Habrá que recuperar las reglas y terminar con la arbitrariedad
El último lustro se caracterizó por un deterioro progresivo, tanto en lo monetario como en lo cambiario. Sobran pesos, faltan dólares, hay inflación elevada (aun con recesión) y sin cepo (según el Gobierno) hay múltiples dólares, todo un hallazgo. El Banco Central, económicamente "quebrado", no espanta depositantes, pero siembra diariamente riesgo inflacionario, con implicancias negativas sobre la economía argentina.
Quedan tan sólo 7 meses para que se produzca el cambio de gobierno y las diferentes fuerzas políticas con aspiraciones electorales tendrán que estar muy atentas para evitar mayores daños a la ya débil entidad. En el plano institucional, el intento de completar el directorio del BCRA con tres nuevos miembros puede llegar a ser vergonzoso. Después de muchos años con un cuerpo colegiado integrado por 7/8 directores, ahora descubren la necesidad de tener todos los cargos ocupados. Sería trágico si a los "nuevos" directores en comisión se les otorgara el acuerdo del Senado.
Además, después de la desprolijidad con la que se manejaron los nombramientos en el directorio de la autoridad monetaria, los candidatos a la presidencia de la Nación deberán ser custodios de los vencimientos de los mandatos. En septiembre de 2007 se fueron (por mandato vencido) algunos directores y en marzo de 2008 me designaron. Como los mandatos son de seis años, deseé que el mío concluyera en marzo de 2014; sin embargo, en octubre de 2013 ya estaba trabajando en la actividad privada. Ojalá ayude esta experiencia personal para resolver cuándo termina el mandato del actual presidente y del resto de los directores del BCRA. Otro ítem relevante para nuestro Banco Central es el organizacional. En los nueve años en que estuve, el total de empleados rondó los 2500. Sería de muy mal gusto y quizá deshonesto que el nuevo gobierno nacional herede un BCRA "quebrado" con casi 3000 empleados. Esta amenaza será fácil de controlar, aunque de corrección antipática.
Sin utilidades
También será sencillo auditar las capacidades consideradas en el ingreso de personal. En el terreno económico, sería imprudente que el Gobierno le reclame y logre para sí mismo la distribución total de los $ 80.000 millones de ganancia contable que obtuvo el BCRA durante 2014. Por un lado y derivado de la política económica, el Central no tendría utilidades este año, ya que si bien los activos que devengan "devaluación" duplican a los pasivos que pagan intereses, también es cierto que la tasa de interés promedio que se paga por las Lebac y los Pases duplican la devaluación que ajusta tanto a las reservas internacionales como al "pagadiós" de las Letras Intransferibles. Después de dos años (2013 y 2014) de ganancias contables por aproximadamente $ 80.000 millones por período, este año estaría desapareciendo la utilidad "contable". Por otro lado, en los últimos 20 días del año las necesidades fiscales de la Argentina fueron y serán enormes; entonces, sería un egoísmo absoluto del Gobierno usar para sí esos 80.000 millones, dejando sin auxilio alguno al próximo gobierno, que arrancará con una rueda pinchada.
Cuando concluía 2009, primero había buena cobertura monetaria, ya que las reservas eran una vez y media la base monetaria y, segundo, el BCRA tenía alineado su patrimonio con activos de baja calidad, como son los adelantos transitorios y las letras intransferibles. En 2012, el Congreso modificó la Carta Orgánica de la autoridad monetaria.
El error del cambio no fueron los "nuevos" objetivos del BCRA; lo grave fue cambiar reglas por discrecionalidad. En principio la "nueva" Carta Orgánica le daba más poder al directorio, que más allá del artículo 4° (...el banco no estará sujeto a órdenes, indicaciones o instrucciones del Poder Ejecutivo Nacional...), fue, por lo menos, poco profesional y tal vez muy influenciado por la política económica del gobierno nacional, lejos de la coordinación y mucho más cerca de la obediencia. En la actualidad, la cobertura monetaria es deficiente, las reservas internacionales apenas si respaldan el 65% de la base monetaria, en tanto que el exceso de las letras intransferibles y los adelantos transitorios sobre el patrimonio neto del BCRA alcanzan cómodamente los $ 600.000 millones.
Y estos números seguramente empeorarán hasta que asuma sus funciones el próximo gobierno. Será muy importante que el próximo presidente del país impulse rápidamente una nueva Carta Orgánica que "exija" no sólo la confección y el respeto de programas monetarios, sino también la recuperación de las reglas que la presente arbitrariedad se llevó puestas. Reglas para la determinación de las reservas internacionales óptimas, para la distribución de utilidades y para el uso de los adelantos transitorios extraordinarios.
El autor fue director y gerente general del Banco Central