"La droga que hay en nuestros barrios es de muy mala calidad y en dos años te idiotiza", dijo el cura Federico Piedrabuena en una entrevista exclusiva con José Del Rio, secretario General de LA NACION, en el Coloquio de IDEA de 2019.
El religioso es desde hace nueve años párroco en la villa San Nicolás de Florencio Varela. La obra consiste en una parroquia, una Casa del Niño a donde asisten diariamente 300 chicos para recibir alimentos y apoyo escolar, y un club de fútbol y hockey destinado especialmente para adolescentes.
"El barrio es un sector muy vulnerable y tenemos que luchar contra las drogas", sostuvo Piedrabuena. Además, agregó que los chicos quedan expuestos a situaciones que son muy difíciles y que se trata de experiencias que dan mucha impotencia.
En relación a las dificultades de su misión, el cura contó que durante el día ellos están presentes, pero en la noche "la droga hace de las suyas". En este sentido, afirmó que se trata de una lucha cuerpo a cuerpo para tratar de que los chicos, a partir de los 11 años, no caigan y puedan ser contenidos. El lema de la obra es "Un niño que está en la Casa del Niño no está en la calle". El sacerdote aseguró que esa es la manera concreta que tienen para darle pelea a la droga.
Respecto a la pobreza, explicó que existe una vulnerabilidad especial y que no se logra llegar a donde se quisiera, como al relevamiento de todas las familias y a poder entrar en los hogares."Cuando no entramos nosotros, claramente entra la droga", completó.
Al ser consultado por las situaciones más duras que le toca vivir, Piedrabuena contó sobre chicos que pasan por su obra y luego no sólo consumen, sino que comienzan a ser pequeños "dealers". "Luchamos para que los chicos no pierdan los valores", afirmó. El sacerdote explicó que los chicos le dan como ejemplo que lo que sus padres ganan en un mes ellos lo pueden duplicar en una semana comercializando. "Yo les digo que no se metan a vender drogas, pero ellos me tiran los números, y para nosotros es muy difícil competir con eso", describió.
Además, el párroco narró situaciones en las que debió salir corriendo de tiroteos, porque no lo habían reconocido. "Hubo tres veces que no andaba con el cuello, y los chicos estaban en la barricada bastante drogados. Yo iba caminando y pensé que no iba a tener problema porque los conozco, pero estaban muy dados vuelta, como se dice en la jerga, y ahí me salvé", sostuvo.
Piedrabuena destacó que haya empresas de IDEA que se acerquen a los barrios con propuesta laborales. "Son formas de ofrecerles a los chicos una salida, un horizonte, una esperanza", agregó. Para el sacerdote si no hay ofrecimientos concretos resulta muy difícil.
Además explicó que no se anda "haciendo el guapo ni el Superman" en el barrio. "A mí me toca anunciar un mensaje y un horizonte de esperanza y en ese horizonte la droga es un camino que lleva a la muerte, y los chicos muchas veces lo ven", añadió.
Sobre su misión, indicó: "Mi anhelo como religioso es mientras tenga la fuerza física y energía quiero estar poniendo el cuerpo".
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