“Hay tres síntomas”: el diagnóstico de Martín Redrado y Marina Dal Poggetto sobre la crisis de la economía y los riesgos
Los economistas analizaron las variables claves y advirtieron sobre el bajo nivel de reservas en el Banco Central; los pilares de un plan de estabilización y por qué no hay “condiciones objetivas” para “un choque”
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Reservas. Inflación. Brecha cambiaria. Distorsión de precios relativos. Incentivos descoordinados desde la política. Esas son algunas de las claves que definen la agenda de problemas urgentes de la Argentina, según la visión de los economistas Marina Dal Poggetto y Martín Redrado, quienes advirtieron sobre los riesgos de “corto plazo” y definieron los pilares de un plan de estabilización.
“Hay tres síntomas. Uno es la inflación, otro es la distorsión de precios relativos y el tercero es la brecha cambiaria”, sostuvo la directora de Eco Go, quien advirtió que proyecta una inflación del 6,9% para agosto.
“Detrás de la inflación, el problema es la distorsión de precios relativos. Si todos subieran igual, no sería un problema, porque todos nos acostumbramos a usar billetes cada vez más grandes y listo”, ironizó la economista, y agregó: “El tema es que con una inflación anualizada del 135%, los atrasos se dan cada vez más rápido y eso genera un problema distributivo. Hoy hay precios de bienes que son ridículamente caros y tarifas ridículamente baratas”.
En ese punto, advirtió sobre la suba escalonada en el régimen de inflación y manifestó que, a diferencia de 2015, hoy los salarios están “reventados”.
Al mismo tiempo, describió los efectos “nocivos” de la brecha cambiaria, que supera el 100%. “A estos niveles se torna letal. La economía no funciona con esta brecha. El Banco Central no acumula dólares y es terriblemente distorsiva y regresiva en términos distributivos. Un importador paga la mitad de lo que vale y el exportador recibe la mitad del precio. Son US$40.000 millones en transferencias de un sector al otro, casi ocho puntos del producto. Más del doble de lo que se gasta en subsidios en la Argentina”, afirmó, en su exposición en el Latam Economic Forum en el Hotel Alvear.
Por su parte, Redrado se refirió a la “tendencia secular al estancamiento” de la economía Argentina. “Más allá de los distintos planes y programas que hemos tenido en los últimos 15 años, a fin de este año el PBI per cápita será igual al de 2006″, afirmó el expresidente del Banco Central.
Al mismo tiempo, el titular de Fundación Capital coincidió con su colega en el seguimiento de la brecha cambiaria y el nivel de reservas como uno de los indicadores para analizar la evolución de la economía local y el riesgo de mayor crisis de corto plazo. “Estamos sin reservas, en septiembre hay un pago de casi US$2800 millones al FMI y los desembolsos netos son menores a los pagos que tiene que hacer la Argentina el próximo año”, planteó.
La tercera variable es “la inflación”, aunque descartó una aceleración de corto plazo. “Viene subiendo escalón por escalón, pero no hay una caída vertical en la demanda de dinero para que puedas tener un proceso espiralizante”, dijo Redrado.
Dal Poggetto también sostuvo que “no están dadas las condiciones objetivas” para un escenario de crisis, pero apuntó contra las sucesivas gestiones políticas en los últimos gobiernos. “No estamos esperando eso (un choque). El cortoplacismo en la toma de decisiones te lleva a lugares desconocidos y la política está siempre dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de llegar a la elección”, sostuvo la economista.
“La política procrastina y siempre mira el corto plazo. En 2011, subiste el salario 50% en dólares; en 2015, perdiste por la política, pero atrasaste el tipo de cambio; en 2021, el tipo de cambio iba al 1% con la inflación al 4%. Este año no veo un escenario donde se pueda seguir atrasando el tipo de cambio. Pero no veo un escenario cooperativo cuando el incentivo es que unos quieren que le reviente al que viene, y otros no quieren recibir una herencia asintomática como en 2015″, agregó la analista.
En este punto, Redrado compartió los ejes de su propuesta de estabilización, que comprende la definición de “un plan convergente” a cargo de un equipo económico. “No podemos tener una política de tarifas, otra para los salarios del sector público, otra indexación para las jubilaciones y otro para las asignaciones familiares”, planteó el titular de Fundación Capital.
Según Redrado, la desindexación de la economía es un paso necesario para la estabilización. “Debe alcanzar a todas las variables del gasto y debe darse por ley y por un margen de tiempo. Es parte de la falta de ancla y la nominalidad creciente que tiene la economía argentina. Es muy probable que el próximo gobierno tenga mayor inflación que este, y el primer desafío es anclar las expectativas”, planteó el economista.
Por eso, indicó que la desindexación “tiene que alcanzar a todas las variables del gasto público: los salarios, las jubilaciones, las asignaciones familiares y los subsidios, y que todo sea convergente y tenga una nominalidad decreciente”. El objetivo, agregó, es que haya un horizonte, que es lo que le falta al sector privado.
En el marco de su propuesta de un “shock de anuncios” para el plan de estabilización de un próximo Gobierno, Redrado insistió en que otra ley que hay que enviar al Congreso debe ser una reforma de la Carta Orgánica del Banco Central para limitar el financiamiento monetario del sector público. “Hay que reducir a la mitad la cantidad de adelantos transitorios que se puedan girar, y que el directorio del organismo presente un programa monetario al Congreso de acuerdo con la demanda de dinero de los individuos”, añadió.
Al mismo tiempo, advirtió que la Argentina es el segundo país fuera de los Estados Unidos con mayor tenencia de dólares billetes, e identificó que un problema es que “hay dólares en la Argentina, pero no los tiene el Banco Central”. Por eso, propuso una especie de nuevo blanqueo, con una ley que proponga “incentivos fiscales” para volcar esos fondos hacia “la inversión y el consumo”.
A su vez, insistió en la necesidad de una “modernización de la estructura tributaria que tenga como base la ampliación de la base de tributación”.
“La Argentina no puede tener 9 millones de trabajadores informales y 6 millones registrados. Hay que cambiar esa ecuación y tener incentivos para ampliar la base, simplificar impuestos y trabajar en el concepto de federalismo fiscal, para darle corresponsabildad a los gobernadores e intendentes sobre gastos y recursos”, dijo.
También apuntó contra el impuesto a los ingresos brutos (“Es el que mayores distorsiones genera contra la inversión”) y propuso su reemplazo por un impuesto a las ventas a nivel provincial.
Por último, se refirió a la necesidad de estimular las exportaciones, y propuso “la reducción a cero de las retenciones a toda unidad agregada a todas las industrias, el campo o los hidrocarburos”. En ese sentido, advirtió que en 2010 había 216.000 empresas que exportaban en el país, y que hoy ese número cayó a la mitad.
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