Guillermo Ferraro: un hombre que jamás logró asentarse en el puesto y que no pudo poner en marcha el ministerio
El funcionario no logró imponerse en el gabinete y ni siquiera completó algunos cargos claves como la conducción de las empresas ferroviarias; perdió poder a manos de Posse y Caputo
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Fue uno de los primeros confirmados. Allá cuando La Libertad Avanza arremetía para meterse en el balotaje, el entonces candidato Javier Milei ya presentaba a Guillermo Ferraro como el futuro y seguro ministro de Infraestructura. Finalmente, el 21 de noviembre fue confirmado y desde entonces se convirtió en el elenco estable de la mesa chica del Presidente.
Pero más allá de aquella confianza fundacional, a Ferraro nunca se lo vio cómodo en el sillón que maneja transporte, vivienda, comunicaciones y obras públicas. Jamás pudo poner en marcha el ministerio, al punto que algunos cargos claves están vacantes.
A poco de empezar a gobernar, el funcionario perdió dos áreas centrales -minería y energía-, que finalmente quedaron bajo la órbita del Ministerio de Economía, que maneja Luis Caputo. Tardó cerca de un mes para nombrar su equipo más cercano; de hecho, los secretarios más importantes recién tuvieron firma el 4 de enero. Incluso, cuando se conoció el organigrama de funciones, apareció otra secretaría -de Empresas Públicas-, dependiente de la Jefatura de Gabinete, que le recortó un poco más el poder en gran parte de las compañías que son miradas con atención a la hora de las privatizaciones como las ferroviarias, Aerolíneas Argentinas y Corredores Viales, por caso.
Desde que surgió ese doble comando en las empresas públicas, se precipitó una sórdida interna entre el jefe de los ministros, Nicolás Posse, y el equipo de Ferraro por colocar a sus alfiles. De hecho, en la línea aérea de bandera, el nombramiento de Fabián Lombardo es obra y arte de Posse, una jugada que aseguró la continuidad de la gestión de La Cámpora en Aerolíneas Argentinas.
En AySA tampoco pudo hacer pie. El directorio de la empresa designó a Marcelo Papandrea, un hombre de Posse, como nuevo presidente en reemplazo de Malena Galmarini. El exCEO de la empresa constructora Iecsa en 2016 y presidente de la Cámara Argentina de la Construcción llegó también empujado por Posse.
Pasado un mes y medio, el mundo ferroviario está en manos de los emisarios de Sergio Massa, el hombre fuerte durante la gestión de Alberto Fernández. Si bien algunas empresas ya tienen un funcionario designado, las dos principales, la Operadora Ferroviaria y la Administración de Infraestructura Ferroviaria, aún no tienen presidentes. Mientras Ferraro demora, Massa sonríe.
El hasta ahora ministro fue funcionario en la Secretaría de Industria durante el interinato presidencial de Eduardo Duhalde entre 2002 y 2003; y años más tarde estuvo en la gestión de Cambiemos en la ciudad de Buenos Aires.
Además, fue subsecretario de Industria entre 2002 y 2003, cuando Eduardo Duhalde se hizo cargo de la Presidencia tras la crisis de diciembre de 2001. Con una trayectoria de 35 años como contador, también perteneció al gobierno porteño tras la llegada de Mauricio Macri a la Jefatura de Gobierno porteño, en 2007.
En el mundo empresario, Ferraro fue director de KPMG Argentina hasta abril pasado. “Se ha especializado en el asesoramiento financiero y estructuración de negocios vinculados a grandes proyectos de infraestructura y la reingeniería de procesos en el sector público”, se informa en la página web de la consultora.
Allí Ferraro asesoró en proyectos como el Túnel Ferroviario Aconcagua y la central Hidroeléctrica de Chihuido, dos obras que, de concretarse, hubiesen quedado bajo su competencia.
Su grupo de confianza estaba integrado por Juan Ordóñez, jefe de Gabinete del Ministerio y exejecutivo del grupo Roggio, de la YPF de Eskenazi, de Codere y de la minera Barrick; Luis Giovine, un funcionario de la empresa de electricidad cordobesa EPEC que asumió como secretario de Obras Públicas, y Bartolomé Heredia, también de la provincia mediterránea, que está a cargo del Ente Nacional De Obras Hídricas De Saneamiento (Enohsa).
En Transporte nombró a Franco Moguetta, otro cordobés que ocupó un cargo similar en el gobierno de Juan Schiaretti. En la empresa Corredores Viales, que maneja las rutas nacionales con peaje, nombró a José Luis Acevedo, el presidente de Autopistas Urbanas (AUSA), un ejecutivo que llegó de la mano de Diego Santilli.
Pero más allá de los nombres, Ferraro jamás pudo poner en marcha el ministerio. De hecho, una de las principales iniciativas fue el aumento de la tarifa para los colectivos metropolitanos. Pero ni esa suerte tuvo: una medida cautelar le frenó el proceso de audiencia pública. Amanecía Milei en la Presidencia y Ferraro asomaba como un poderoso funcionario. Jamás lo fue, apenas logró ser un ministro fugaz, el primero en partir desde el 10 de diciembre, cuando asumió el libertario.
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