Innovación abierta, la forma de actuar en la economía
Matías Arturo ,Director ejecutivo, líder del áreade soluciones digitales para Sudamérica hispana de Accenture
El término "innovación abierta" (open innovation) fue acuñado en 2003 por Henry Chesbrough, un teórico perteneciente a la escuela de negocios de Berkeley. El concepto ha adquirido cada vez mayor relevancia hasta constituirse en un "elemento" clave de éxito en una era en la que la innovación no es sinónimo de "disrupción, diferenciación, generación de nuevos negocios digitales...", sino un requerimiento mínimo de subsistencia si queremos ser relevantes en términos de preferencias y necesidades de consumo de los clientes actuales y futuros.
El ecosistema de innovación, antes restringido a una mirada muy interna de la organización, su oferta y sus propias capacidades para descubrir lo nuevo, diseñarlo y ponerlo en práctica, ya no sirve y equivale a no hacer nada. La fórmula más efectiva está compuesta por la organización tradicional y sus múltiples arterias, como, por ejemplo, "el cliente y su experiencia como punta de lanza". Se suman: startups, incubadoras, academia, I+D, entes reguladores, competencia, nuevas industrias y gobierno. Esta configuración de ecosistema de innovación promueve un trabajo integrado, más diverso e inclusivo. Éste es un cambio trascendental en tres dimensiones.
La primera es la del talento: la necesidad de crear una cultura de trabajo colaborativa, preparada para errar mucho más que para tener éxito, para ser flexible en la incorporación de habilidades diferentes en el transcurso del proceso de "innovación" y preparada, especialmente, para exigir de cada uno una participación con apertura al trabajo colectivo, integrado, diverso e incierto.
Esto lleva a la segunda dimensión: la organización, que necesita innovar en sus procesos de conformación y formación de sus talentos. Una organización en la cual los aspectos demográficos, las actitudes y hasta la composición física han cambiado gracias a lo digital, donde los colaboradores y los espacios de trabajo son cada vez más relevantes, y donde el colaborador y su ecosistema tendrán las facultades de elegir el proyecto o la tarea basada en sus intereses y habilidades.
La tercera dimensión es la de la implementación del modelo de innovación abierta (descubrir, desarrollar, desplegar). Ésta es la parte más compleja y rica. Supone integrar, con la destreza de un director de orquesta, actores diversos y dispersos con un interés común y habilidades para innovar en un espacio que facilite la creatividad y la colaboración. Requiere crear una estructura de liderazgo que promueva, premie y establezca la innovación abierta como único modelo. Ser referente del ecosistema de innovación debería ser una aspiración de toda organización que se quiera diferenciar y atraer talento e ideas.
Arriesgar siempre fue la palabra clave. No se trata del riesgo asociado a lanzar un producto o servicio o de penetrar un nuevo mercado el que más debe movilizar a las organizaciones, sino el que implica tomar la decisión de participar y cocrear un ecosistema de innovación donde el centro sea el cliente, donde las soluciones no vengan sólo desde adentro, y donde el poder más que nunca sea colectivo y basado en el conocimiento que el ecosistema genere. Allí estará la clave del éxito y el repago de asumir el desafío de innovar.
Director ejecutivo, líder del área de soluciones digitales para Sudamérica hispana de Accenture