Islas del Caribe ofrecen ciudadanía por inversión
Ante la escasez de crédito, países como San Cristóbal y Nieves otorgan pasaportes a cambio de financiación para el sector turístico
Desde la crisis financiera global, diminutos países en el Caribe, como las islas de San Cristóbal y Nieves, Dominica y Granada, han tenido dificultades para atraer inversiones en bienes raíces que impulsen el sector turístico.
Un método que estos países han encontrado para elevar su atractivo es la oferta de ciudadanía. Varios de estos países caribeños han seducido de esta forma a personas ricas de China, Rusia, Medio Oriente y Estados Unidos, quienes han inverti-do US$200.000 o más cada una en desarrollos inmobiliarios en la región. Estos inversionistas han ayudado a financiar nuevos proyectos de resorts de grandes empresas hoteleras como Hilton, Hyatt y Four Seasons.
A cambio de comprar una unidad residencial o una participación en algún proyecto, los propietarios obtienen la ciudadanía local. Debido a que muchos provienen de países que imponen restricciones para viajes internacionales, los nuevos pasaportes les permiten visitar más de 100 países, entre ellos gran parte de Europa, sin tener que sacar una visa. En el caso de los es-tadounidenses, el atractivo es la reducción de sus impuestos.
Estos programas no son un concepto nuevo. EE.UU. tiene las visas EB-5, que otorgan la residencia a extranjeros que inviertan al menos US$500.000 en proyectos empresariales que generen empleos. El Caribe, sin embargo, se está convir-tiendo en el nuevo lugar de moda para los llamados programas de ciudadanía por inversión, en parte porque el proceso para obtenerla es más ágil que en otras partes del mundo. Algunos gobiernos temen no poder alcanzar relevancia empresarial sin estos programas.
"Nos dimos cuenta de que nos estábamos volviendo menos competitivos con los desarrolladores inmobiliarios al no contar con un programa de ciudadanía por inversión", dice Ernest Hilaire, presidente de la junta del programa de Santa Lucía. El país isleño comenzará a aceptar solicitudes a partir del primero de enero, sumándose así a San Cristóbal y Nieves, Dominica, Granada, y Antigua y Barbuda, entre otros países del Caribe.
Esos programas son una de las pocas maneras en que estas pequeñas naciones pueden atraer inversionistas en momentos en que muchos bancos y desarrolladores inmobiliarios las consideran apuestas arriesgadas. No obstante, también tienen sus es-cépticos. El gobierno de EE.UU. ha dicho que algunas personas han utilizado su nueva ciudadanía en al menos un país del Caribe para encubrir delitos financieros.
Los países generalmente no comparten las cifras relacionadas con estos programas, pero Timothy Harris, el primer ministro de San Cristóbal y Nieves, dijo en una entrevista que los ingresos de su país por este concepto superaron este año las expectativas en 42%.
Apex Capital Partners, una firma de gestión de patrimonios con sede en Montreal que se especializa en estos programas, estima que en 2015 los países del Caribe otorgaron hasta 2.000 ciudadanías a inversionistas, cifra que por lo menos duplica la de hace cinco años.
Decenas de ciudadanos estadounidenses que buscan reducir el pago de impuestos están ayudando a impulsar la tendencia. Apex calcula que en los últimos meses más de 100 estadounidenses han recibido una nueva ciudadanía en el Caribe a través de estos programas.
Aun así, y a pesar de que la mayoría de las naciones del Caribe imponen poco o ningún impuesto, los estadounidenses que renuncien a su ciudadanía deben realizar un pago único considerable por la liquidación de sus activos en EE.UU.
El desarrollador Valmiki Kempadoo dice que ha visto unos pocos ciudadanos estadounidenses entre los muchos inversionistas asiáticos y de Medio Oriente de su proyecto de US$500 millones en San Cristóbal y Nieves. Esta nación de dos islas en las Indias Occidentales tiene una población de alrededor de 55.000 y es conocida por sus selvas tropicales y sus pla-yas de arena negra.
Kempadoo cuenta que ha realizado cerca de 200 ventas en su proyecto Kittitian Hill a propietarios que buscaban ciudadanía. El desarrollo incluye un hotel de lujo de 84 habitaciones y un campo de golf de 18 hoyos. "Fue muy útil", dice sobre el programa de inversión extranjera. "Sobre todo en las primeras etapas, cuando no podíamos vender nada".
Christophe Harbour es una comunidad planificada en San Cristóbal que incluye un puerto deportivo, residencias privadas y un Park Hyatt de lujo de 125 habitaciones, que tiene previsto abrir sus puertas el próximo año con tarifas promedio de más de US$700 la noche, de acuerdo con su desarrollador, Buddy Darby.
Hasta el momento, su grupo ha gastado cerca de US$350 millones en el proyecto y ha recaudado más de US$42 millones de inversionistas ricos que aportaron dinero a cambio de obtener la ciudadanía de San Cristóbal y Nieves, señala Darby. El urbanizador les ha vendido residencias de US$400.000 o lotes de 1.000 hectáreas valuados en US$700.000.
El año pasado, el Departamento del Tesoro de EE.UU. envió una carta a las instituciones financieras en la que advertía que "ciertos individuos extranjeros" estaban usando el programa de San Cristóbal para obtener pasaportes "con el propósito de participar en actividades financieras ilícitas".
El primer ministro Harris afirmó que después del informe, su país colaboró con EE.UU. y otros gobiernos extranjeros para asegurarse "de que nuestro proceso de diligencia debida cumpliera los más altos estándares internacionales".
A pesar de la advertencia del gobierno de EE.UU., los programas de ciudadanía por inversión continuarán floreciendo en las Indias Occidentales, sostiene Rick Newton, socio fundador de Resort Capital Partners, una firma de asesoría de inversión inmobiliaria especializada en la región.
Mientras los bancos extranjeros sigan reacios a prestar para proyectos en esos lugares, los nuevos ciudadanos de San Cristóbal y sus vecinos "se están convirtiendo en los prestamistas de última instancia", recalca.