Inflación y ajuste: como crear tu presupuesto de gastos sin quebrantar tu estabilidad financiera
La planificación de los gastos mensuales se convierte en un arma fundamental; aquel que no planifica se convierte en presa fácil para estos depredadores financieros
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En el complejo escenario económico que caracteriza a la Argentina, con una inflación desbordada y una dispersión de precios sin precedentes, los desafíos financieros se multiplican para los ciudadanos, en especial para los trabajadores asalariados cuyos ingresos no han seguido el mismo ritmo de aumentos que los costos de vida. La pérdida del poder adquisitivo se vuelve una realidad palpable, generando la necesidad imperiosa de replantear y optimizar los gastos diarios. Frente a este escenario, el ciudadano común se ve obligado a tomar medidas concretas para proteger su economía personal. En este contexto, la planificación minuciosa del presupuesto se convierte en un arma fundamental para sortear la inflación y la disparidad de precios. En nuestra columna de hoy, ofreceremos consejos prácticos y estratégicos para que cada ajuste en el presupuesto sea una decisión inteligente y menos gravosa, proporcionando herramientas valiosas para enfrentar los desafíos económicos actuales y futuros. ¡Comencemos!
1) Conocer los tres pasos básicos para el armado de un presupuesto de gastos mensual
Armar un presupuesto en estos tiempos donde los precios parecen ir al galope y la inflación está a la orden del día, no es cosa fácil. Pero tranquilo, no te vamos a complicar con términos financieros aburridos. ¡Vamos al grano!: i) Registro de Ingresos y Gastos: El primer paso es identificar todos los ingresos mensuales. Esto incluye salarios, ingresos adicionales, y cualquier otra fuente de dinero. Luego, deberás realizar lo mismo con los gastos. Para su armado, detallá todos tus gastos regulares e imprevistos. La clave aquí es ser exhaustivo: desde gastos fijos como alquiler o hipoteca hasta los pequeños desembolsos diarios. Utilizá extractos bancarios y recibos para tener una visión clara. ii) Categorización de Gastos: Dividí tus gastos en categorías claves, como alimentos, transporte, vivienda, servicios y entretenimiento. Esta segmentación te permite entender dónde se va la mayor parte de tu dinero. En el contexto actual, prestá especial atención a las categorías afectadas por la inflación y la disparidad de precios. iii) Establecimiento de Prioridades y Ajustes: Una vez que tenés una visión completa de tus ingresos y gastos categorizados por segmento, llegó el momento de establecer prioridades. Identificá gastos esenciales y aquellos en los que podés hacer ajustes, con especial hincapié en los llamados “gastos hormiga” (pequeños gastos cotidianos que solemos pasar por alto). En un contexto inflacionario, es crucial priorizar necesidades básicas y estar dispuesto a realizar ajustes significativos en áreas menos esenciales.
2) Darle dinamismo al presupuesto elaborado
Después de haber construido un presupuesto sólido siguiendo las pautas básicas, llega el momento crucial de transformarlo en un instrumento dinámico. La estabilidad financiera no se logra simplemente con un conjunto estático de números, sino con una herramienta que evolucione al ritmo de los constantes vaivenes económicos. En esta etapa, es esencial concebir tu presupuesto como algo vivo, capaz de ajustarse ágilmente a los cambios de precios que caracterizan nuestra economía. A continuación, exploraremos elementos clave que debes considerar para infundir dinamismo a tu presupuesto y enfrentar con destreza los desafíos financieros en constante evolución. i) “Anclar” precios en un registro para poder comparar con argumentos: Registrar los precios de ciertos productos es clave para tomar decisiones más informadas, especialmente ahora sin la herramienta de “Precios Cuidados” que, aunque tenía sus limitaciones, servía como referencia en medio de una gran diferencia de precios que puede resultar abrumadora. En este contexto, es esencial que armes una lista de productos y servicios que consideres fundamentales en tu vida diaria y anotes sus precios en fechas específicas. Este registro será tu GPS financiero, permitiéndote seguir la evolución real de los precios a lo largo del tiempo. Al hacer un seguimiento constante de estos precios, estarás mejor preparado para tomar decisiones financieras acertadas. Podrás identificar tendencias y ajustar tu presupuesto en consecuencia, comprando menos de los productos que hayan tenido aumentos significativos y priorizando aquellos que hayan sufrido incrementos menores. Este enfoque te dará la flexibilidad necesaria para adaptarte a cambios en el mercado y optimizar tus gastos de manera estratégica, contribuyendo así a una gestión más eficiente de tus recursos. ii) Descartá la noción de gastar de manera impulsiva: Para ello optá por tratar tu presupuesto semanal como un aliado estratégico. Establecé límites diarios precisos para tus compras que se vayan actualizando en función de los vaivenes de precios, evitando gastos innecesarios. En situaciones de aumento de precios, la flexibilidad en tus elecciones de compra se convierte en un recurso clave para mantener la estabilidad financiera.
3) Ajustá tu presupuesto aplicando la regla 50/30/20
Ahora que ya conoces cómo estructurar y actualizar tu presupuesto, es el momento propicio para emprender un análisis exhaustivo de tus gastos. Este análisis permitirá realizar ajustes necesarios, siguiendo la Regla 50/30/20, que se destaca por incorporar el ahorro que, aún en contextos tan desafiantes como los actuales, se vuelve indispensable. i) Regla 50: El 50% de tu presupuesto se debe destinar a los “gastos necesarios”, abarcando elementos vitales como vivienda, obra social, alimentación, impuestos relacionados con bienes esenciales y transporte. Es crucial evitar la confusión entre “gastos necesarios” y “deseables” para mantener una asignación realista y acorde con tu situación económica. ii) Regla 30: Asigná 30% de tus ingresos a los “gastos deseados”. Este segmento incluye indulgencias como compras no esenciales, salidas a cenar, entre otros. Aunque suene tentador, la realidad muestra que cuanto más estrictos seamos con la clasificación de “gastos necesarios”, menor será la disponibilidad para este ítem. iii) Regla 20: Destiná el 20% restante a las “obligaciones financieras”. Este componente abarca ahorro, previsión del retiro y el pago de deudas. Si no existen deudas, la totalidad de este 20% debe dirigirse al ahorro e inversión para construir un colchón financiero. En el caso de deudas pendientes, la prioridad es cancelarlas rápidamente para evitar intereses y gastos adicionales, permitiendo así la acumulación de recursos para el futuro. El cumplimiento de esta regla 50/30/20 proporciona una estructura efectiva para equilibrar tus necesidades, deseos y obligaciones financieras, promoviendo un manejo inteligente y sostenible de tu presupuesto.
Conclusión
Resulta innegable que, hoy en día y como están las cosas, la falta de planificación de los gastos mensuales podría equipararse a un suicidio financiero. En medio de una lucha constante por preservar la rentabilidad, donde algunos comerciantes aprovechan la inflación para aumentar su márgenes de ganancias, aquel que no planifica se convierte en presa fácil para estos depredadores financieros. Las herramientas que has adquirido hoy son como un escudo en esta guerra inflacionaria. Al menos, te brindan la capacidad de defenderte de manera sólida y efectiva. En un entorno donde la adaptabilidad del presupuesto es esencial, cuanto más tiempo dediques a ajustarlo a tus necesidades y características específicas, mejor te irá en esta jungla financiera. Te animo a continuar fortaleciendo tus conocimientos y habilidades financieras. La próxima semana seguimos explorando más contenido relacionado con tu economía doméstica e inversiones. ¡Será hasta entonces!
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