Hay un 25% menos de puestos en el servicio doméstico que antes de la pandemia
Según estimaciones hechas sobre la base de la encuesta de hogares del Indec, en los principales centros urbanos la recuperación del empleo fue parcial; hubo caída tanto en el segmento formal como en el informal; qué beneficios están vigentes por regularizar las relaciones laborales
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Alcanzado en teoría por las regulaciones que intentaron prohibir las desvinculaciones laborales durante la pandemia, pero caracterizado en la práctica por una altísima informalidad, el empleo en tareas de servicio doméstico no logra alcanzar, al menos hasta fines de 2021, la cantidad de puestos que había antes de la irrupción del Covid-19. Por el contrario, un análisis hecho sobre la base de los datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec indica que el año pasado cerró con un 4,2% menos de personas ocupadas en esta actividad respecto de un año atrás y, con 25,2% menos que a fines de 2019.
Si se observan solo los números correspondientes a los empleos registrados, el saldo resulta también negativo: en enero de este año, último dato disponible en el cuadro de la estadística publicada por el Ministerio de Trabajo, había un 1,5% y un 6,6% menos de personal de casas particulares con aportes al sistema previsional, en comparación con ese mismo mes de 2021 y de 2020, respectivamente.
Las cifras de la EPH, que abarcan al empleo tanto formal como informal, revelan que en el cuarto trimestre de 2021 trabajaba en servicio doméstico el 5,5% del total de personas ocupadas en los 31 principales centros urbanos del país, que son los considerados en la encuesta; eso permite estimar que había (en esas áreas geográficas) 695.420 puestos. A fines de 2019, en el último trimestre completo previo a la cuarentena (que se inició el 20 de marzo de 2020), la participación de este segmento era de 7,6%, un índice similar a los de los cuartos trimestres de 2018 y 2017. Hacia fines de 2019 había unos 930.240 puestos de trabajo en casas particulares, 234.820 más que en el período más reciente del que se tienen datos (cuarto trimestre del año pasado). Entre fines de 2020 y 2021, en tanto, se registró una reducción de casi 30.600 puestos. Y en ese período siguió cayendo la participación de esta actividad en el empleo total: pasó de 6,3% a 5,5%.
En cuanto a las ocupaciones registradas, según datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), hubo en enero de este año 7321 personas ocupadas menos que un año atrás y 33.005 menos que en el primer mes de 2020. Según la cifra más reciente, son 467.374 los puestos en la actividad por los cuales se pagan aportes y contribuciones a la seguridad social.
El impacto que tuvo en esta actividad la cuarentena con su prohibición de ejercer las tareas, fue de tal magnitud que en el segundo trimestre de 2020 la cantidad de puestos relevados por la EPH había caído un 38% interanual, mientras que en el conjunto de trabajadores la disminución había alcanzado el 21%. Las relaciones laborales vinculadas al servicio doméstico, según se aclaró en su momento, estuvieron alcanzadas por las regulaciones tales como la prohibición de despidos y la obligación de pagar los sueldos y los aportes y contribuciones durante los períodos en los que no pudieron realizarse las tareas.
Sin embargo, la alta informalidad y la reducción o directamente la falta de ingresos en algunas familias empleadoras por las propias restricciones de la cuarentena, fueron factores que llevaron a que el comportamiento del mercado laboral en este segmento estuviera lejos de los efectos esperados de las normativas. Cuando el Indec relevó a los hogares, a quienes dijeron estar sin ocupación en la cuarentena se les preguntó si, de todas maneras, cobraban su ingreso. Quienes fueron consideradas por la estadística como desocupadas son las personas que a esa pregunta respondieron que no.
Tras analizar lo ocurrido en 2020, algunos analistas ya habían advertido que la recuperación de puestos a mediano plazo podría ser solo parcial, dada una combinación de factores. Las dificultades de muchos hogares para recuperar sus niveles de ingresos (mucho más en los últimos meses, por el contexto de una inflación creciente), la nueva organización familiar surgida a partir de vivir la cuarentena, y la continuidad que en algunos casos se le dio a la práctica del teletrabajo, son algunos elementos que explicarían la tendencia.
Mientras tanto, hay dos mecanismos vigentes que buscan incentivar las contrataciones en blanco: por un lado, hasta el 30 de junio próximo está abierta la inscripción para el Programa Registradas, por el cual el Estado se hace cargo del 30% o el 50% de los salarios durante 6 meses, en el caso de nuevas contrataciones para hacer trabajos por al menos 12 horas semanales, por parte de hogares en los cuales los ingresos mensuales no superen determinados niveles. Por el otro lado, sigue vigente la posibilidad de deducir de Ganancias un monto por pago de salarios y contribuciones, con un límite anual que, por 2022, es de $252.564,84.
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