Grecia y la austeridad imponen el tono de la cumbre del G-20
LOS CABOS, México—Los líderes de las mayores economías, desarrolladas y emergentes del mundo que se encuentran reunidos aquí partirán del mismo punto en el que se quedaron en noviembre en Francia, enfrentando la amenaza de que Europa ponga de rodillas a la economía global.
Esta vez, el G-20 se juega más ya que tanto las economías ricas como en desarrollo se están desacelerando al unísono.
Los líderes, sin embargo, no pretenden resolver la más reciente crisis en ese foro, apenas un día después de las elecciones en Grecia y Francia, y con la representación de apenas un puñado de los 17 miembros de la zona euro. En su lugar, su objetivo es que las discusiones continúen en las reuniones clave de los líderes europeos que se llevarán a cabo en las próximas dos semanas.
Se prevé que los miembros del G-20, que representan dos tercios de la población mundial y 85% de la producción económica global, presionen a los líderes europeos para que tomen medidas inmediatas y fuertes para contener las turbulencias financieras y evitar la disolución de la unión monetaria. Varios países también están abogando para desviar la atención internacional de la austeridad presupuestaria hacia otras medidas que fomenten un crecimiento más fuerte.
"El enfoque general de este G-20 reflejará el debate en evolución sobre el crecimiento y la importancia crucial del crecimiento global y la recuperación global", dijo Mike Froman, el principal representante de economía internacional de la Casa Blanca. "El capítulo europeo es central ahora mismo en ese esfuerzo".
Los líderes del G-20 reunidos en este resort en la costa de México se centrarán probablemente en las implicaciones de los resultados electorales de Grecia.
El partido conservador Nueva Democracia obtuvo una apretada victoria el domingo, un resultado que abre la puerta a un gobierno que tratará de mantener al país en la zona euro al continuar con el programa de rescate.
Es probable que el resultado calme los temores, al menos temporalmente, de una salida de Grecia de la zona euro, pero la incertidumbre política probablemente continuará conforme los partidos empiezan a negociar la formación de una coalición, lo cual, incluso en el mejor de los escenarios, podría desembocar en un gobierno efímero.
El líder de Nueva Democracia, Antonis Samaras, prometió respetar los compromisos del país bajo un acuerdo de rescate de US$218.600 millones con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, e invitó a todos los partidos que apoyan la membresía al euro a participar en un gobierno de coalición de "salvación", un llamado que fue inmediatamente rechazado por el líder izquierdista Alexis Tsipras.
Si se logra formar un gobierno de coalición en Atenas, el G-20 probablemente instaría a los funcionarios de la euro zona a ajustar el paquete de rescate para concederle a Grecia un respiro, ampliar los plazos para ciertas metas presupuestarias. Debido a que la membresía del G-20 incluye a los principales miembros del Fondo Monetaria Internacional, que participa en la ayuda de Grecia, podrían usar el foro para fijar una manera de darle más tiempo a Grecia.
Pero si los legisladores griegos fracasan y no logran formar un gobierno, tal como sucedió en mayo, la renovada incertidumbre podría provocar nuevas turbulencias en los mercados de todo el mundo. Entonces, los líderes internacionales enfrentarían la posibilidad de tener que implementar planes de contingencia.
Los bancos centrales ya han indicado su disposición de tomar medidas si los mercados se deterioran. El Banco Central Europeo dijo que podría inyectar liquidez a los bancos y la Reserva Federal de Estados Unidos podría volver a recurrir a su caja de herramientas de la crisis financiera de 2008-2009 si surgen tensiones en los mercados de deuda. La semana pasada, el Reino Unido presentó algunas de sus medidas preventivas para proveer liquidez e impulsar el crédito en su alicaída economía.
Esta nueva crisis representa otra prueba de la capacidad del G-20 para coordinar la acción global. Durante la crisis de 2008-2009 llevó a muchas grandes economías a impulsar el crecimiento mediante enormes paquetes de estímulo y agresivos recortes de tasas por parte de los bancos centrales. Estas intervenciones globales rápidas y coordinadas ayudaron a revertir el declive global.
Con todo, los miembros del G-20 aún planean tratar otras preocupaciones, incluyendo los riesgos para los mercados petroleros de un embargo a Irán que tomaría efecto en las próximas semanas.
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