Harvard en la Argentina. Quiénes son y cómo piensan los miembros del exclusivo club
Para estudiar en Harvard primero hay que ambicionar estudiar en Harvard. Y ambicionarlo implica anticiparse a ese momento de varias maneras: construir una trayectoria académica sobresaliente, sumar chances con experiencias de investigación, docencia o trabajos comunitarios y, en la instancia cúlmine y determinante, aplicar, ser admitido y encontrar la forma de hacerle frente al costo de una de las universidades más caras del mundo.
Despertar esa ambición es una de las tareas del Club de Harvard en la Argentina. Está compuesto por egresados de esa universidad estadounidense y presidido por la abogada Adriana Batán de Rocca, que estudió Derecho en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y, antes de completar el Master of Laws en Harvard, comenzó su carrera en la Comisión Nacional de Valores.
El Club de Harvard tiene 260 socios en el país, poco menos de la mitad de los 636 argentinos que estudiaron en esa universidad y que contribuyen anualmente con una cuota de US$100 al club. Con ese ingreso se solventan una larga lista de actividades y alimenta un fondo de préstamos para quienes necesiten ayuda económica para cumplir la meta de ir a la academia ubicada en Cambridge. Son "préstamos de honor", que cubren el 30% de los gastos de estudio y que comienzan a devolverse con una tasa de interés no superior al 4% recién cuando el estudiante egresa de la universidad.
Hoy tienen 15 préstamos otorgados en el país y, según confiesa Batán, un fondo de dinero disponible que excede ampliamente las solicitudes. Para la presidenta del club, mucha gente "se limita en sus ambiciones" y por eso no cree que podría estudiar en Harvard, mientras que hay otros que se mantienen alejados por el prejuicio de considerarla "muy elitista".
"Eso puede estar relacionado con que en Estados Unidos el 10% de las personas de mayores ingresos por lo general estudian en Harvard, pero la verdad es que no es así", dice Batán, quien agrega: "Depende de qué escuela y las tendencias, pero nosotros como club seguimos las políticas de la universidad y tratamos de ser pluralistas y que todos estén representados".
De la larga lista de actividades que realiza el club, los almuerzos son la más tradicional. "Se hacen una vez al mes y es nuestro encuentro de camaradería. Tenemos speakers de lujo y es todo off the record, entonces el orador se siente cómodo y puede tener un diálogo que no podría tener otro contexto", cuenta.
Durante 2019, por ser un año electoral, los speakers invitados fueron fundamentalmente políticos. Uno de esos almuerzos fue en la quinta de Olivos con el entonces presidente de la Nación, Mauricio Macri; otro con el también egresado de Harvard y jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta; y otro con el exjefe de Gabinete, Marcos Peña. Pero también han tenido encuentros con representantes de otras fuerzas políticas.
Axel Kicillof participó de uno de los almuerzos cuando era ministro de Economía. "Con mucha humildad nos dedicó dos horas y fue muy interesante, muy constructivo", dice Batán. Y este año le enviaron al Instituto Patria una carta de invitación a Cristina Fernández de Kirchner, "antes de saber que iba como candidata a vicepresidenta".
"Mi fracaso como presidenta del club es no haber logrado que viniera María Eugenia Vidal, con lo que insistí muchísimo", apunta Batán, tras casarse con el empresario italiano Lodovico Rocca, vive entre Buenos Aires y Milán.
Los almuerzos son privados, pero a veces extienden la invitación a egresados de otras universidades estadounidenses. "No tenemos un lugar propio; nuestros encuentros los hacemos en el Pur Sang y las reuniones del directorio, en un estudio jurídico donde nos prestan el salón. Pero básicamente nuestra sede es el Pur Sang, que de casualidad tiene los colores de Harvard", apunta Batán, en referencia a un salón de recepciones ubicado en la elegante calle Quintana.
¿Qué preocupa a los egresados de Harvard en el país? "Como a todo argentino, la situación económica no la podemos dejar de lado, pero creo que lo fundamental es resolver esta grieta que nos divide, que no es algo que estuvo siempre entre los argentinos y que hay que trabajar para unir", dice, antes de asegurar que en el interior del club no hay grieta, pero sí "diferencias".
Para aportar a eso planean lanzar este año un espacio de reunión para jóvenes profesionales de distintas vertientes políticas que contribuya a vincularlos y, al mismo tiempo, funcione como una "escuela informal de boarding". Según los planes del club eso podría ser una cantera para que el Estado vaya a buscar, por ejemplo, ejecutivos que puedan ocupar su representación en el directorio de empresas privadas donde tenga participación accionaria.
Además de los almuerzos de camaradería, el club también realiza reuniones cerradas por temática -"Tenemos el capítulo de derecho, el de salud, de emprendedurismo, de educación"- y otras actividades como el programa de mentorías y los bag brown lunches: espacios de encuentros para socios jóvenes con referentes de distintos temas, con una impronta informal en los que cada participante se acerca por un lapso de tiempo corto con su almuerzo "empaquetado".
Una de las intenciones de la gestión de Batán, que finaliza junto con 2019, es darle mayor visibilidad al club. "Estamos tratando de abrir el club. Si bien los eventos son exclusivos para socios, porque la idea es repetir nuestra experiencia en Cambridge y tener un denominador común, queremos hacer también otros eventos que involucren a otra gente que se pueda formar", apunta.
De los 23 presidentes que tuvo el club desde su fundación, en 1972, Batán es la segunda mujer. La primera fue Mariana Feld, que estuvo al frente entre 2011 y 2013. Los cargos se renuevan cada dos años y si bien se vota en asamblea, la tradición es que quien ocupa la vicepresidencia (actualmente el abogado Alan Arntsen) pase a ocupar la presidencia.
Tanto el recambio de autoridades como las actividades del club son supervisadas por la sede central de Harvard. "Hay que consultar todo, sobre todo cuando se pretende innovar -explica Batán-, porque en la práctica somos la embajada de la universidad en el país".