Goldman Sachs y una obra de PDVSA, en la maraña de Banco Espírito Santo
Cuando el portugués Banco Espírito Santo SA se desmoronaba hace unos meses, encontró un aliado en Wall Street que le ayudó a recaudar fondos: Goldman Sachs Group Inc.
A través de un vehículo financiero creado en Luxemburgo por Goldman, Banco Espírito Santo recibió US$835 millones en julio, según un documento al que tuvo acceso The Wall Street Journal, en un momento en el que era casi imposible para el atribulado banco obtener préstamos directamente de los mercados de capitales.
Parte del dinero se destinó a un objetivo inusual: ayudar con la financiación de un proyecto de construcción de una refinería que una compañía china estaba desarrollando para Petróleos de Venezuela S.A., o PDVSA. La petrolera estatal era uno de los principales acreedores de compañías del grupo Espírito Santo.
El hasta ahora desconocido acuerdo con Goldman supuso un respiro para el segundo mayor banco portugués, que sufría problemas de liquidez y que un mes después fue rescatado y desmantelado por el Banco de Portugal.
Para Goldman, lo que comenzó como una oportunidad lucrativa se convirtió en una fuente de pérdidas. El banco de inversión estadounidense planeaba vender la deuda de Espírito Santo a inversionistas externos, pero tuvo problemas para encontrar compradores, según una fuente al tanto. El acuerdo también acercó a Goldman al ojo de una tormenta política en China.
La transacción con Goldman es el ejemplo más reciente de una firma de Wall Street que ayudó en la financiación del imperio Espírito Santo antes de su colapso a través de vehículos de inversión que no aparecen en los libros. Los reguladores portugueses, por ejemplo, están investigando a entidades administradas por Credit Suisse Group AG que compraron deuda de empresas de Espírito Santo.
El último giro de la saga de Espírito Santo comenzó el pasado septiembre, cuando PDVSA Petróleo S.A., subsidiaria de la estatal venezolana, adjudicó un contrato de US$834 millones a la china Wison Engineering Services Co.
El contrato —otorgado días después de que la policía china detuvo al accionista controlador de Wison en un caso de corrup-ción en el sector petrolero— consistía en la construcción de una refinería de crudo en Puerto La Cruz, en la costa venezolana. Supuso el mayor contrato de estas características en América Latina para una compañía china y una inusual incursión internacional para Wison.
Banco Espírito Santo tenía una considerable presencia en Venezuela. Había abierto una sucursal en Caracas en enero de 2012, en el marco de un ambicioso plan de expansión global, y actuaba como banquero para el gobierno venezolano y PDVSA en múltiples proyectos. Una presentación de Banco Espírito Santo de este año describió a Venezuela como un "mercado importante", señalando la gran comunidad de expatriados portugueses en ese país.
En tanto, PDVSA poseía grandes cantidades de deuda de Espírito Santo, que la convertían en uno de los principales acreedores del conglomerado familiar, según una fuente.
Las dificultades financieras de Banco Espírito Santo se fueron intensificando a medida que se desvelaban los problemas contables de su matriz. A principios de este año, Banco Espírito Santo escribió a PDVSA en un intento por garantizarle que cumpliría con sus obligaciones de deuda, dice una persona conocedora de esta carta.
En mayo, Banco Espírito Santo contactó a Goldman para establecer un vehículo denominado Oak Finance Luxembourg SA. Banco Espírito Santo quería usarlo para captar financiación en dólares, que era cada vez más escasa debido a sus problemas financieros, dicen fuentes al tanto.
El 3 de julio, sin acceso a los mercados de bonos y muy necesitado de efectivo, Banco Espírito Santo pidió prestados US$835 millones a Oak Finance, según el folleto. Los fondos estaban destinados a, entre otros propósitos, financiar a Wison Engineering para el proyecto de conversión profunda de PDVSA, según el acuerdo del crédito incluido en el folleto de Oak Finance.
El mismo día que Banco Espírito Santo recurrió al préstamo de Oak Finance, éste emitió US$785 millones en deuda con una tasa de interés anual de hasta 3,5%. Goldman, que coordinó la transacción, compró la deuda con el objeto de venderla a otros inversionistas a cambio de una ganancia.
En un principio, la operación parecía lucrativa para Goldman, ya que recibiría comisiones de Oak Finance que serían "mate-rialmente superiores a las tarifas y/o comisiones habitualmente cobradas en transacciones de bonos vainilla", según el folleto.
Sin embargo, los problemas financieros de Banco Espírito Santo dificultaron que Goldman atrajera compradores. En julio, los clientes y los acreedores de la entidad portuguesa retiraron fondos por 3.350 millones de euros (US$4.400 millones), lo que la dejó en una situación de "grave escasez de liquidez", de acuerdo con el banco central portugués. Las acciones de la firma se desplomaron 80% antes de su rescate del 3 de agosto.
Finalmente, Goldman vendió parte de la deuda de Oak Finance con pérdidas a fondos de cobertura especializados en deuda con problemas, según una fuente. Goldman todavía mantiene parte de esa deuda, que ha perdido valor, agrega esta persona.
El destino de la deuda de Oak Finance no está claro. El único aval de los bonos es el préstamo de Oak Finance de US$835 millones a Banco Espírito Santo. A pesar del colapso del banco, se supone que ese crédito se devolverá. Estaba entre los pasivos transferidos a Novo Banco, el "banco bueno" que Portugal escindió de Banco Espírito Santo cuando fue rescatado en agosto, señala Moody’s Investors Service.
—James T. Areddy contribuyó a este artículo.
The Wall Street Journal