Inversión en línea blanca en Córdoba

CÓRDOBA.- Con la expectativa de fabricar 100.000 unidades anuales para el mercado interno y de la región, la empresa José M. Alladio e Hijos SA inauguró ayer una planta productora de lavavajillas que demandó una inversión de 62 millones de pesos y dará trabajo directo a 150 operarios.

La habilitación de la nueva planta, contigua a la tradicional fábrica de lavarropas que la firma tiene en la localidad de Luque, se concretó mediante una teleconferencia con la presidenta Cristina Kirchner.

Agustín Roberi, director de marketing de la compañía, explicó a LA NACION que la producción inicial de lavavajillas Drean Dish tendrá dos modelos, de 12 y 15 cubiertos, en acuerdo con la italiana Candy, que proveyó la tecnología. De tal suerte, la producción saldrá con ambas marcas, Drean y Candy, para toda América del Sur.

Sobre los planes de colocar 100.000 lavavajillas por año a partir de 2015, Roberi señaló que "todo depende de cómo reaccione el mercado argentino, porque hoy está en el orden de las 50.000 unidades al año. Estimamos que un año calendario tenemos que estar llegando a 100.000 clientes".

Aclaró que ese objetivo no depende de la situación económica, "sino del trabajo de desarrollo que podamos hacer. Independientemente del poder adquisitivo de la gente y de los planes en cuotas, la penetración es muy baja. Por caso, en sectores de nivel socioeconómico alto, la demanda del producto no está aún cubierta".

La nueva planta se construyó en un predio de 4475 metros cuadrados anexo a los 40.000 que conforman el complejo industrial de Alladio en Luque, a los que se suman otros 20.000 en la localidad de Río Segundo.

Alladio, líder en el mercado de lavarropas y que produce además secarropas, heladeras y cocinas -un millón de unidades anuales-, se erige en el principal sustento económico de Luque (7000 habitantes) y de varias localidades vecinas donde operan los fabricantes de componentes.

El gerente general de la firma, Jorge Roberi, contrastó la realidad actual con los comienzos en 1949, al recordar que cuando sus abuelos y padres "fabricaron a mano el primer lavarropas, tuvieron que llevarlo a Córdoba para probarlo porque en Luque no había luz".

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