El exministro de Economía ponderó que el Gobierno realizó un severo ajuste fiscal a costa de variables que en los próximos meses podrían volverse un problema
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El exministro de Economía Hernán Lacunza fue entrevistado por Luis Novaresio en el ciclo +Entrevista de LN+ y explicó sus argumentos sobre por qué no cree que ocurra un rebote económico tan pronunciado como vaticinó el presidente Javier Milei en diferentes entrevistas. El economista, con pasado en el gabinete de la provincia de Buenos Aires, planteó que en lugar de una “V” podría haber una “U” asimétrica. En tanto, advirtió sobre la necesidad de evitar una “L”, es decir, una recesión económica aguda y prolongada en el tiempo.
“El rebote en ‘V’ no va a suceder”, analizó Lacunza. “Lo que vivimos es más una crisis de insuficiencia de demanda. Estas son más parsimoniosas, más con forma de “U” asimétrica, como la de marca de ropa deportiva, que cae mucho y después rebota de a poquito”, indicó y siguió: “El rebote en ‘V’ se da en crisis de oferta como ocurrió con la pandemia, en donde cerrás comercios y fábricas, y después abrís pero con toda la capacidad instalada y los ingresos que se mantuvieron”.
En ese sentido, el economista advirtió sobre el peligro que significa que la economía no se recupere. “El riesgo a evitar es que sea una ‘L’, una caída. Y todavía no se ve el piso. Según los números disponibles de marzo y preliminares de abril, marzo fue inclusive peor que febrero, por lo que no hay tal cosa como un rebote todavía. Caen muchos sectores a dos dígitos”, evaluó.
Asimismo, Lacunza estimó que las medidas económicas de la anterior administración habían dejado al país en rumbo a una hiperinflación y un posible corralito, pero que mucho de la herencia que el Gobierno asegura haber recibido tiene cierta “ficción”. Además, opinó que ese relato fue parte del método que eligió Javier Milei para intentar controlar la inflación, sumado al “ajuste fiscal severo, la no convalidación con emisión monetaria y el incipiente atraso cambiario”.
“Se necesita que baje la inflación, que es el objetivo de primer orden y casi excluyente que tiene el Gobierno, el cual es sano y bueno porque la inflación mata, pero hay que tener en cuenta que la economía es un sistema, y que si te concentrás en un solo objetivo, entonces desatendés los otros”, dijo y agregó: “La recesión es muy aguda, y el riesgo es que se consiga una inflación baja, pero a costa de un atraso cambiario incipiente y manejable, por ahora, pero peligroso dentro de cinco meses, y menos manejable, con una economía que no se termina recuperando. En ese entonces, el activo político de que la calle lo banca se puede empezar a erosionar”.
En la misma línea, Lacunza se expidió sobre los dichos de Cristina Kirchner en Quilmes, desde donde desacreditó que el Gobierno hubiera alcanzado un superávit fiscal como anunció Milei en cadena nacional. Si bien no dio un veredicto sobre si hay o no superávit, analizó las variables que tuvo en cuenta el Ejecutivo para afirmar que sí, pero remarcó que no se consideró una muy importante: los pagos a las proveedoras de energía.
“Más allá de las chicanas políticas de Cristina, y a pesar que se enoja el Presidente, se habla de calculadora o motosierra, donde el 30% es motosierra, o sea ajuste en el gasto permanente como la obra pública y el corte a las transferencias a las provincias. Después hay un 60% de licuadora porque no corrijo por inflación gastos importantes como salarios públicos y jubilaciones”, indicó.
“En lo primero que puedo recortar es en no arreglar el baño, puedo vivir con eso, pero no se puede vivir sin mandarle dinero a mi suegra o a mi hija. Bajó la calidad de vida”, aseguró y marcó el tercer componente que comprende el último 10% del ajuste, al cual denominó freezer, pero que no se tuvo en cuenta para hablar de superávit: “No se pagó el subsidio de Cammesa en el primer trimestre. Ese dato no se contabilizó. Si contabiliza, no tenés superávit, tenés un pequeño déficit”.
Pese a ello, indicó que “lo importante acá es si es sostenible”. Se preguntó si será “permanente o transitorio”. “El Gobierno ya empezó a advertir que el ahorro del primer trimestre no se va a extender porque tiene que pagar la luz. Pero lo importante es el cambio de sesgo o rumbo en la política. Esto que se hacía de que puedo gastar todo y después vemos no funciona. La gente queda afuera cuando las cuentas no cierran”, argumentó.
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