Inquietud alemana por la deuda argentina con el Club de París
Berlín cree que el país debe honrar sus compromisos para integrarse al mundo
BERLIN.- El gobierno alemán, que encabeza Angela Merkel, está preocupado por la deuda de US$ 5000 millones que la Argentina mantiene con el Club de París, integrado por 19 potencias económicas (entre ellas Alemania), y por los bonos aún impagos por US$ 20.000 millones, cuyos tenedores -algunos alemanes- rechazaron la quita del 70 por ciento. Así lo afirmó aquí uno de los cuatro máximos funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores de Berlín, que a último momento de una entrevista con LA NACION pidió que no se publicara su nombre.
Estas inquietudes, entre otras, serán planteadas al gobierno argentino por el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, que llegó anoche a Buenos Aires, después de visitar Chile (donde ayer se reunió con la presidenta, Michelle Bachelet, y con el secretario ejecutivo de la Cepal, José Luis Machinea, entre otros) y antes de continuar rumbo a Brasil.
Steinmeier será recibido hoy por el presidente Néstor Kirchner, el canciller Jorge Taiana y el ministro de Planificación, Julio De Vido. Este último funcionario prevé viajar a Alemania a fines de este mes o a principios del próximo para conversar, entre otros asuntos, sobre la deuda con el Club de París. La administración Merkel considera que la Argentina está fuera de la ola "populista" de América latina, pero advierte que si pretende "integrarse al mundo" debe honrar las deudas que dejó de pagar hace más de cuatro años.
En el edificio del Ministerio de Exteriores de Alemania -construido por el régimen de Adolf Hitler para que sea ocupado por el banco central y después transformado en sede del Partido Unico Socialista de la ex Alemania del Este-, un alto funcionario se refirió en concreto a las deudas de la Argentina con el Club de París y los hold-outs (el 24% de inversores privados que rechazaron la quita): "El problema es si la Argentina quiere integrarse a la sociedad internacional en este sentido [el financiero]".
Según el vocero, "con el relanzamiento de la economía interna, la Argentina ha dado un gran paso. Con esta situación [la normalización de las deudas] puede reconquistar la confianza exterior. Si uno despierta confianza, recibe un crédito. Más allá de los especuladores, hubo gente de carne y hueso que arriesgó su dinero. Por eso hoy se percibe un riesgo, hay un daño de la confianza, pero creo que la Argentina está en el buen camino".
En diálogo con LA NACION y otros cinco periodistas latinoamericanos, el diplomático destacó que en la Argentina "hay un cierto relanzamiento de la economía, que crece y crece desde el nivel muy bajo de la última crisis". Criticó sobre todo a "gobiernos anteriores" por su "política arriesgada, porque el tipo de cambio fijo protegía a los especuladores, pero mantenerla durante años, sin disciplina fiscal, llevó al país a la crisis".
También deslizó alguna preocupación por la gestión de Néstor Kirchner: "Hay a veces cierta tendencia al nacionalismo, que viene de la historia de la Argentina. Pero un país con ese tamaño y ese desarrollo debe integrarse en la economía mundial. Tiene la confianza, no de los mercados financieros, pero sí de los inversores directos. La de los especuladores e inversores financieros se perdió porque no paga las deudas, pero este problema va a solucionarse". Entre las compañías alemanas con presencia en el país figuran Volkswagen, DaimlerChrysler, Bayer, BASF, Bosch, Warsteiner, Siemens y Wintershall.
Nacionalismo v. populismo
De todos modos, el alto funcionario de Berlín diferenció el "nacionalismo" que ve en la Argentina del "populismo" que observa en la Venezuela de Hugo Chávez. "El populismo es la simplificación de la política, es decir blanco o negro, la concentración del poder en un líder, una mentalidad un poco militar, cuando el mundo es complejo. La democracia no está en la simplificación. Cierto populismo está siempre en cualquier gobierno porque se busca popularidad", concede el diplomático.
"El nacionalismo en la Argentina existe desde el siglo XX. Tiene un lado positivo, la defensa de la Nación, y uno negativo, su defensa en contra de los otros. El problema es que en el mundo de hoy uno puede criticar ciertos hechos de la globalización, pero el mundo es una red. El primer peronismo fue populista. El menemismo fue algo populista, pero diferente. Todos los «ismos» son malos. No hay kirchnerismo, ¿verdad?", preguntó el funcionario. Cuando LA NACION le respondió que sí, el diplomático se quedó mudo.
¿Y Kirchner se parece al primer peronismo?, se le preguntó.
"¿El Partido Comunista de Italia o el de China son lo mismo que hace 50 años?", respondió, enigmática, la fuente.
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