India, la tecnología y un reto de 1.200 millones de personas
La muy celebrada industria tecnológica de India encara una prueba de fuego a partir de esta semana: asignarle un número único de 12 dígitos a cada uno de sus 1.200 millones de habitantes.
El proyecto, que busca reunir huellas digitales y escaneos de iris de todos los residentes para almacenarlos en una enorme base de datos central de cédulas de identidad, es considerado como el esfuerzo tecnológico y logístico más complejo jamás emprendido por un país.
Para conquistar el desafío, India ha recurrido a los gurús de la tecnología de origen indio en todo el mundo, incluido el cofundador del servicio de fotos en Internet Snapfish y empleados de Google Inc., Yahoo Inc. e Intel Corp.
Los líderes indios esperan que el programa los ayude a solucionar problemas de desarrollo que han persistido a pesar del acelerado crecimiento económico. Afirman que las cédulas de identidad ayudarán a que el gasto social del gobierno llegue a las personas que lo necesitan y permitirán que cientos de millones de pobres accedan a servicios como los bancos por vez primera.
Algunos cuestionan si el proyecto tendrá un impacto tan grande como el que prometen sus partidarios, dado que el fraude de identidad es uno de los grandes problemas de desarrollo de India. Los defensores de las libertades civiles afirman que el gobierno recolecta demasiada información personal sin los recaudos suficientes. La tecnología requiere transferir grandes cantidades de datos entre el interior del país y una base de datos urbana, lo que lleva a algunos a cuestionar si el sistema sucumbirá a la desvencijada infraestructura de Internet de India.
El gobierno espera emitir los primeros 100 millones de números de identidad únicos para marzo y 600 millones dentro de los próximos cuatro años. Se trata de la oportunidad más reciente para que India muestre que puede sacar adelante un proyecto a gran escala luego de las críticas por el manejo de los Juegos de la Mancomunidad Británica que se celebrarán la semana próxima en Nueva Delhi, donde temas de infraestructura e higiene llevaron a algunos países a amenazar con retirarse.
Para liderar el programa, el primer ministro Manmohan Singh eligió a Nandan Nilekani, ex presidente ejecutivo de Infosys Technologies Ltd., la exitosa firma de servicios tecnológicos. Oriundo de Bangalore, el centro tecnológico de India, el multimillonario de 55 años intenta infundir algo de la eficiencia de Infosys a una desordenada burocracia.
Durante una de las primeras campañas de inscripción en Nagaram, un pueblo a unos 50 kilómetros de Hyderabad en el estado de Andhra Pradesh, decenas de personas ingresaban a una oficina gubernamental para registrar sus huellas digitales y sus iris con un escáner. Muchos postulantes, quienes iban desde campesinos que cultivan vegetales y arroz a corredores de bienes raíces y empleados de tiendas, nunca habían usado una computadora y mucho menos habían visto equipos biométricos.
India intenta incorporar la tecnología como una herramienta para mejorar su gestión desde hace dos décadas. El gobierno ha digitalizado archivos de propiedad de la tierra, creado portales web para sus agencias e informatizado los sistemas de declaración de impuestos. Pero el programa de identificación única, llamado "Aadhaar", o "fundación" en hindi, es el esfuerzo más grande y ambicioso. Muchos países tienen algún tipo de documento de identidad nacional y un puñado usa tecnología biométrica, pero ninguno se acerca a igualar lo que intenta India.
Nikelani comenzó a reclutar ejecutivos indios en la industria global de la tecnología a mediados de 2009. Una de las primeras incorporaciones fue la de Srikanth Nadhamuni, quien pasó 16 años como ingeniero tecnológico en empresas como Sun Microsystems e Intel.
En Silicon Valley se corrió el rumor de que Nikelani necesitaba ayuda. Unos meses después unos pocos más se sumaron en Bangalore. Todos trabajaban de forma gratuita, en un apartamento rentado.
El equipo ideó un plan para capturar una mezcla de información biométrica —fotos digitales, huellas digitales y escaneos de iris— y nombres, direcciones, géneros y fechas de nacimiento. El gobierno emitiría los números aleatorios de 12 dígitos por correo. Pasaportes, licencias de conducir, tarjetas de racionamiento y de cobertura médica del gobierno podrían tener los números impresos o incorporados de forma electrónica.
Pero aún quedaba un gran obstáculo: ¿cómo verificar que un número y una persona coinciden? Los minoristas, como bancos y empresas de telefonía celular podrían instalar lectores de huellas digitales y comparar los datos por Internet. Pero llevar lectores y acceso a Internet a las 500.000 ubicaciones a menudo remotas donde se distribuye la comida subsidiada sería costoso y poco práctico.
En noviembre de 2009, Nilekani le escribió a empresas de tecnología como Intel, Google, Oracle Corp. y Yahoo para solicitar el envío de ingenieros indios, ya sea como voluntarios o con permisos con goce de sueldo. Más de 20 personas se integraron al equipo.
El gobierno aprobó alrededor de US$670 millones para el proyecto hasta ahora y el costo total probablemente ascenderá a "varios miles de millones de dólares", sostiene Nilekani.
A comienzos de este año, el equipo de Bangalore se mudó a una oficina real en un parque tecnológico. Nilekani comenzó a promocionar los beneficios del proyecto por todo el país y se enfocó no sólo en la reducción del fraude, sino también en el potencial de incorporar al sistema financiero los alrededor de dos tercios de adultos indios que no tienen cuentas bancarias.
Salekula Anjaiah, un campesino de 44 años que gana US$40 al mes, espera que el uso de la cédula de identidad impida que la gente abuse del sistema de bienestar. "Entonces obtendré lo que me merezco, con toda seguridad".