"Hay que revivir el Protocolo de Kyoto"
-¿Cuál es el problema más importante del mundo en el área económico-social a largo plazo?
-Sin lugar a dudas que es el planteado por el papa Francisco en su primera encíclica. Con un cuestionamiento fuerte al sistema capitalista dominante, levanta el Papa la bandera que los movimientos verdes propusieron hace medio siglo. Juan Pablo II ya había tratado el tema, pero Francisco empuja, y fuerte, la agenda de los ecologistas para terminar con los grupos de presión pro carbón, para reducir las emisiones de dióxido de carbono que contribuyen al calentamiento global, para evitar el consumismo y el derroche. Alerta ante la globalización de la indiferencia. El mercado solo no puede resolver el problema de la contaminación sin incentivos de los Estados en una agenda coordinada de cooperación internacional. Hay que revivir el espíritu del Protocolo de Kyoto, esperando la cumbre de fines de año.
-¿Cuál es el panorama económico en Grecia?
-La crisis griega está en el centro de la discusión contemporánea. Su situación, a pesar de ser un país intrascendente por su PBI, es relevante por ser la primera crisis grave que se produce en el interior de la unión monetaria con riesgos incluso de salida. Ante el ajuste macro muy intenso, quizás demasiado, surgió naturalmente una propuesta política emergente de populismo.
Si se profundizara el ajuste de un superávit primario actual casi nulo a 3,5% del PBI, la economía se seguiría contrayendo mucho más. Esto llevaría a mayor caos. La crisis griega sigue abierta mientras el FMI impulsa la reestructuración de la deuda. La reducción de la carga permanente de la deuda sería una buena política a mediano plazo para cuando se hayan concretado las reformas.
-¿Cómo es la situación de la energía al fin del mandato?
-El déficit comercial asociado a energía llegará a US$ 3800 millones en 2015 debido al menor precio del crudo. Con este precio habrá menor perforación de pozos este año. Sin embargo, se requiere una producción de hidrocarburos 40% superior a la actual. Vaca Muerta es la gran esperanza de largo plazo. En el mediano hace falta hundir inversión por US$ 11.000 millones por año al menos por una década para alcanzar el autoabastecimiento energético.
El Plan Gas, US$ 7,5 por MBTU, aporta lo suyo, pero es insuficiente. Los subsidios al sector energía son de $ 180.000 millones en 2015 y exigirán a su vez un desmantelamiento gradual. El mercado energético argentino necesita, por otra parte, un esquema regulatorio con facilidad para liquidar divisas con una baja sensible de retenciones, sin precios tope, con reglas claras de largo plazo. Es una agenda compleja después de doce años de mala praxis en el sector.
El autor es economista y directordel Área de Economía del IAE
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