Industria. El plan de Alberto Fernández para el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea
El empresario Pedro Bergaglio, secretario de la Cámara Argentina del Sweater, fue uno de los encargados de remarcar semanas atrás las dudas que resuenan en la industria nacional sobre el acuerdo comercial sellado entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) durante el gobierno de Mauricio Macri, tras 20 años de infructuosos desencuentros entre los bloques.
"Los países centrales quieren exportar sus manufacturas y que nosotros exportemos soja. Ese modelo no va a permitir el desarrollo", criticó a mediados de febrero frente al ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y el secretario de Industria, Ariel Schale. Ese día hubo otras quejas empresarias en la Confederación General Empresaria de la República Argentina (Cgera). Una, por ejemplo, fue la del presidente de la Cámara Argentina de Industrias Ópticas y Afines (Cadoia), Norberto Fermani. "Ingresar productos a Europa es casi imposible por la cantidad de normas técnicas y medidas para arancelarias que tienen", dijo.
Pero ya un mes antes Kulfas y Schale habían comenzado una extensa ronda de encuentros con cámaras y empresas que servirá para darles la letra final a los legisladores que en el Congreso deberán votar por la aceptación o el rechazo del histórico acuerdo. No hay fecha propuesta para ese debate en el Parlamento argentino (ni apuro). Spoiler alert: al Gobierno no le gusta el acuerdo, pero enfrenta la presión brasileña para avanzar.
Kulfas y Schale ya escucharon, según supo LA NACION, a más de 56 cámaras, asociaciones y gremios y a 75 empresas, por lo menos. Entre las grandes entidades estuvieron la UIA, Copal (alimentos), Afarte (electrónica), Cessi (software), Cilfa (laboratorios nacionales), las textiles CAI y FITA, y las automotrices de Adefa. Las terminales estuvieron el viernes pasado con Alejandro Barrios, subsecretario de Política y Gestión Comercial. Es el mismo economista que formó parte del Indec de Guillermo Moreno.
"Nos consultaron por el acuerdo y les dijimos que nos interesa, pero tenemos que hacer las reformas para 2028, cuando arranca la desgravación, para tener chances de competir y exportar a la UE", contó un ejecutivo presente en esa cita. "Buscan apoyo del sector privado para darlo de baja, pero les preocupa que Brasil se corte solo", resumió el dilema el empresario.
Los encuentros continuarán este jueves en la Cancillería, que conduce Felipe Solá. Allí habrá un congreso por la misma contradicción que enfrenta el Gobierno. Hay más de 70 cámaras inscriptas. El que escuchará a los empresarios será el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Jorge Neme. "Nos juntaremos con mucho alcohol en gel", bromearon allí.
El miércoles pasado, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, recibió a Sergio Massa en el Planalto. El presidente de la Cámara de Diputados, según supo LA NACION, se quedó allí con la impresión de que la aceleración brasileña por la apertura comercial ya no es la misma. "Se dieron cuenta de que los franceses no van a aceptar el ingreso de los productos del agro, y eso afecta a Brasil y a la Argentina", contaron cerca del tigrense. "Por otra parte, la economía de Brasil no está arrancando como esperaban, y quizás ahora pongan más foco en la relación bilateral", se esperanzó el hombre que estuvo con Massa en ese país.
"Brasil sigue queriendo el acuerdo", ratificó un importante empresario argentino en ese país que se desempeña en la poderosa industria automotriz. "Pero después de todo lo que pasó con Macron entienden que es menos probable", agregó. En noviembre, tras los incendios en la Amazonia y luego de que Bolsonaro se burlara de la mujer de Macron diciendo que era "increíblemente fea", el presidente francés dijo que no era "favorable" a cerrar acuerdos comerciales con países que no respetaran el Acuerdo de París. El vínculo entre Macron y Bolsonaro es malo, pero el francés aprovechó la situación para empantanar un acuerdo por el que ya era criticado en su tierra, donde los campesinos se oponen a la integración.
Sin embargo, fuentes diplomáticas brasileñas indicaron a LA NACION que no encuentran aún motivos para dudar de que Bolsonaro no avanzará con decisión hacia la aprobación del acuerdo, lo que pondría en problemas a la Argentina, su principal socio comercial. Es probable que la nueva administración uruguaya y el gobierno de Paraguay también ratifiquen el acuerdo.
El proyecto del Gobierno incluye un acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) para la elaboración de un informe que recogerá información de los encuentros que los empresarios tengan con Kulfas, Schale y Neme. El encargado de redactar ese informe será Martín Abeles, nada más y nada menos que el marido de la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, y amigo de la facultad y de militancia del propio Kulfas. El documento pasará por Desarrollo Productivo, Cancillería, Jefatura de Gabinete y por el Presidente.
Alberto Fernández, que ya dijo que debería revisarse el acuerdo cuando se reunió con Macron en París, dará las puntadas finales del documento que terminará su recorrido en el Congreso y será la base para moldear las críticas del oficialismo al acuerdo cerrado en tiempos de Macri. "Ningún empresario tenía idea de lo que se había firmado", cuestionaron cerca de Kulfas, en Desarrollo Productivo.
Como señaló el Presidente en la apertura de las sesiones ordinarias en el Congreso, al momento de votar el acuerdo su péndulo oscilará entre la ética de las convicciones y la de la responsabilidad, entre la presión de Brasil por avanzar y la de Francia por retroceder; entre las reformas para ganar competitividad en la economía argentina y la presión de la corporación industrial para cerrar aun más el mercado en tiempos del proteccionista Donald Trump.
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