Incertidumbre y volatilidad posPASO, en un país con recesión y alta inflación
La devaluación y la búsqueda de dolarización de las carteras marcó los días posteriores a las elecciones primarias; qué factores influyen en las expectativas
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Los años electorales en la Argentina son particularmente de alta volatilidad. Ante la incertidumbre que generan los procesos de elecciones, la dolarización de portafolios se profundiza en la búsqueda de cobertura. El actual 2023 claramente no es la excepción, dados los efectos negativos de la sequía y el deterioro de la confianza en el Gobierno.
Los actuales intentos de dolarización de inversiones se dan en un marco de escasez de divisas. La fenomenal sequía que enfrentó el país impactó en las exportaciones, el saldo comercial y, obviamente, en la oferta de dólares en el mercado de cambios. La mayor demanda de divisas con una oferta insuficiente se traduce en pérdidas de reservas del Banco Central, aceleración de la tasa de depreciación del tipo de cambio oficial, restricciones al acceso de dólares, ampliación de la brecha cambiaria y aceleración de precios.
No se puede dejar de mencionar la falta de previsibilidad. Si bien hoy se sufren los impactos de la sequía, poco se menciona respecto de la ganancia extraordinaria de las dos campañas anteriores, en las cuales el país se vio beneficiado por el incremento extraordinario en los precios de sus productos de exportación. Como es costumbre, el Estado no atinó a reservar alguna parte de esa renta extraordinaria a un resguardo para enfrentar cualquier eventualidad.
La cosecha más baja impacta también en la actividad económica. Si bien el sector agropecuario pondera menos de un 10% en el conjunto de bienes y servicios producidos en el país, los menores volúmenes de cosecha impactan en otros sectores, como el transporte y la industria, lo cual resiente algo más el nivel de actividad.
Sin embargo, el mayor impacto viene dado por los efectos secundarios que tiene el agro en los principales sectores de la economía. Un campo seco afecta al sector de la construcción, a la venta de automotores y al comercio en general, entre otros segmentos. A eso se le debe agregar el impacto en actividad que tiene la decisión del Gobierno de retacear divisas para el pago de importaciones, ante la falta de reservas.
“Hoy se sufre el efecto de la sequía, pero antes hubo campañas con buenas ganancias y, como es costumbre, el Estado no atinó a reservar algo”
En este escenario de faltante de divisas, pero fundamentalmente de crisis de confianza, el Gobierno intenta por todos los medios obtener financiamiento externo. En su derrotero intentando eludir la restricción externa, cualquier fuente de divisas es bienvenida, ya sea de China, de los BRIC, de Qatar, e incluso del Fondo Monetario Internacional (FMI). En todos los casos, y dado el historial de la Argentina, el logro de este financiamiento se vio limitado y supeditado a que se cumplan ciertos requerimientos.
En este escenario de recesión económica con aceleración de la tasa de inflación y con una continua depreciación del peso en los innumerables mercados de cambio, se llevaron a cabo el pasado fin de semana las PASO.
Las elecciones arrojaron un resultado que, a priori, permitiría pensar que cualquiera de los tres candidatos más votados tienen posibilidades ciertas de ser el próximo presidente de la Nación. Si bien habría claros ganadores y perdedores respecto de las expectativas previas a las elecciones, el resultado final es que el electorado se dividió en tercios, lo que a su vez hace pensar que resultaría muy difícil que la contienda electoral se fuera a resolver en la primera vuelta electoral de octubre.
En la jornada del lunes se mezclaron en el mercado algunas decisiones de política económica con las dudas de inversionistas. En el comienzo de la ronda, el Banco Central dispuso una fuerte depreciación de tipo de cambio oficial, incrementado el valor del dólar en casi un 20%, a la vez que anunció una fuerte suba de tasas de interés, en sus intentos por estimular la demanda de pesos.
“Pareciera que los recursos naturales nos brindarán una nueva oportunidad en 2024, y eso se reflejaría en una mejora de las cuentas externas”
Ambas medidas parecerían responder a condicionalidades asumidas con el Fondo Monetario, en pos de lograr la aprobación, por parte del directorio del organismo, de la revisión de metas y el consecuente desembolso de casi 7500 millones de dólares. Por otro lado, la depreciación del peso en los diferentes mercados financieros de cambios respondería a la incertidumbre provocada por el resultado de las PASO, la cual se traduce en nuevos intentos por dolarizar portafolios.
La baja del precio de la deuda soberana y de las acciones quizás resultaron el dato más sorpresivo. Aunque al final de la jornada el precio de estos activos recortó sus pérdidas, a lo largo del día llegaron a cotizar con bajas de hasta 15% respecto de los valores de cierre del viernes anterior. Si bien la incertidumbre se paga con un mayor rendimiento requerido por los inversores –algo que impacta en los precios–, el valor de la deuda antes de las PASO incorporaba en su valuación una nueva reestructuración, la cual, por lo menos, no fue explicitada por ninguno de los tres candidatos principales para ejercer la presidencia. Si bien la deuda argentina hoy no presenta riesgos, una situación macroeconómica descontrolada podría afectar en el corto plazo los ratios de solvencia y liquidez.
Es esperable que el ajuste cambiario pase rápidamente a precios. Si bien tiende a pensarse que los precios de los bienes comercializables incorporan la cotización del tipo de cambio financiero en sus valuaciones, esto no es completamente correcto. La inmensa mayoría de las importaciones del país se realiza al tipo de cambio oficial, y al entrar estos sectores en acuerdos de precios con el Gobierno, su cotización en pesos no difiere en demasía. Ahora bien, en la medida que se suman eslabones en la cadena de comercialización, se comienza a incorporar la brecha cambiaria en los precios. De este modo, el ajuste del tipo de cambio oficial impacta inmediatamente en los precios de los bienes importados, y lo que vaya a pasar con los valores en el resto de la cadena, dependerá de las expectativas de la evolución futura de la economía.
“La clave estará en lograr la confianza que permita que se hagan las reformas estructurales necesarias para que la Argentina pueda salir de más de una década de estancamiento”
La dificultad para ajustar precios relativos significa un gran riesgo. El ajuste del tipo de cambio implica una mejora en los precios relativos de los bienes comercializables internacionalmente, respecto de los que no son transables. Sin embargo, en los intentos por evitar pagar el ajuste, estos últimos intentan recomponer sus ingresos al nuevo tipo de cambio. En la medida en que estos últimos logren recomponer sus ingresos, la tasa de inflación irá aumentando, a la vez que el buscado cambio de precios relativos es algo que se termina perdiendo.
El ancla del tipo de cambio nominal resulta clave en las próximas semanas. Si bien el pasaje a precios del ajuste cambiario de esta semana parece que estuviera ocurriendo de manera muy veloz, lo que vaya a pasar con la inflación los próximos meses dependerá de lo que ocurra en el mercado oficial de cambios. Para mantener el tipo de cambio bajo control, es fundamental el desembolso de los 7500 millones de dólares por parte del Fondo en el transcurso de esta semana, pero mas importante aún es cuánto de este desembolso se podrá utilizar para intervenir en el mercado de cambios, y cuál será la política de intervención.
Si bien los próximos meses lucen muy inciertos y volátiles, pareciera que la naturaleza y los recursos propios del país nos brindarán una nueva oportunidad el próximo año. Eso se reflejaría en la mejora de las cuentas externas, en los niveles de actividad económica y en la recaudación.
Ahora bien, la clave estará en lograr la confianza que permita apalancarse en este contexto, para realizar las reformas estructurales que demanda la economía argentina y poder salir, así, de más de una década de estancamiento. De no avanzarse en esta línea y de no lograrse el inicio de un círculo virtuoso, el deterioro secular continuará con su dinámica.
El autor es economista jefe en BlackTORO Global Investments
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