Guzmán indicó que “jamás” hará un default de la deuda en pesos, pero en el pasado ya realizó una “reprogramación” de manera unilateral
En febrero de 2020, el Tesoro “reprogramó” un bono dual y postergó los pagos por siete meses
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El ministro de Economía, Martín Guzmán, dijo anoche que su Gobierno “jamás” haría un default de la deuda en pesos, en medio de un contexto de incertidumbre y tensión por la gran venta de bonos atados a la inflación de la semana pasada, que pone en duda la capacidad del Tesoro de financiarse en el mercado doméstico. Sin embargo, lo curioso es que Guzmán debió hacer una “reprogramación de pagos” unilateral en febrero de 2020, cuando apenas asumió, luego de que no consiguiera los fondos necesarios para pagar el bono dual AF20.
“En cuanto a la barbaridad de defaultear deuda en pesos: nuestro Gobierno jamás haría eso. El crédito en la moneda propia es un pilar de 𝐭𝐨𝐝𝐨 Estado soberano”, dijo el ministro en su cuenta de la red social Twitter, luego de que se prendieran las alarmas en el mercado financiero por la dificultad que enfrentó el Tesoro en los últimos dos meses para refinanciar los vencimientos en moneda local.
Desde que comenzó su gestión, Guzmán siempre hizo hincapié en la importancia de endeudarse en moneda doméstica por sobre el crédito en dólares. De hecho, la deuda en pesos subió del 17% del PBI al 25% durante la gestión, según números de la consultora FMyA, y se convirtió en una fuente de financiamiento clave para el Tesoro, después de la emisión monetaria del Banco Central.
Pero no todo fue color de rosas en las primeras semanas de gobierno. En febrero de 2020, el ministro tuvo que publicar un decreto para postergar por siete meses el pago de capital de los ‘Bonos de la Nación Argentina en Moneda Dual Vencimiento 2020′ y se le interrumpió el devengamiento de los intereses por ese período. Se trataba de un título denominado en dólares, pero pagadero en pesos, atado a la variación del tipo de cambio.
Para justificar la “reprogramación de pagos”, como dicen en el Gobierno, el Tesoro había emitido un comunicado en el cual explicaba que previamente se había ofrecido un canje, que tuvo una adhesión de solo el 10%. Y dijeron: “Quien participó del canje posee ahora una tenencia sostenible, mientras que a los tenedores que decidieron no cooperar les tocará esperar”.
La “reprogramación de pagos” podría usarse como sinónimo de la palabra “reperfilamiento”, que utilizó el exministro de Economía, Hernán Lacunza, en agosto de 2019. En el Gobierno señalan que fueron dos operaciones “completamente distintas”, ya que la actual gestión reprogramó un bono en particular, mientras que la anterior “pateó” para más adelante una serie de instrumentos en pesos y en dólares.
En cualquiera de los casos se podría considerar que ambos gobiernos hicieron un default, ya que no se pagaron en tiempo y forma los vencimientos de los bonos. En ambos casos, además, debieron recurrir a la reprogramación unilateral, luego de que no pudieran conseguir un financiamiento voluntario en el mercado.
“Las opciones que tiene el Gobierno para no reperfilar son emitir para pagar (inflacionario y con impactos sobre la brecha, que ya subió 8% la semana pasada) o dar una señal fiscal contundente (algo con probabilidades nulas, dada la interna política). También me parece bastante peculiar que el Gobierno diga que la oposición es la que tiene el ‘poder’ de decidir qué va a hacer con la deuda en pesos, porque asume que la oposición es la que va a Gobernar en 2023 y cuando la ‘botonera’ la tienen ellos en el próximo año y medio. Además, nadie puede decir qué va a hacer con la deuda en pesos si todavía no se sabe qué cantidad va a recibir”, indicó Juan Ignacio Paolicchi, economista de la consultora Empiria, que fundó Lacunza.
En la consultora FMyA, que dirige Fernando Marull, no proyectan un nuevo reperfilamiento de la deuda local y creen que el Gobierno usará más regulación (obligar a bancos a pasar de Leliq a bonos) o usar la maquinita (aunque tenga límites por el FMI) antes de reperfilar. “Creemos que logrará estabilizar la deuda, pero la tarea no es fácil. En el segundo semestre, vencen casi $3 billones, equivalente a casi una base monetaria”, indicaron.
Esta semana, el Tesoro tiene un vencimiento chico de deuda de alrededor de $11.000 millones, pero el “día D” es el 30 de junio, cuando vencen $595.000 millones de Ledes y Lecer. Para pagar esa deuda, se licitarán bonos mañana y el 28 próximo, donde el mercado mirará con detalle las tasas ofrecidas y el plazo de vencimiento.
“Guzmán tiene casi tres semanas para ‘arreglar’ la deuda en pesos. Deberá tener éxito en licitar deuda de corto plazo (Ledes y Lecer), mientras usa la maquinita para estabilizar la deuda después de 2023. Reperfilar tendrá impacto en las empresas y la actividad, mientras que emitir para pagar la deuda en pesos tendrá impacto en el dólar. El Gobierno está a tiempo de recuperar el mercado, pero el golpe de la semana pasada ‘encendió las alarmas’. Y en la Argentina, eso se traduce en ‘vamos al dólar’”, dijo Marull.
En el mismo sentido coincidió Lucio Garay Méndez, de la consultora EcGo, quien indicó que es “mínima la posibilidad de que este Gobierno defaultee o incluso que lo haga el próximo, porque se cierra el mercado de pesos y lo dejaría sin posibilidad de tomar deuda, lo cual tiene varias consecuencias graves”.
En la consultora 1816, estimaron que ante un bajo nivel de rollover, el Gobierno puede usar los Adelantos Transitorios del Banco Central que habilita a usar el FMI (tiene disponible $256.000 millones durante lo que queda de junio) o forzar a inversores institucionales a renovar e incrementar su exposición al Tesoro.
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