Ingresos: producir primero, distribuir después
Por Orlando Ferreres Especial para lanacion.com
- 4 minutos de lectura'
“«No sabes manejar los pasteles del Espejo- observó el Unicornio-. Repártelo primero, y córtalo después». Alicia, muy obediente, se levantó, hizo circular la bandeja, y el pastel se dividió por sí mismo en tres pedazos.« Ahora córtalo», dijo el León, cuando ella regresó a su lugar con la bandeja vacía”. Así dice este párrafo interesante de C. L. Dodgson, es decir, Lewis Carroll, en su libro A través del Espejo y lo que Alicia encontró allí (Ediciones de la Flor, 3ra edición, Buenos Aires, 2008), cuya primera versión inglesa se publicó en 1864.
Es necesario producir primero para distribuir después y no al revés, como si viviéramos del otro lado del espejo. Es algo obvio, pero muchos políticos y aun economistas no ven claramente la necesidad de producir primero y distribuir después; piensan al revés. En un programa de máster de una facultad ubicada en Buenos Aires, se señala que la economía es la ciencia de la distribución, sin mencionar la producción.
Muchos de los que hablan de la distribución se refieren -sin decirlo- al ingreso de los otros, esto es más simpático y verdaderamente mucho más fácil. El tema central es producir, lograr un crecimiento económico sólido, continuo, perdurable. Esta idea es relativamente nueva. Desde que Maddison muestra datos sobre la evolución de la economía mundial, es decir, desde el año 0 de Cristo, pasó mas de un milenio de estancamiento, o sea, casi hasta 1400 sin aumento de la generación anual de producción en Europa, y para el resto de los países, hasta 1850, aproximadamente.
En un mundo estancado, como fue el mundo antiguo y medieval, era bastante lógico que el tema central fuera la distribución, pues tenían que discutir cómo distribuir siempre el mismo pastel, ya que no conocían el crecimiento económico. Para lograrlo, hay que producir más, cada año más. Inclusive se han trastocado los conceptos económicos. Por ejemplo, en una encuesta efectuada en Francia hace ya varios años se preguntaba: ¿Para qué trabajamos? "Para ganar dinero" fueron mas del 95% de las respuestas. Luego se preguntaba: "¿Por qué el dinero permite comprar cosas?". El 95 % contestó que no sabía. En realidad, trabajamos para producir y el dinero es solo la forma de distribuir lo producido. No se puede aumentar la cantidad de bienes o servicios emitiendo dinero, eso es sólo inflación.
Tomemos un país hipotético donde hay dos personas, A y B. Cada una genera por 100. El PIB es 200 y la distribución es perfecta, 50% para cada uno. Ahora A logra un innovación muy importante (tipo Google), y genera por 200, el PIB ahora es 300, y A se lleva el 67 % y B el 33%, si bien B sigue ganando 100, la distribución del ingreso ha empeorado. Podría ocurrir que A incorpore a B en algún tiempo, y este pase a obtener 130 y A tenga 170, la distribución aún no es muy buena, pero lo importante es que los dos están mejor que antes del crecimiento.
En las cifras reales de un país no podemos hacer el análisis del ejemplo anterior, pero en la mayoría de los países que crecen, no por eso mejora la distribución del ingreso o el coeficiente Gini, pero todos los países desean fervientemente crecer, pues cada uno va mejorando su situación cuando hay crecimiento. Hay que ver si todos están mejor. Eso no quiere decir que no deba cuidarse la distribución y también la redistribución del ingreso para sectores más débiles, regulando, sin frenar, la actividad económica. Por cuidado, no podemos pretender una distribución populista del ingreso, pues en ese caso, podríamos frenar la innovación, la inversión y el crecimiento, y nos podríamos parecer a Alicia repartiendo los trozos de pastel del otro lado del espejo, antes de haberlos cortado.