Indec. La economía cayó 2,6% en 2018, y el último trimestre podría haber sido el piso
El año pasado había arrancado con estimaciones optimistas. Tanto el Gobierno como las consultoras privadas proyectaban que el país crecería alrededor de 3,2% del PBI. Pero la realidad fue otra. El campo sufrió una de las peores sequías de los últimos años, el contexto internacional se volvió más adverso y la Argentina, que acumulaba un déficit de cuenta corriente del 5% del PBI, quedó expuesta a una abrupta salida de capitales. El resultado fue una caída anual del producto del 2,6%, según informó hoy el Indec.
El dato se confirmó luego de que el ente estadístico diera a conocer el estimador mensual (EMAE) de diciembre, que cerró con una caída del 7%, lo que significa una leve mejora en relación al derrumbe de 7,5% de noviembre. De hecho, el dato desestacionalizado de diciembre marca un crecimiento del 0,7% respecto al mes anterior. Sin embargo, como lo indica su nombre, se trata de una estimación. El número final lo dará el PBI.
De esta manera, la caída del último mes del año fue mejor a la esperada por las consultoras privadas, aunque todavía falta ver el dato de enero y febrero para concluir que el último trimestre del año pasado pudo haber sido un piso.
"El dato de actividad de diciembre estuvo muy por encima de lo esperado en la serie con ajuste estacional e implicó una corrección positivo en los datos previos de noviembre. Con este dato provisorio, el tercer trimestre caería 1,8% contra el inmediato anterior. El arrastre estadístico de 2018 para 2019 rondaría -2,9%. Estimamos que la cosecha gruesa solo de impacto directo aportaría este año un 1,2% del PBI. Será difícil que el año no termine en negativo", dijo Gabriel Caamaño, de la consultora Ledesma, y anticipó los sectores que lideraran la reactiviación este año: "Agroindustria, construcción y algunas ramas de la industria, sobre todo las que están vinculadas con Brasil; las que están relacionados con el consumo interno estarán más retrasadas".
De los 15 sectores de la actividad que mide el Indec, todas sufrieron una contracción en diciembre salvo agricultura, ganadería, caza y silvicultura, que creció 4,7% –ayudado por la cosechas de trigo, maíz y girasol–; enseñanza, que se expandió un 1%, y servicios sociales y de salud, con un crecimiento de 0,4%.
En tanto, comercio mayorista, minorista y reparaciones cayó 15,7%; industria manufacturera, 14,2%; construcción,12,7%; electricidad, gas y agua, 6,8%; pesca, 4,8%; transporte y comunicaciones, 4,1%; hoteles y restaurantes, 3,5%; intermediación financiera, 3,4%; actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler, 2,1%; otras actividades de servicios comunitarios, sociales y personales, 1,9%; explotación de minas y canteras, 1,8%, y administración pública y defensa, 0,9%.
"El agro explica parte de la mejora del dato de diciembre, aunque todavía los sectores industria y comercio, que pesan más en el índice, siguen cayendo y no reactivan", indica Santiago Bulat, economista de la consultora Invecq. "También hubo una corrección de datos pasados, que mejoraron a partir de septiembre. Esto también impacta en el índice anual, que terminó con un mejor punto de partida del esperado para este año. Todavía falta esperar a enero para ver si la economía tocó un piso, pero nosotros estimamos que en 2019 el PBI se mantendrá en 0%. Un dato para destacar es la caída de los servicios de electricidad, que cayó por la baja demanda industrial y residencial", agregó.
Federico Furiase, economista de la consultora EcoGo, señaló: "Es un buen dato la suba desestacionalizada del EMAE de diciembre. Complica la combinación de apretón monetario e inflación alta por la suba de tarifas y la inercia de las paritarias".
En el Ministerio de Hacienda indican que "de confirmarse estos datos preliminares, el crecimiento de la actividad en diciembre indicaría que la recesión habría tocado su piso en noviembre y que a partir de diciembre la economía ya se encontraría en fase de recuperación".
"Algunos indicadores de actividad de enero confirman esto, incluyendo índices privados y datos oficiales de despachos de cemento, producción de autos, molienda de soja, demanda de electricidad y producción de acero, que crecieron en términos desestacionalizados en enero", agregaron.
El año 2018 había tenido un muy buen comienzo –la economía creció 3,5% en el primer trimestre–, pero a fines de abril se produjo la primera corrida cambiaria, que provocó una mega devaluación de la moneda y la consecuente aceleración de la inflación. Esto a su vez provocó incertidumbre económica y una pérdida del poder adquisitivo, que impactó en la caída del consumo. Para tratar de contener la situación, el Banco Central subió aún más las tasas de interés, lo que terminó de enfriar la actividad económica.
El Gobierno, a su vez, acudió al Fondo Monetario Internacional ( FMI) para solicitar un préstamo, que trajo aparejado una fuerte caída del gasto público. Con menos fondos para invertir, la obra pública se derrumbó y la construcción, uno de los sectores que habían impulsado el crecimiento en 2017, se frenó completamente.
De esta manera, los tres factores que habían sido el motor de la economía en el segundo año de gobierno de la actual administración –el campo, los créditos hipotecarios y la construcción– se frenaron completamente por la sequía y la situación macroeconómica.
"Desde el año 2011, la Argentina acumula una contracción económica de 0,12%, mientras que los países del mundo han aumentado 27,6% el tamaño promedio de sus economías. El país tiene cada vez menos peso específico económico en el contexto mundial, lo que nos vuelve más pobres en términos relativos. La economía argentina, en 1980, representaba el 1,34% del producto mundial, en 2018 esa participación ha caído a 0,68%. Para lograr volver a ese nivel de participación, el PBI argentino debería ser el doble del actual", analiza Bruno Panighel, economista investigador del Iaraf.
"En 2018, el crecimiento mundial promedió el 3,7%. Las economías avanzadas crecieron un 2,4%, mientras que el conjunto de emergentes, impulsados por China e India, un 4,7%. Para retomar un sendero de crecimiento sostenido, es condición necesaria que la Argentina equilibre sus cuentas fiscales. La sustentabilidad de las cuentas públicas es indispensable para tener una economía ordenada y previsible, que promueva la inversión y permita la toma de decisiones en el mediano plazo", agregó.
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