Impactante: a cuánto se iría el precio del dólar ante una eventual dolarización en la Argentina
Así se desprende de un análisis realizado por el Centro de Estudios de la Nueva Economía de la Universidad de Belgrano
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La sugerencia de dolarizar la economía levantó polémica cuando fue promovida semanas atrás por un legislador de Juntos por el Cambio, en un contexto de inflación creciente y devaluación del peso. No obstante, la propuesta agudizó las diferencias en la política y la economía cuando la mencionó Javier Milei. A esas voces, se sumó también esta semana Sergio “Kun” Aguero.
De acuerdo con un estudio reciente del Centro de Estudios de la Nueva Economía de la Universidad de Belgrano, una dolarización oficial generaría consecuencias negativas. En el último informe de coyuntura de ese instituto, se analiza la propuesta presentada en el Congreso por el diputado radical, Alejandro Cacace, que busca adoptar a la divisa estadounidense como moneda de curso legal.
El espacio de la UB, dirigido por el economista Víctor Veker, aclara inicialmente, que para llevar adelante la dolarización oficial el Banco Central debería “retirar todos los pesos en circulación y canjearlos por dólares de sus reservas”. Ahí, aparece el meollo de la cuestión.
El Centro de Estudios de la Nueva Economía indica que la base monetaria actual -la cantidad de pesos en la calle- es de alrededor de los 3,7 billones de pesos. A eso se suma las reservas de libre disponibilidad, estimadas en torno en los 6000 millones de dólares. Por tanto, remarca la entidad, “el canje debería efectuarse a cerca de 620 pesos por dólar”. Y especifica: “Quien cobra hoy un sueldo de 100.000 pesos pasaría a percibir 160 dólares″.
Al analizar otra posibilidad, el Centro sostiene que, por caso, “si se quisiera realizar el canje a razón de 200 pesos por dólar, se requeriría contar con 18.000 millones de dólares de reservas”. De tal modo, el país debería, “obtener un préstamo externo de 12.000 millones de dólares con destino a esta operación”.
Consecuencias
Entre las consecuencias de la dolarización, el Centro de la UB advierte que el Estado solo podría financiar un eventual déficit a través de la emisión de “títulos en dólares”. En el nuevo esquema, el Banco Central no tendría la posibilidad de emitir pesos y, claro está, tampoco de dólares. “Por lo tanto, el nivel del gasto público estaría condicionado a la capacidad de endeudamiento del fisco”, indicaron.
Por otro lado, habría aspectos a considerar respecto de los precios. Una vez que se produzca el ajuste a la paridad elegida para el canje (de dólares a pesos), la tasa de inflación para los bienes transables, aquellos bienes que se consumen dentro del país, pero que también se importan o exportan, “convergería con la de Estados Unidos”, señala el trabajo.
La cuestión, aparece, sin embargo, con los bienes no transables, aquellos que se consumen dentro del país, pero que no se pueden importar o exportar. Este tipo de bienes podrían no seguir la convergencia de la inflación que tenga lugar en Estados Unidos. “Un peluquero en Buenos Aires puede aumentar el precio del corte de pelo sin temor a que sus clientes opten por un colega de Brooklyn que cobre más barato”, se ejemplifica en el estudio.
“Por consiguiente, la inflación local podría ser significativamente mayor a la de Estados Unidos, en la medida en que haya un cambio de precios relativos a favor de los bienes no transables, tal como ocurrió durante la Convertibilidad”, en el gobierno de Carlos Menem, se explaya el documento.
Según el análisis del Centro, el consecuente aumento de los insumos no transables “podría erosionar la competitividad” de las exportaciones argentinas. Al mismo tiempo, ante la falta de un aumento de la oferta monetaria de dólares -que ahora pasaría a depender de la Reserva Federal de Estados Unidos- “el aumento de precios internos podría ir acompañado de una caída en el nivel de actividad”.
Aun así, se señala como aspecto positivo que la tasa de interés “bajará significativamente al desaparecer el riesgo de devaluación”. No obstante, subrayan, que “no desaparecerá el riego país”. “El diferencial entre la tasa local y la internacional se irá achicando, en la medida que el ingreso de capitales incremente la oferta local de fondos, pero no se eliminará”, explican.
La desaparición del rol del Banco Central como prestamista de última instancia, al no tener injerencia en la emisión de moneda, colocaría al país en una situación difícil en caso de una crisis económica. En caso de asistencia, resaltan, ese papel “solo podría ser cumplido por el FMI o la Reserva Federal”.
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