“Ingresos extraordinarios”: Caputo apostará al crecimiento de la economía para cumplir con una promesa electoral
En 2024, el Estado contó con ingresos extraordinarios por 1,6% del PBI, que no se repetirán este año, como el impuesto PAIS, el blanqueo, la moratoria impositiva y el régimen de pago anticipado de Bienes Personales
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En los próximos días, el Ministerio de Economía anunciará que logró cerrar el año 2024 con un superávit financiero, una situación que no ocurría desde 2008. En apenas 12 meses, redujo el gasto en más de cuatro puntos del producto, algo impensado, según los analistas, sobre todo en un gobierno sin mayoría legislativa ni gobernadores o intendentes. Si bien ahora nadie duda que el Tesoro podrá mantener el superávit financiero, pese a ser un año electoral, el ministro Luis Caputo contará con 1,6% del PBI menos de ingresos, que corresponden a factores extraordinarios que ayudaron a aumentar la recaudación el año pasado.
Se trata del impuesto PAIS, que gravaba la compra de dólares y que dejó de estar vigente a finales de diciembre, y de los planes de regularización lanzados, como la formalización de activos externos (blanqueo), la moratoria impositiva y el régimen de pago anticipado de Bienes Personales.
Los cuatro factores extraordinarios representaron 7% del total de los ingresos recibidos en 2024. A este panorama hay que sumarle la baja de la inflación, que en el pasado también ayudó a mejorar las cuentas del Estado.
“La apuesta parece ser que buena parte sea compensada por la reforma de Ganancias de la cuarta categoría, aunque al ser coparticipado, implicará un alivio seguramente parcial para la Nación”, dijo la consultora Outlier. Se refiere al tributo que empezó a alcanzar a 550.000 contribuyentes adicionales a partir del segundo semestre del año pasado, cuando se redujo el mínimo no imponible. Desde 2025 está vigente durante todo el año.
“Está claro que, por el lado de los ingresos, con el sostenimiento del ancla fiscal en mente y para no exigir mayores recortes sobre un nivel de gasto primario que ya no ofrece tantas opciones sin reformas estructurales, difíciles de pasar durante un año electoral, será clave que la economía se recupere a un ritmo de 5% real anual, y/o que se activen los ingresos extraordinarios asociados al proceso de privatizaciones y concesiones”, dijo la consultora, en un informe.
En 2024, los únicos tributos que crecieron en términos reales con relación a 2023 fueron el que se aplica sobre la venta de combustibles (50%), que se actualizó después de tres años de congelamiento, el impuesto PAIS (30%), gracias al aumento de la alícuota, y los derechos de exportación (22%), por la recuperación del agro después de la sequía sufrida el año anterior. En total, el fisco recaudó el equivalente a 23,1% del PBI.
Para este año, el Gobierno espera que la mayor recaudación llegue a través del crecimiento de la economía, donde se espera una expansión del 5% del PBI, después de una caída en torno al 2,7% el año pasado. La recuperación de la actividad ayudará a mejorar los ingresos del fisco, aunque todavía hay algunos interrogantes vinculados a la caída de los precios internacionales de las commodities agrícolas, como dijo la consultora LCG.
“La desaparición del Impuesto PAIS (1,2% del PBI en 2024), la baja de alícuotas y el régimen especial significarán menores ingresos por Bienes Personales. A esto se suman precios internacionales a la baja que podrían afectar negativamente a los tributos vinculados a las exportaciones. En contraposición, la recuperación de la actividad empezaría a traccionar la recaudación vinculada al consumo, muy rezagada este año”, dice el informe de LCG.
El economista Nadin Argañaraz, del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), también destacó el impacto de la reducción del impuesto inflacionario, ya que para 2025 se espera que índice de precios al consumidor (IPC) caiga de 118%, el año pasado, a 26%. “El concepto de impuesto inflacionario no es otra cosa que la pérdida de poder adquisitivo del dinero líquido, que se encuentra en manos de los agentes económicos”, explicó.
“En 2017, el impuesto inflacionario sobre el dinero físico, las cuentas corrientes y las cajas de ahorro privadas, equivalía al 2,2% del PBI. En los años siguientes, la pérdida por mantener saldos monetarios aumentó de forma gradual y alcanzó el 4,8% del PBI en 2023. En 2024, se prevé que el impuesto inflacionario haya terminado en 4,7% del PBI, ligeramente inferior al registrado el año anterior. Para 2025, se proyecta una marcada caída del peso relativo del impuesto inflacionario, del orden de 2,7% del PBI, pudiendo finalizar el año en 2% del PBI. Este descenso interanual se explica principalmente por la significativa reducción esperada de la inflación”, dice el informe del Iaraf.
El año pasado, el superávit financiero del Estado finalizó en 0,3% del PBI, según cálculos de la consultora Invecq. El resultado fiscal, que surge de restarle el pago de intereses de la deuda, habría finalizado con un superávit de 1,9% del PBI, cuando en 2023 hubo un déficit de 2,9%. Es decir, que el Gobierno hizo un ajuste de casi cinco puntos del producto en solo un año.
Los mayores ahorros del Estado se dieron en obra pública, transferencias a las provincias, subsidios económicos (por aumentos de tarifas) y gasto en jubilaciones y pensiones, aunque el detalle final estará cuando el Ministerio de Economía publique los datos de diciembre.
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