Hermanos. Cosechan viñedos antiguos e hicieron de su tradición un negocio
Para los Celasso, hacer vinos no es un trabajo, sino un estilo de vida. La historia con los viñedos de estos tres hermanos mendocinos arranca más allá de sus propias vidas, cuando sus parientes, inmigrantes italianos, llegaron en el siglo XIX y se instalaron al pie de la Cordillera de Los Andes, en la zona de Luján de Cuyo , distrito Vistalba, en Mendoza .
"Tenemos los viñedos más antiguos de Mendoza, plantados en 1912, en el mismo año que se hundió el Titanic", dice Martín a LA NACION, de 38 años, ingeniero agrónomo y enólogo de la Bodega Viamonte.
El resto del equipo está conformado por Andrea, de 42 años, y Nicolás, de 37 años, encargado de manejar las exportaciones.
Para Martín, los vínculos desde chico con las uvas "te marcan fuerte y naturalmente uno se dedica a esto. De chico, antes de empezar el colegio, durante la recolección de la uva, mi padre nos ponía a entregar una ficha de aluminio a cada cosechador cada vez que este depositaba un tacho de uvas en el camión", recuerda.
Luego de concluir sus estudios, los hermanos varones partieron rumbo a Estados Unidos a capacitarce en distintas bodegas en el corazón de la región vitivinícola del Valle de Napa, en California . Cuando se sintieron preparados para lanzarse en un proyecto propio regresaron al país e invitaron a Andrea a formar parte del equipo. Hoy, Bodega Viamonte es la cuarta de la familia.
Con un terroir privilegiado para el Malbec, las 140 hectáreas cuentan con 10 variedades tintas y cuatro blancas, de las producen 400 mil botellas al año. El 60 % de la producción va al mercado interno y el resto lo exportan a China , Japón , República Dominicana, Brasil, Perú, Colombia y Estados Unidos (principal mercado).
Después de más de 100 vendimias en el haber, el enólogo rescata que sus viñedos son de alta calidad. "Al ser solo tres responsables en el grupo, somos nosotros los que estamos presentes en todos los eslabones de la cadena productiva, detrás de cada botella para asegurar la calidad", explica.
Sus productos apuntan a un público enófilo. "Hoy el consumidor busca vinos amables, elegantes y fáciles de tomar, donde haya un equilibrio entre la madera y la fruta", afirma.
Sin embargo, a pesar de ser vinos diferenciados, que no pertenecen a las llamadas "marcas comerciales", deben ser competitivos en el mercado: los valores de cada botella rondan entre 300 pesos a 1500 pesos.
Rodeado por el Cordón del Plata, un cerro icónico de Mendoza y por la Cordillera, los hermanos decidieron darle una vuelta más al negocio y sumarse a la tendencia turística de la zona: ofrecer una opción de hospedaje a quienes visitan la bodega. en mayo del año pasado, nos sorprendimos de gran arranque una respuesta muy rápidofue fructuoso, la devaluacion ayudó, : "Es tan impactante la vista que te atrapa. Cuando amanece y con el correr de las horas comienza un sinfín de colores que pintan un paisaje fantástico, solo en enero visitaron más de mil personas", cuenta Andrea, encargada del proyecto de hospitality. apertura de un restaurante pronto a partir de abril
El futuro está a la vista y los Celasso lo palpan: es poner el pie en el mercado asiático, para esto participan de todas las ferias internacionales que pueden.
Es domingo y como todos los fines de semana, de tiempo inmemorial, la familia se junta en la finca. Martín siente que la historia se repite cuando ve a sus hijos corretear y esconderse por entre los viñedos. "Cuando éramos niños, con mis hermanos jugábamos a las guerras de cascotes entre las hileras de viñedos", recuerda entre sonrisas.
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