Inflación: se conoce el dato de octubre, que las consultoras estiman en torno al 10%
El Indec publicará este lunes el índice de precios al consumidor; la gestión Fernández-Kirchner es la que registra la mayor alza en el costo de vida acumulado desde el final la Convertibilidad
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La gestión de Alberto Fernández concluirá con una certeza: será la presidencia con mayor inflación desde el final la Convertibilidad. Distanciado de la primera línea de gestión de un gobierno que hace más de un año dejó las riendas en manos del ministro de Economía y candidato, Sergio Massa, el elegido por Cristina Kirchner para encabezar la fórmula presidencial en 2019 cerrará su mandato con más de 750% de inflación acumulada y distorsiones de precios que presionarán sobre los planes de la futura administración.
El dato de octubre del Indec, que se conocerá mañana, confirmará el nuevo piso, en torno de las dos cifras mensuales, en el que se ubicó el alza del costo de vida tras las PASO y la devaluación del tipo de cambio oficial que convalidó el Gobierno. Las consultoras privadas estimaron la inflación del mes pasado en alrededor del 10%, algo que se confirmó en el último dato oficial publicado. Se trata del IPC porteño publicado esta semana, que estimó un 9,4% en el mes, con subas del 9% en alimentos y del 10,1% en la inflación núcleo.
Hasta septiembre, la gestión Fernández-Kirchner acumula un 744% de inflación, según las mediciones del Indec desde diciembre de 2019 hasta el último dato disponible. Y, al cotejar esa variación con presidencias anteriores, los números dan cuenta de un fracaso sostenido en el manejo de esta variable en las últimas décadas, que cruza distintas administraciones.
En igual cantidad de meses transcurridos desde su llegada a la Casa Rosada, el gobierno de Cambiemos (Mauricio Macri) acumulaba 260% de inflación. Ese número, a su vez, es mayor al que marcó el alza del costo de vida durante las dos presidencias de Cristina Kirchner (116% y 172%, respectivamente), según las estimaciones del analista Salvador Vitelli, director de Research en Romano Group. Y este último punto incluye un asterisco: se consideró la variación del IPC de San Luis porque desde 2007 el Gobierno manipuló las estadísticas del Indec, justamente para intentar ocultar la aceleración inflacionaria consecuencia de la política macroeconómica.
Con una tendencia alcista en los últimos años, el ritmo de ajuste de los precios internos se incrementó fuertemente en los últimos meses, después de las primarias y el salto cambiario. Aun con el tipo de cambio fijo desde entonces en $350, acuerdos de precios en alimentos y otros rubros “pisados” o congelados (tarifas de servicios públicos, transporte, salud privada), la inflación se aceleró en distintas categorías y profundizó una silenciosa brecha que se esconde detrás del índice de precios al consumidor (IPC).
“Con la información que detalla el Indec mensualmente para el GBA, puede verse que casi 43% de la canasta relevada tuvo un aumento de precios por debajo del promedio en los últimos nueve meses frente a diciembre de 2022. Y eso en principio supone un atraso. Y dentro de esta canasta de bienes y servicios los más rezagados son alquileres, combustibles, aceites, prepagas, tabaco y transporte público”, dice Melisa Sala, economista jefa de LCG. “Para tener una idea de la magnitud del ajuste que demandará su corrección vale considerar que, de haber crecido en línea con el promedio, estos precios habrían sumado 13 puntos porcentuales más de inflación a la suba de 102% acumulada en la región del GBA en nueve meses de este año”, agrega Sala.
Si bien el promedio de inflación en esta administración supera el 700% acumulado desde diciembre de 2019, el rubro indumentaria (ropa y calzado) encabeza el listado de ajustes con casi 995%, seguido de restaurantes (914%) y alimentos (805%). En cambio, segmentos con fuerte intervención o regulación oficial, como Comunicaciones (368,3%), Vivienda y servicios públicos (415,8%), Educación (588,4%) o Transporte (628,2%) se ubican por debajo de la media y ponen en jaque una baja de la inflación a corto plazo. Es la “inflación reprimida”, como la definen técnicamente los economistas, cuya corrección se volverá indispensable en cualquier plan de estabilización que encare la próxima administración.
En este contexto de distorsiones acumuladas, la dinámica para noviembre no arroja perspectivas de una baja significativa ni elimina presiones al alza. De hecho, la medición semanal de precios ad-hoc que realiza y difunde el Ministerio de Economía se ubica por encima del 2,2% desde comienzos de octubre (fue 2,3% en la primera semana de noviembre). El acumulado de las cuatro semanas previas ascendió al 9,2%, crece con respecto al mes anterior y desbarata las afirmaciones del viceministro Gabriel Rubinstein, quien insiste en una “baja” de la inflación.
También desmienten estas proyecciones las mediciones semanales de consultoras como LCG, que realiza un monitoreo semanal online de 5000 productos del rubro alimentos y bebidas. Según esta firma, hubo aumentos del 3,4% y 2,1% en las últimas dos semanas, con un promedio que “continúa acelerándose” y alcanza el 9% acumulado en las últimas cuatro semanas.
“Para noviembre volvemos a esperar una aceleración de la inflación minorista. Después de las elecciones del 19 de noviembre deberían empezar a descongelarse algunos precios reprimidos hasta ahora, entre ellos el dólar oficial, las cuotas de medicina prepaga, combustibles y los incluidos dentro del programa Precios Justos”, plantea Sala, quien afirma que, aun sin una disparada de los dólares libres, la incertidumbre por el cambio de gobierno genera un piso de dos dígitos para este mes.
En esa línea coincide María Castiglioni, directora de C&T Asesores Económicos, que estimó para octubre un 9,6% de inflación y consideró que la proyección de la primera semana de noviembre estuvo por encima del 2,3%. “La inflación se venía acelerando desde la segunda y la tercera semana de octubre, y eso lo vemos también en noviembre. Hay precios que aumentan más a principios de mes, pero vemos que alimentos y bebidas están en punta, con la carne subiendo fuerte”, dijo la economista, quien también se refirió a las debilidades del plan de acuerdos de precios (Precios Justos) a los que apuesta el Gobierno: “Vemos cada vez más faltantes de muchos productos, que tuvieron un ajuste, pero lo que no hay es cantidad. Hay cada vez más escasez en las góndolas”.
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