Inflación: por qué estos bomberos no pueden apagar el incendio
Feletti llegó para bajar los precios, objetivo que su antecesora, Paula Español, ya no lograba; sin embargo, con herramientas similares, los índices mensuales empeoraron bajo la gestión del actual secretario de Comercio; el rol del Banco Central, en la mira de los analistas
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Cruel paradoja. Tras medio año en el cargo, el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, que llegó al Gobierno con la premisa de endurecerse ante las empresas y los supermercados para así bajar la inflación, tendrá este mes poco que celebrar. Según está previsto, el miércoles 13, un día después de cumplir medio año de gestión, el Indec le entregará un presente griego: el índice de precios al consumidor mensual más alto desde septiembre de 2019. Las consultoras económicas proyectan que en marzo pasado superó con creces el 5% y el propio Feletti anticipó que el dato “va a ser malo”.
Se trata del último mojón de un camino que, desde que llegó al puesto, no deja de empinarse. El secretario de Comercio había asumido el cargo para poner mano dura donde, presuntamente, había una mano que se había ido ablandando progresivamente, la de su antecesora Paula Español, lo que había permitido el recalentamiento de los precios. Todo en un contexto electoral que al Gobierno ya le era adverso y que intentó revertir con el “plan platita”. Para muchos analistas, ese es el origen de la actual espiralización inflacionaria.
Veamos qué sucedió: según el cálculo de C&T Asesores Económicos, en los últimos seis meses completos de Español en el cargo (abril-septiembre 2021), el índice de precios al consumidor (IPC Nacional) acumuló un alza de 21,3%; el rubro alimentos y bebidas no alcohólicas, del 20% y la canasta básica alimentaria, del 16,9%. Mientras que en los seis primeros meses de la gestión Feletti, el IPC acumuló 26,3%; los alimentos y bebidas no alcohólicas, 30,7% y la canasta básica alimentaria, 31,2%. Para hacer el cálculo, la consultora estimó una inflación de 5,4% en marzo. (Ver gráfico)
“Ni Paula Español ni Feletti pudieron controlar nada; no cambió nada y es esperable; los dos aplicaron recetas similares y no tuvieron mayor éxito. De todos modos, esto va más allá de lo que pueda hacer el secretario de Comercio Interior. El tema de la inflación no se resuelve ni se maneja desde esa dependencia. Hay algo que va más con la macro: la emisión y todo lo demás”, señala Camilo Tiscornia, director de C&T. “Los resultados de Feletti son peores que los de Español, pero no se los asignaría exclusivamente a él; esto también tiene que ver con el momento del mundo y lo que subieron los alimentos en el verano por el calor”, agrega el economista.
Feletti llegó aquel 12 de octubre de 2021 como el bombero que venía a apagar el incendio, aunque, al igual que en Fahrenheit 451, la novela de Ray Bradbury, los resultados muestran que en este caso el bombero no extinguió el fuego, sino que -ante la falta de herramientas apropiadas- le echó combustible. Pero los paralelismos terminan allí. No parece factible que Feletti pueda seguir el camino de Montag, que en sus días de trabajo, al tiempo que quemaba bibliotecas (a eso se dedicaban los bomberos en el futuro, según la novela), hurtaba libros que más tarde, al leerlos, abrían su mente a otras ideas, lo que finalmente lo llevó a renegar de su oficio y rebelarse contra la verdad establecida. El credo oficial del Gobierno es que la inflación es multicausal y al secretario se lo ve muy convencido en su tarea de “quemar” los libros de la ortodoxia económica, esa que afirma que el descalabro se explica solo por la emisión de dinero para cubrir el déficit del Estado.
El secretario de Comercio ha persistido en medidas casi idénticas a las que ponía en práctica sin éxito Paula Español esperando resultados distintos que por ahora no llegaron. Más Precios Cuidados, más amenazas de recurrir a la ley de abastecimiento, más controles, y la intención de reflotar herramientas que ya probaron su ineficacia, como la suba de retenciones o las patrullas municipales para vigilar si los comercios de barrio cumplen los acuerdos de precios. Ahora, la gran apuesta oficial es a un acuerdo de precios y salarios con empresas y sindicatos. La esperanza es que la inflación de marzo haya tocado el techo y a partir de abril empiece a descender.
Contador público, miembro fundador de la agrupación de economistas kirchneristas la Gran Makro, Feletti sabe que sus herramientas perdieron el filo. “Pensar que el secretario de Comercio pone cuatro canastas y resuelve la tendencia inflacionaria no es posible. Hay otros factores”, reconoció el mes pasado, refiriéndose a su intención de subir las retenciones al maíz, el trigo y el girasol para despegar los precios internos de los internacionales, idea en la que insiste pese no contar con el aval de su superior Matías Kulfas, el ministro de Desarrollo Productivo, ni tampoco del ministro de Economía, Martín Guzmán. A pesar de la imagen de dureza que transmite, Feletti comenta en privado que él solo interviene en la parte micro del problema, que no es el principal responsable en el Estado de contener los precios. “La inflación en primera instancia es un fenómeno macroeconómico multicausal, por lo cual requiere múltiples abordajes”, suele decir en sus apariciones públicas. Cerca del secretario aclaran que además pesan las cuestiones fiscales y monetarias, aunque no solo ellas, sino también el ordenamiento de precios relativos y el desacople de los precios locales de los alimentos respecto de los precios internacionales, cuestiones que atañen al Banco Central y a los Ministerios de Economía y de Agricultura. “La Secretaría opera sobre ese escenario macro”, explican, y prefieren mirar los números interanuales de octubre a la fecha en los que, salvo en febrero, los índices fueron menores que los de los mismos meses de 2021.
Los milagros no existen
“Uno no hace milagros”, se resignó esta semana. Y ciertamente no podrá hacerlos si quienes deberían estar sosteniendo la manguera junto a él para enfriar los precios, en este caso para cumplir con la tarea de los bomberos en el mundo extraliterario, no lo ayudan demasiado.
Uno es el presidente Alberto Fernández que, con su anuncio de que iba a anunciar días más tarde una “guerra contra la inflación”, provocó una respuesta de manual que no hizo más que empeorar las cosas: los rumores sobre cuáles podrían ser las medidas se tradujeron en fuertes aumentos en las góndolas, en especial en los alimentos, que luego Feletti ordenó retrotraer (al menos una parte de ellos) presionando a las empresas fabricantes. Este problema para manejar las expectativas ya había quedado expuesto hace dos años cuando el Gobierno anticipó la cuarentena algunos días antes de decretarla, haciendo que la gente se abalanzara sobre los supermercados para aprovisionarse ante un inminente encierro de duración incierta.
El otro bombero debería ser el presidente del Banco Central, Miguel Pesce. Es esta entidad la que en los países desarrollados y con economías ordenadas se encarga de liderar la lucha contra el alza de los precios. “La inflación es un problema monetario y el BCRA tiene que cumplir un rol central. Pareciera como que el Banco Central está para otras cosas y no está en el centro de la pelea”, resume el economista y exfuncionario Miguel Kiguel.
El 15 de diciembre de 2019, en una extensa entrevista con el diario Perfil, el titular del Central dijo que era posible pensar en una inflación de un dígito anual para fines de 2021 (el acumulado del año terminó en 50,9%). En el reportaje también fue cauteloso respecto de la emisión monetaria como recurso para financiar el gasto público. “Es un instrumento del cual no hay que abusar y que debe manejarse con muchísimo cuidado y en situaciones excepcionales”, había señalado. A juzgar por el punto desde donde partió, lo de Pesce se parece bastante a lo de Feletti. Es cierto: en el medio llegó una pandemia a la que, antes de ser superada, se le acopla ahora la guerra en Ucrania. Es un escenario que obliga a la “recalibración” de toda la economía, tal como expresaron el Gobierno y el FMI en el memorando del acuerdo.
Ante la consulta de LA NACION, cerca de Pesce remiten al último Informe de Política Monetaria: “Hacia delante, la combinación de las políticas monetaria, fiscal y de precios e ingresos apuntará a reducir de manera gradual y persistente los altos niveles de inflación. El BCRA conducirá su política monetaria y cambiaria administrando la liquidez, en un contexto de menor financiamiento del BCRA al Tesoro Nacional”. Entre las medidas concretas de los últimos meses está el aumento de la tasa de interés, aunque aún no alcanza para ganarle a la inflación.
Si se está convencido, a los manuales no es necesario quemarlos, basta con ignorarlos. Luego se verá si los resultados acompañan o no.
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