Google instaló en la Argentina su tercer centro de operaciones
El país fue seleccionado por la calidad de su educación universitaria
Google anunció ayer la apertura de su tercer centro de operaciones mundial, que tendrá su sede en la Argentina. Así, Buenos Aires se sumará al cuartel general de la compañía en California y a las oficinas que tiene en Dublín, Irlanda, y manejará todas las operaciones de ventas en línea de América latina (menos Brasil) y algunas de España.
Desde Puerto Madero, esta flamante oficina regional atenderá a los clientes latinos y españoles de AdWords y AdSense, los dos servicios de comercialización de publicidad en línea que son la piedra basal de los 10.600 millones de dólares que la compañía facturó en 2006.
Aunque ya tenía oficinas en México y Brasil, Google prefirió fijar en nuestro país sus operaciones regionales. Las razones se las explicó a LA NACION el CEO de la compañía, Eric Schmidt, que llegó a Buenos Aires para la inauguración de la sede local. El ejecutivo estará en el país hasta el domingo y tiene previsto entrevistarse hoy con clientes, funcionarios del Gobierno y de las universidades locales.
-¿Por qué eligieron nuestro país como base regional?
-Nos decidimos por la Argentina analizando la calidad de su educación universitaria. Usualmente empleamos a gente joven, que tenga una buena educación; revisamos las opciones que teníamos y la Argentina nos pareció la mejor decisión de negocios posible. Cuando hicimos nuestro análisis vimos que el país tiene universidades particularmente buenas, y eso es una buena base para nosotros; nos apoyamos mucho en las universidades. El Gobierno nos dio mucho apoyo en esto, además. Cuando abrimos las oficinas de Dublín teníamos 50 personas; hoy tenemos 2000. Así que quizá con el tiempo suceda lo mismo aquí. No en el primer año, claro.
-¿Y qué importancia tiene América latina para Google?
-Es la región donde tenemos el mayor crecimiento de nuestras operaciones. Creemos que América latina está a punto de llegar a un punto de inflexión, por el crecimiento que está teniendo la banda ancha, el uso del crédito bancario y sistemas de distribución de información, para que haya una suerte de crecimiento explosivo. La gente quiere acceder a la información. Y tenemos una participación de mercado muy alta, así que deberíamos poder crecer mucho más.
-Usted trabajó en Sun y en Novell. ¿Por qué se fue a Google?
-Me atraía poder trabajar en una compañía chica con gente inteligente, y Larry Page y Sergey Brin me caían bien. Yo no comprendía el poder de Google cuando comencé a trabajar allí. No entendía realmente lo que estábamos haciendo. Pero tenía muchísimo interés en la tecnología que usaban. Pero claro, ya no es una compañía chica, algo que en un punto lamento (risas).
-¿Qué cambios fundamentales está provocando el crecimiento de la Web?
-Hoy hay que saber cómo buscar, antes que conocer el dato en sí. Antes las universidades le daban a la gente la respuesta; ahora les enseñan a encontrarla por su cuenta. Y ése es un cambio fundamental en la educación. Yo crecí en Virginia, y en el colegio me hicieron memorizar los 50 partidos del Estado. Ese es un ejercicio completamente inútil: en cuanto rendí el examen los olvidé. Hoy buscaría ese dato, es más lógico.
-¿Cuáles son los desafíos clave para llevar la tecnología a la gente común?
-La tecnología todavía es muy difícil de usar. Es muy confusa. Lo que necesitamos es un único dispositivo, que sepa quién es uno y que siempre nos dé la respuesta correcta a nuestra consulta. Y tiene que poder funcionar todo el tiempo, en todos lados. No estamos ni siquiera cerca. Hoy tenemos una combinación de dispositivos y respuestas, pero no sirven realmente.
Necesitamos algo que nos ofrezca la respuesta que nos sea útil a nosotros, no una genérica para cualquiera. Tiene que ser un dispositivo que recolecte información personalizada; cuantos más datos tenga el sistema de uno, más precisa será la respuesta que pueda dar. El aspecto negativo es que tener toda esta información disponible es adictiva; hoy mucha gente prefiere estar frente a una computadora cuando debería estar cenando con amigos. Así que siempre está el tema de cuánto de nuestra vida debemos invertir para usar esta tecnología. Pero creo que eventualmente, como sociedad, encontraremos el balance adecuado.