Innovación. Cómo es el laboratorio secreto de Google donde se piensan los gadgets del futuro
Hace un año, el gigante de internet puso en marcha un centro de diseño en el que se están pensando los próximos dispositivos con los que busca aumentar su presencia en los hogares
En el campus de Google en Mountain View, California, hay un edificio que les está vedado a la mayoría de los empleados de la propia compañía. El laboratorio de 6500 m2 alberga 150 diseñadores y decenas de proyectos altamente secretos bajo la conducción de Ivy Ross, vicepresidenta y jefa de diseño de hardware, exjoyera artística, que ha encabezado el avance de la compañía en la producción de dispositivos que van desde el altoparlante Google Home Mini hasta la línea de celulares Pixel.
En el laboratorio -y alejados de la cultura de cubículo de Google-, diseñadores industriales, artistas y escultores tienen libertad de colaborar. "El método de Google para optimizar es bueno para la mayoría de la gente de la compañía", dice Ross. "Los diseñadores necesitan cosas diferentes".
En cualquier otro ámbito, el modo de ser bohemio y optimista de Ross evocaría una profesora de dibujo en una escuela secundaria o quizá la dueña de una cristalería, más que la directora de diseño de una de las compañías más poderosas del mundo. Ross guía a Fast Company por el lugar, en lo que significa la primera visita de un medio de comunicación. Google siempre fue una compañía de ingeniería a la que rara vez se le reconocen méritos (y muchas veces se la ridiculiza) por sus diseños de software y hardware. Pero últimamente el CEO de Google, Sundar Pichai, ha sido muy directo al expresar lo crucial que se ha vuelto el diseño para el negocio de Google. En los últimos años, la compañía ha desarrollado aparatos -desde celulares hasta altoparlantes inteligentes- que se cuentan entre los más deseables del mundo. Y sin embargo, antes de que inauguraran el laboratorio, en junio del año pasado, el equipo de diseño de hardware de Google en crecimiento concretó muchas de sus operaciones en un garaje, lo que no era el mejor ambiente para una parte tan importante de las operaciones.
Teniendo en cuenta este déficit, Ross colaboró con Mithun, el estudio de arquitectos responsable de muchos edificios de Google, para crear algo nuevo: un espacio que debe servir de ámbito para la estética de diseño industrial minimalista de Google. "Este marco tiene colores bastante neutrales. No hay nada tan establecido que no podamos evolucionar", dice Ross. "Pero siendo una tela en blanco lo que la cambia son los productos que desarrollamos, los materiales, su color y su función".
Experiencias táctiles
Cada espacio en el laboratorio fue construido para ayudar al equipo de Ross a unir las experiencias táctiles (dispositivos poco estridentes, cubiertos con tejidos que encajan bien en el hogar) con las digitales (el discreto UX de Google). "Esencialmente lo primero que dije fue ?necesitamos luz'", recuerda Ross. "Mientras que en algunos edificios los programadores necesitan oscuridad para mirar pantallas, nosotros necesitamos luz". La entrada del edificio es un atrio de dos pisos, con asientos blandos y mesas de café para encuentros casuales. Una escalera de madera de abedul lleva a una biblioteca llena de los libros favoritos del equipo de diseño: se le pidió a cada miembro que trajera seis textos que le resultaran importantes e inscribiera un mensaje explicando por qué. "Somos la compañía que digitalizó la información del mundo -dice Ross- pero a veces los diseñadores necesitan sostener cosas con las manos".
En otras instancias el laboratorio está montado de modo que los diseñadores puedan mirar vidrieras. La bandeja del primer piso que rodea el atrio da la sensación de un centro comercial de alta gama. De un lado veo un muro de vidrio que da al laboratorio de color. Del otro lado un muro de vidrio del laboratorio de materiales. El laboratorio de color contiene un conjunto de objetos en permanente cambio, reunidos por los diseñadores de hardware de Google en sus viajes. Es una combinación de ítems que parece tener menos que ver con el color que con los que llamaría una onda. La muestra es el mejor recordatorio de un dato simple del equipo de diseño de hardware de Google. Sólo entre el 25% el 40% del grupo ha diseñado productos electrónicos. El resto diseñó de todo, desde ropa hasta bicicletas en su vida anterior.
En una gran mesa blanca dentro del laboratorio de color, bajo luces cuidadosamente calibradas, el equipo de Ross debate las siguientes vías de colores para nuevos productos de Google. Una vez a la semana, diseñadores de todas las categorías -desde prendas inteligentes de indumentaria hasta electrónica hogareña y pasando por teléfonos celulares- se reúnen en torno de la mesa con retazos y muestras en la mano, para tomar decisiones juntos sobre las líneas de productos.
Durante el recorrido, un grupo de técnicos presenta un show de productos y colores de la última temporada para demostrar una cuestión: que hacen más de una docena de artículos que podrían estar en un hogar al mismo tiempo. Los hombres de Google se esfuerzan porque se vean bien juntos, aunque se hayan producido en distintos años. "Así de locos somos en un buen sentido", dice Ross. "Pensamos en su vida hogareña y que quizás la persona quiera que haya alguna relación"
En el extremo opuesto del atrio está el muro de vidrio doble del laboratorio de materiales. También abierta a mirar, esta sala contiene más de 1000 muestras físicas, cuidadosamente curadas -y marcadas con colores a mano- por la bibliotecaria full time Hanna Somerville. Esta última alienta a los visitantes a tocar la muestra de cuero de hongo de la biblioteca. Ese "cuero" es uno de los muchos materiales sustentables a la vista. También hay filamentos impresos en 3D hechos con viejas redes de pesca y una tabla de partículas hecha con césped de mar muerto, lo que insinúa que en un futuro Google podría generar productos verdes.
Más tarde un par de diseñadoras entra a la biblioteca y pregunta a Somerville por un material que da la sensación de la goma espuma que se encontraría en la base de un bouquet de flores artificiales. Una se lleva una muestra suave a la frente, posiblemente imaginando una iteración de Google Glass, el casco de realidad virtual Daydream, o cualquier cantidad de productos no lanzados ni anunciados y que están por venir.
Santuario
Por más que el laboratorio tenga una estética agradable, sigue siendo un espacio súper secreto. Los diseños de hardware futuros de Google son propiedad intelectual valiosa en el mundo altamente competitivo de los celulares y los asistentes de voz. La mayoría de los días la fuerte seguridad del edificio significa que los prototipos pueden verse y están a disposición para que los diseñadores los usen y consideren a voluntad. Pero durante la visita de Fast Company están cubiertas con telas opacas.
Las "Estaciones de Recarga Humana", junto al Tune Studio, son un espacio en el que se me permite andar libremente. El laboratorio está diseñado para alimentar la inspiración creativa, para asegurar que los diseñadores de Google se mantengan abiertos a nuevas ideas y estéticas. La estación de recarga es la corporización más clara de ese enfoque. Luego de seleccionar el modo en que le gustaría sentirse en una app, el visitante puede recostarse en una camilla de cuero y ponerse unos auriculares, escuchando un ritmo tranquilizador con una fuerte corriente subterránea de Om.
Ross cree mucho en el poder de sanación del color y el sonido. Su equipo llegó a crear una instalación en Milán que demostró hasta qué punto estar en distintas salas puede afectar la fisiología.
Como contrapartida, una cosa que es muy difícil de encontrar en el laboratorio de Google son las salas de reuniones. La mayoría de los encuentros de negocios se hacen en otros edificios. Ross subraya que el laboratorio "es un santuario para hacer el trabajo de diseño".
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