Guzmán pide auxilio a los bancos: busca respaldo para refinanciar la deuda en pesos que vence a fin de mes
Los citó para la próxima semana e intentará convencerlos de cara al megavencimiento por casi $600.000 millones que enfrentará en junio
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El “empoderado” ministro de Economía, Martín Guzmán, citó a los banqueros locales para mantener una reunión la semana entrante, según pudo confirmar LA NACION tras múltiples consultas.
En el encuentro, se descuenta, buscará despejar dudas sobre la “sustentabilidad” de la deuda en pesos y convencerlos de que sigan comprando papeles de deuda pública para permitir que el Gobierno pueda financiarse en los términos previstos en el acuerdo con el FMI, tras haberse resignado ayer a pagar tasas hasta 3 puntos más caras para mantener ese crédito pese a haber emitido instrumentos por vencer este mismo año.
Con este objetivo en la mira, Guzmán intentará reforzar los esfuerzos que realizan desde la Secretaría de Finanzas para tratar de convencer a los inversores institucionales privados locales de que no sólo le renueven la deuda que ya tienen en sus respectivas carteras de inversión y está por vencer, sino que se allanen a aumentar la exposición a ella y a plazos más largos.
Los encuentros, pactados para el martes y miércoles de la semana entrante con Adeba y ABA respectivamente (cámaras en que se agrupan los banqueros de capital nacional y extranjero), no casualmente se realizarán una semana antes de la megalicitación a la que el Gobierno convocará para tratar de refinanciar por el mercado unos $590.000 millones que le vencen.
Si bien el 45% de ese total está en manos de organismos públicos (Anses, Lotería Nacional, fideicomisos, etc), lo que facilita la renovación, la duda está planteada sobre el 55% restante, en especial después del desencuentro entre oferta y demanda privada que quedó a la vista en la mini licitación de esta semana para renovar $10.200 millones.
“El apetito inversor real no fue muy alto e incluso se rechazaron más de la mitad de las posturas de compra para la Letra de Descuento (LEDE) por vencer en agosto, que salió al 53,36% ante la negativa del Tesoro de convalidar tasas más altas”, hicieron notar desde el Grupo SBS.
Además el 68% del valor efectivo adjudicado se volcó hacia las Letras ajustables por CER (Lecer), con muy alto aporte de los organismos públicos.
La apuesta mínima oficial es que esa deuda sea renovada y, de ser posible, incrementada para que el Tesoro Nacional no deba abusar del financiamiento monetario, una ventanilla de la que ya tomó $124.000 millones a comienzos de mes y sumó otros $108.000 millones el pasado viernes, tras haber aplicado la misma maniobra contable del año pasado para computar doblemente los DEG que aportara al país el FMI a los efectos de bajar artificialmente el stock de adelantos transitorios recibidos del BCRA para reabrir esa opción “crediticia”.
Es que con la inercia inflacionaria en un escalón más alto y los precios libres del dólar nuevamente disparándose, el temor es que una mayor emisión (podría sumar por vía de la maquinita unos $140.000 millones más) impulse más esos desequilibrios.
Claro que el encuentro se desarrollará en un contexto caracterizado por la reticencia que comenzaron a mostrar algunos bancos y compañías de seguros a seguir comprado bonos en pesos con capital ajustable por inflación, al surgir rumores sobre una posible restructuración a ese costoso pasivo (que crece a razón de $17.000 millones por día por el mecanismo de indexación) desde fines de 2023 en adelante, es decir, cuando asuma la próxima administración.
Dicho temor se agudizó por la ola de retiros por unos $200.000 millones que sufrieron los Fondos Comunes de inversión (FCI) expuestos a la deuda CER en la última semana, luego de que una agencia estatal encargada de realizar las importaciones de GNL desarmara subrepticiamente una posición cercana a los $10.000 millones en una rueda para tener los pesos con que demandar lo dólares que le permitirían pagar el gas comprado.
La deuda ajustable por CER se multiplicó por casi 3,2 desde noviembre de 2019. pic.twitter.com/pqtreyD99E
— Aurum (@Aurum_Valores) June 15, 2022
Con la posición cambiaria híper limitada, la deuda en pesos indexados tienta a los bancos porque es la única que les permite preservar su capital. Sin embargo, en la mayoría de los casos ya han más que duplicado su exposición a la deuda del Tesoro (representaba 10% promedio de su activo al inicio de la administración Fernández y ya explica hoy más del 17% en promedio, aunque se eleva al 30% en las entidades más grandes) y no quieren quedar expuestos al riesgo de una probable reestructuración de esos bonos.
Algo así, explican, neutralizaría desde el vamos el efecto paraguas que buscaron perseguir al comprar esa cobertura contra la elevada y sostenida inflación, y trasladaría las inestabilidades de sector público al sistema, como se aprendió dolorosamente en el pasado.
Desde el Ministerio de Economía reconocieron la convocatoria, aunque relativizaron su importancia. “Nos reunimos con mucha gente todo el tiempo. ¿Ahora también eso es una noticia?”, respondieron notoriamente incómodos al ser consultados al respecto.
La apuesta oficial es que, tras la medidas por anunciarse durante el fin de semana para tratar de estabilizar el mercado cambiario y permitir una recuperación de las reservas, baje la tensión de mercado.