Inversionistas temerosos moderan sus apuestas a los países emergentes
Los temores a un alza en las tasas de interés de Estados Unidos están haciendo que los gestores de fondos reduzcan sus inversiones en los mercados emergentes.
Por ahora, los inversionistas siguen apostando a las economías en desarrollo, aunque el ingreso de capitales se ha moderado. Las acciones y los bonos de mercados emergentes recibieron US$9.000 millones de inversión en agosto, comparado con un promedio de US$38.000 millones mensuales entre mayo y julio, según los datos más recientes del Instituto de Finanzas Internacionales.
No obstante, tras pasar meses comprando activos en países como Brasil, Sudáfrica e India, seducidos por la idea de obtener retornos más altos que en las economías desarrolladas, los inversionistas están asumiendo una postura más conservadora.
Una de sus grandes preocupaciones es que el repunte de las acciones, los bonos y las divisas de los mercados emergentes se acabe a medida que se acerca la fecha en la que la Reserva Federal, el banco central estadounidense, empiece a subir las tasas de interés de corto plazo. Se espera que la Fed arroje más claridad sobre el momento que elegirá para aumentar las tasas esta tarde, cuando culmine su reunión de dos días. Muchos inversionistas y analistas prevén que ello acontecerá a mediados de 2015.
Un incremento de las tasas eleva los retornos de la deuda y los depósitos bancarios de EE.UU., que atraen fondos que antes iban a parar a activos de mayor riesgo en las economías emergentes. Hasta el 9 de septiembre, el índice de acciones de mercados emergentes que elabora MSCI Inc. registraba un mejor desempeño que el S&P 500, el indicador que agrupa a las principales empresas de EE.UU. que cotizan en bolsa. Sin embargo, ha caído en las últimas nueve jornadas y ahora acumula un alza de 5,1% este año, comparado con un avance de 8,15% del S&P 500. Algunos inversionistas creen que cualquier anuncio sorpresa de la Fed acentuará la ola de ventas.
La situación ha dividido a los inversionistas, que a menudo se han movido como una manada, comprando y vendiendo activos de los mercados emergentes al unísono desde el estallido de la crisis financiera.
Por una parte, los activos de los mercados emergentes han tenido un mejor rendimiento que los de las economías desarrolladas. Por la otra, los inversionistas quieren evitar a toda costa que se repita el escenario de mediados del año pasado, cuando la más mínima insinuación de un cambio de curso por parte de la Fed causó estragos en mercados tan distantes como los de Sudáfrica e Indonesia.
"Nos encontramos en un callejón sin salida en los mercados emergentes", dice Jens Nordvig, director de investigación de crédito de Nomura Securities. "Es muy raro ver este tipo de división entre los inversionistas".
La incertidumbre genera dolores de cabeza para países como Turquía que dependen en gran parte de la inversión extranjera para financiar importaciones, y podría suspender planes de reformas ambiciosas en países como India e Indonesia, advierten los analistas.
Las bajas tasas de interés que imperan en el mundo desarrollado desde la crisis financiera han dirigido billones de dólares a los mercados emergentes. Debido a que los retornos eran tan bajos en las economías avanzadas, países como Brasil e India podían gastar a manos llenas en su búsqueda de crecimiento sin temer que déficits fiscales y comerciales cada vez más amplios espantaran a los inversionistas. El dinero pronto empezó a regresar a las economías en desarrollo, pero desde entonces los inversionistas han temido otra ola de ventas.
Países como Brasil y Sudáfrica, que luchan contra una desaceleración de la economía y altas tasas de inflación, son vulnerables a una salida de capitales. "No sé cómo van a reaccionar los mercados emergentes, pero si se parece al último episodio, no es un riesgo que queramos correr", señala Chris Díaz, director de tasas globales de Janus Capital Group. Este año, Díaz ha reducido la proporción de bonos de países emergentes de su portafolio de 15% a 2%.
"Después de tres meses de un desempeño sólido y buenos ingresos de capitales, los inversionistas se preguntan qué tan atractivo es asumir riesgos", dice Paul O’Connor, codirector de activos múltiples de Henderson Global Investors, que gestiona US$120.000 millones. Agrega que ha estado reduciendo su exposición a bonos de mercados emergentes denominados en dólares porque ese tipo de deuda fue particularmente golpeada el año pasado en medio de temores de un endurecimiento de las políticas monetarias de la Fed.
Algunos países ya se están preparando para los efectos de un aumento de las tasas estadounidenses. Esta semana, un funcionario del banco central de Hungría dijo en una entrevista que el país está tratando de reducir su dependencia de la inversión foránea.
Mauricio Cárdenas, ministro de Hacienda de Colombia, indicó en una entrevista el martes que el país intenta obtener crédito cada vez más de inversionistas locales en lugar de extranjeros.
"No creo que nos blinde totalmente de un incremento en las tasas de interés de EE.UU., pero definitivamente nos protege", aseveró.
Muchos inversionistas han estado dispuestos a dejar de lado sus temores, en especial a medida que los rendimientos de bonos en países desarrollados como EE.UU. y Alemania cayeron de manera inesperada.
Los retornos sobre deuda de mercados emergentes denominada en dólares se ubican en 7,1%, según Barclays PLC, frente a 2,4% del índice global del banco de principalmente bonos de países desarrollados con grado de inversión.
En la semana que terminó el jueves pasado, los inversionistas colocaron US$3.400 millones en acciones de economías emergentes y sólo US$4 millones en bonos de este grupo de países, según un análisis de Barclays de datos de EPFR Global.