Guzmán pidió y Pesce cumplió: el peso (oficialmente) ya se devalúa más lento para intentar frenar la inflación
El ministro de Economía, Martín Guzmán, lo había anticipado a comienzos de mes, cuando arrancaron sus reuniones con empresarios y representantes del sector privado: el dólar volverá a ser utilizado como "ancla" para tratar de aminorar la elevada inercia inflacionaria y tomó y transita la economía local, tras recuperar actividad luego de la etapa dura de la cuarentena.
Incluso mencionó al tipo de cambio como una variante clave de su estrategia para hacer tratar de hacer confluir el ritmo que lleva la tasa de indexación con el del 29% que previó el Gobierno en su presupuesto: dijo que pare eso el dólar mayorista debería cerrar el año valiendo $102,40 en diciembre, lo cual implicaría que le "queda" un acotado sendero alcista del 14% en lo que resta del año, considerando el cierre de $89,92 que marcó hoy.
Aquella "premonición" se empezó a cumplir solo días después cuando el Banco Central (BCRA) comenzó a rebajar el ritmo de ajuste diario que aplicada al tipo de cambio oficial, el que volvió a promediar los 8 centavos (menos del 0,1%) en las últimas ruedas del mes y fue incluso de 7 centavos en la última rueda.
Esto derivó en que el peso haya cerrado febrero con una tasa promedio de devaluación del 2,9%, la menor desde noviembre aún cuando inflación se aceleró. La del mes se proyecta se ubicará entre 0,8 y 1 punto mayor (mientras en noviembre el ajuste fue 'palo a palo' con el avance del IPC) y lo más llamativo es que esto ocurre mientras se produce un derrape de las monedas emergentes, en los últimos días (ante la suba de tasas en Estados Unidos) que comenzó a erosionar en las últimas jornadas la competitividad cambiaria.
"En el mes el tipo de cambio mayorista tuvo una suba más baja que la de meses anteriores", corroboró el operador Gustavo Quintana, de PR Cambios.
Para los analistas, lo que está intentando el BCRA y el Gobierno tiene "lógica". "Desacelera el ritmo de devaluación del cambio oficial para tratar de acotar las expectativas de inflación (y la inflación luego) mientras se negocian paritarias", apunta el economista Federico Furiase, director de la consultora Eco Go.
"Es lógico porque, por otro lado, si la devaluación del peso es menor el aumento tarifario para mantener constante el nivel los subsidios a los servicios en el presupuesto en porcentaje del PBI, objetivo explícito del presupuesto, pasa a ser menor, solo porque buena parte de los costos energéticos está precisamente dolarizado", explica.
El giro en la estrategia del BCRA se hizo visible apenas unos días después que Guzmán "blanqueara" que, pese a ser considerado una figura innovadora, puede repetir sin problemas recetas que fracasaron en el pasado reciente.
Buscando un freno
Para el analista Salvador Distéfano el dato de febrero confirma que el Gobierno opta por anclar el tipo de cambio. "Tiene margen porque en los primeros tres meses del año no va a emitir pesos, ya sea porque bajó el gasto, consiguió financiarse en el mercado interno o bien porque cobraría una cifra fabulosa del impuesto a la riqueza. El desafío estará concentrado desde abril en adelante. El gasto público comenzaría a crecer estacionalmente en abril, y no creo que la recaudación más el financiamiento del mercado interno pueda cubrir la totalidad del gasto público. Además. en mayo habrá que pagarle al Club de París o bien refinanciar la deuda vía acuerdo con el FMI". reseña al recordar los desafíos que enfrenta esta estrategia oficial.
Furiase coincide en describir tensiones que aparecerán en breve si no se realizan algunos ajustes. "Porque vos podés bajar el ritmo de ajuste del dólar pero la cuestión es que la inflación, por variedad de cuestiones no va a bajar rápido", señala. "La inflación tiene un componente idiosincrático inercial, muchos más cuando venís de años de alta inflación. A eso agregarle que se suman desde marzo cuestiones estacionales que van a pasar factura por unos meses como los ajustes en tarifas, cuotas de colegios o los programados en combustibles", describe.
Allí es cuando explica que la estrategia oficial tendrá un costo: tenderá a apreciar el tipo de cambio. "En ese contexto el BCRA, para no estar alimentando un rebote de la brecha, tendría que comenzar a disponer una suba de la tasa de interés, para que cuando llegue la cosecha gruesa los que liquiden tiendan a quedarse con los pesos que obtengan por vender los dólares y no salgan corriendo a cambiarlos como sea", apunta Furiase.
Lo concreto es que con la cancha cambiaria bajo dominio, al menos temporal (consigue recomprar reservas sostenidamente desde hace 3 meses), el BCRA encontró espacio para "dosificar" la suba del dólar cumpliendo con lo que le pidió el ministro Guzmán de cara a tratar calmar y poner en "caja" los reclamos de empresarios y sindicatos para que acepten moderar las remarcaciones (en el primer caso) o se resignen a un ritmo de recomposición mínima de los golpeados salarios del común de los trabajadores, no encuadrados en paritarias de excepción.
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