Renta inesperada e IFE: el Gobierno anunciará hoy medidas para mejorar los ingresos de ciertos sectores
Con su equipo, Guzmán trabajó mecanismos para que los salarios le ganen a la inflación y en la implementación de subas de tarifas y la mejora del clima inversor en el área de energía; viaja esta noche a EE.UU.
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Tras el peor dato de inflación mensual en los últimos 20 años, el equipo del Ministerio de Economía se recluyó en Chapadmalal durante el fin de semana de Pascuas. Estuvieron todos, pero sin una convivencia que remita al Gran Hermano. Decidieron verse en tandas y con algunos a distancia, por Zoom. Es que en esa cartera ya no existen los márgenes para nuevas fricciones más allá de las existentes.
De allí surgió lo que se anunciará en las próximas horas, según confirmó LA NACION con fuentes oficiales. Se tratará de un paquete acotado de medidas para mejorar los ingresos de los sectores más golpeados por la suba de precios.
El anuncio se hará hoy después de las 18. Lo encabezará el presidente Alberto Fernández. Varios dirigentes de la oposición, sin embargo, anticiparon que no acompañarán en el Congreso una medida atada al aumento de impuestos.
En Chapadmalal hubo un desfile planificado de funcionarios. El primer día visitó a Martín Guzmán el secretario de Hacienda, Raúl Rigo; el equipo del viceministro, Fernando Morra, pasó el segundo día, y el tercero fue el turno del secretario de Política Tributaria, Roberto Arias. También revolotearon Melina Mallamace y los hombres de la secretaría de Finanzas, que responden a Rafael Brigo. Guzmán tuvo en consideración los desafíos del pasado -los números sobre la marcha de los precios en marzo- como los del futuro, que engloban las tarifas de los servicios públicos: por eso, informaron al ministro Santiago López Osornio (el hombre a cargo del esquema de segmentación tarifaria), Demián Panigo (asesor energético del ministro) y Darío Martínez, el escurridizo secretario de Energía de la Nación.
Los principales temas de debate, a grandes rasgos, fueron dos: el diseño de los mecanismos para que los salarios -de todos los trabajadores- le ganen a la acelerada de la inflación y el futuro de la energía, tanto el incremento tarifario pautado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que se acerca en el tiempo para reducir los subsidios, como los incentivos para que el sector de hidrocarburos aproveche el boom de precios.
El plan para bajar la inflación, ya lo dijo el propio Guzmán, existe. Es el acordado con el Fondo, que implica una reducción del déficit fiscal y de la emisión monetaria, la acumulación de reservas, tasas de interés reales positivas y la desindexación de la deuda, entre otras medidas que el ministro ve avanzar lentamente. Para Guzmán, además de los precios alocados en el mundo por el conflicto bélico en Europa del Este, el principal problema de este programa es que Cristina Kirchner lo haya hecho llamar “letra muerta”. Eso opaca, dijo, las expectativas sobre su real cumplimiento a futuro.
Otra visita a EE.UU.
Tras la más dura embestida del cristinismo, la semana pasada, el ministro se preparó entonces para enviar señales a dos mujeres, Cristina Kirchner y Kristalina Georgieva, la directora gerente del FMI. Hoy por la noche el ministro tomará un vuelo a Washington para las reuniones de primavera del Fondo y del G20.
En la capital estadounidense, Guzmán tendrá reuniones con el FMI, el G20 y el Banco Mundial. Su equipo está todavía armando las reuniones bilaterales. Quienes ya están allí no descartan que haya avances con la “recalibración” de indicadores, como el de inflación, y de medidas para poder cumplir con los criterios de desempeño (déficit, emisión, reservas), que no pueden ser renegociados, aclaran en Washington.
El trabajo de cara a la revisión de mayo, que Guzmán espera cumplir, es la de identificar y adoptar medidas y políticas apropiadas frente a las circunstancias cambiantes, según sea necesario, para garantizar que el programa se mantenga encaminado a cumplir sus objetivos. De eso dependen los desembolsos futuros del organismo.
El plan de Guzmán está atado a ese trabajo con el Fondo. Pero, para poder empujar ese programa, el ministro de Economía necesita destrabar los obstáculos internos. Por eso en la reunión del fin de semana se trabajó en los parches políticos para intentar reencauzar, con los pocos recursos existentes, la relación con el combativo Instituto Patria. En el eje precios-salarios, ya se anunció un acuerdo por una canasta de proximidad (presentada por el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, la semana pasada) y el adelantamiento de las negociaciones paritarias. Fue lo pactado con la UIA y la CGT. No habrá precios máximos, por lo menos como los conocidos durante 2020 y 2021.
Pero, tras la aceleración de los precios de marzo, se diseña algo más amplio: un mecanismo para que el salario le gane a la inflación. El salario de todos los trabajadores, de los informales (en cuotas), cuentapropistas (en cuotas) y jubilados (una cuota), debe ganarle al avance de los precios. En el Ministerio de Economía se niegan a emparentarlo con el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), ya aplicado en los peores momentos de la pandemia. Por el monto y la cantidad de beneficiarios, el IFE -con el ATP- fue el origen del “desborde” monetario.
Ese “desborde” está ahora limitado por el acuerdo con el Fondo, salvo que aparezcan fuentes de financiamiento. Allí surge otra secuela, la del “impuesto a la riqueza II”, otra manera de referirse a lo que el ministro llamó “renta inesperada” en una entrevista. En Economía precisan que no irá sobre el campo o sobre personas, sino sobre las empresas y sobre su “renta inesperada”, fruto del conflicto en Europa.
“Son muy pocas que ganaron demasiado”, contaron a LA NACION. Rápido, para no avivar fantasmas, agregaron: “No es para un sector específico”. Para aclarar más remiten a las palabras de Julián Domínguez: “El productor argentino no captó el precio internacional de la guerra”.
“No es el productor, no son pymes”, son quienes tuvieron una “explosión de ganancias”, aclaran. Los pactos que busca instaurar Guzmán (como vehículo de Alberto Fernández) para recomponer expectativas tras el acuerdo con el FMI con el sector privado se mantienen con la CGT, la UIA y ahora con la Mesa de Enlace, pese a Cristina Kirchner.
La semana pasada, en el equipo económico asimilaban esta idea de Guzmán con el “impuesto a los multimillonarios” -la suba del “income tax” (Impuesto a las Ganancias federal)- que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, busca hacer pasar en su presupuesto de este año. En Washington no le auguraban mucha suerte. Guzmán también debe presentar su presupuesto, alineado con el programa con el Fondo.
Como para el presidente demócrata, ese cambio impositivo tendría un duro transitar en el Congreso, hoy con mayoría opositora. Incluso, sería más árido para la Argentina, ya que en junio del año pasado el Gobierno ya había aumentado el impuesto a las Ganancias para las sociedades.
Sin embargo, cuentan, todo sigue en discusión y sin más detalles. El sábado al mediodía, Guzmán y su equipo dejaron Chapadmalal, ayer celebraron la transitoria y acotada paz de Pascuas, que terminará hoy cuando el apuntado ministro de Economía se tome un avión directo a Washigton.
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