monetarios, como el equilibrio entre lo laboral y el tiempo libre”, dice Maximiliano Schellhas, director general de Randstad Argentina.
Luis Guastini, director general de ManpowerGroup Argentina, explica que siempre ha habido grandes cambios en los modelos de producción que trajeron un cambio en la forma de trabajar. “Antes de la primera revolución industrial, la gente ni estaba acostumbrada a trabajar con un horario. Con el correr del tiempo, la jornada de trabajo sufrió algunas modificaciones. Después de la pandemia se produjo una aceleración en los procesos de digitalización de las empresas, se incorporó nueva tecnología, y ahora el factor tiempo no es tan significativo como era antes”, explica.
Guastini señala que en un futuro no tan lejano, la mitad de las tareas van a hacer reemplazadas por inteligencia artificial. “No necesito tener una persona trabajando ocho horas en una oficina porque muchas de las tareas reiterativas están siendo reemplazados por la tecnología. Además, la pandemia generó un cambio en las expectativas de las personas y ahora el salario se equiparó con otras prioridades de las personas, como el bienestar y la salud. Los trabajadores no quieren perder la flexibilidad que se ganó con la pandemia”, agrega.
La principal preocupación de las empresas, sin embargo, es evaluar si se logra mantener la misma productividad con un esquema de cuatro días. Cecilia Giordano, CEO de Mercer, destaca que, hoy, a través del trabajo remoto híbrido, es más fácil saber cuán productivos somos.
“Es muy difícil saber cuántas horas una persona está trabajando desde su casa. Nos estamos acercando con la hibridez a trabajar más por objetivos que por cantidad de horas. Es cierto que hay personas que no son muy productivas y en algunas industrias no es tan fácil de implementar este esquema, como en una planta que no puede frenar nunca. Pero los prototipos hasta ahora adoptados en Europa muestran que se logra la misma productividad en cuatro días”, analiza Giordano.
Experiencia en la Argentina
Schellhas hace una distinción no menor entre los países europeos y la Argentina: “Son países con bajo desempleo, con un contexto cultural diferente y una productividad más alta que la nuestra. El marco regulatorio además es diferente al nuestro. En la Argentina, más del 35% de los trabajadores está en la informalidad y el Estado es uno de los principales empleadores”.
En el mismo sentido, Giustani enfatiza que la legislación laboral en la Argentina tiene casi 100 años, por lo cual habría que reformarla para incorporar prácticas más habituales y que se adapten para todos.
“En la Argentina todavía no vi empresas que adoptaron un esquema de lunes a jueves, pero muchas empiezan a experimentar con la jornada de trabajo flexible. Aquellas firmas que están en la industria del conocimiento, que nacieron como nativas digitales, tienen más músculo cultural para realizar estos cambios, porque se crearon bajo la idea de un cambio constante y sin tantas resistencias. Están más permeables para hacer este cambio”, agregó el director general de ManpowerGroup, una de las mayores consultoras de recursos humanos del mundo.
Hace unas semanas, Unilever Argentina anunció que implementaba la semana laboral de cuatro días, aunque solo una vez al mes. “Unilever propone una nueva manera de vivir el trabajo para sus colaboradores a través de ‘FlexYVida’, una mejor experiencia para las personas, más flexible y de impacto. En este marco implementa la semana laboral de cuatro días para sus colaboradores administrativos, una vez al mes. Con este anuncio, Unilever Argentina se convierte en la primera filial de la compañía en América Latina en lanzar esta iniciativa que beneficia a más de 1200 personas”, dijo la compañía en un comunicado.
Martin Calzetti, cofundador de Seeds, una plataforma nueva para buscar trabajo, distingue que “trabajar cuatro días no significa que siempre hay un fin de semana de tres días” y que los empleados “priorizan y saben cuándo hay que trabajar un feriado, porque es necesario”.
“Tal vez ese día hay que trabajar porque surgió alguna prioridad y no tiene que ser algo tan rígido como un fin de semana de tres días. Tiene que ser algo mucho flexible. Más allá de los cuatro días, lo importante es que se pasa a trabajar por objetivos, por el resultado que genera una persona, y no por el tiempo”, indica.
Si bien el esquema laboral de cuatro días no está todavía generalizado en el mundo, la discusión comenzó a darse en los principales organismos internacionales, como en el World Economic Forum, donde se preguntaron: “¿Es inevitable una semana laboral de cuatro días? ¿O una quimera?” Las respuestas todavía están por verse.
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