Goldman Sachs va contra la corriente y se aferra al negocio de commodities
La mañana de un reciente viernes de diciembre fue como cualquier otra en la división de corretaje de materias primas de Goldman Sachs Group Inc.
Con el sonido de los teclados como música de fondo, decenas de hombres y mujeres frente a hileras de computadoras compraban y vendían inversiones ligadas al crudo, gas natural, electricidad y metales en el quinto piso de la sede central de la firma de valores en Manhattan. "Los clientes todavía quieren el mejor precio y hay que competir", dijo Gregory Agran, codirector de la filial de commodities.
Las materias primas han sido un engranaje en la máquina de transacciones de Goldman durante 30 años. Otros bancos y firmas de valores de todo el mundo ingresaron en busca de una tajada de las grandes ganancias que a menudo provenían del corretaje de materias primas y derivados relacionados. Sin embargo, a raíz de la crisis financiera muchos de esos rivales han emprendido la retirada. J.P. Morgan Chase & Co., Deutsche Bank AG, Credit Suisse Group AG y Barclays PLC están desmantelando parte o la totalidad de sus operaciones de commodities. Goldman, en cambio, apenas ha vendido porciones pequeñas de su negocio, incluyendo una polémica unidad de almacenamiento de metales.
"Somos diferentes al resto", reconoce Lloyd Blankfein, presidente de Goldman. "Pero ahora todo el mundo es diferente a los demás". Durante una presentación a inversionistas esta semana, describió la compañía como "un banco de inversión y orgulloso de serlo".
Seguir un camino independiente no ha conquistado muchos adeptos fuera de la firma. Aunque el precio de la acción de Goldman ha subido 16% en los últimos 12 meses, la acción de Morgan Stanley se ha apreciado 23%, en un momento en que la firma está reduciendo sus operaciones de materias primas y enfatizando negocios más seguros y estables como la gestión de patrimonio.
Puesto que Goldman obtiene una mayor parte de sus ingresos del corretaje de activos que el resto de los grandes bancos, algunos inversionistas se pusieron nerviosos cuando la firma fue golpeada por las bruscas oscilaciones de precios y la inestabilidad de los mercados en el cuarto trimestre. Los ingresos provenientes de la renta fija, divisas y materias primas cayeron 29% frente a igual lapso del año previo a US$1.220 millones.
La ganancia neta de la firma apenas creció 5% en 2014 para sumar US$8.100 millones, mientras que la facturación subió 1% a US$34.530 millones. El rendimiento de la compañía sobre el capital sigue siendo dos tercios más bajo que el máximo registrado antes de la crisis, producto de una profunda caída en la demanda de clientes de corretaje y nuevas normas diseñadas para volver más seguro el sistema financiero. "No está mal que tenga una postura independiente, pero los beneficios en realidad no han sido visibles", dice Michael Levine, gestor de activos en OppenheimerFunds Inc. La división de Massachusetts Mutual Life Insurance Co. es uno de los mayores accionistas de Goldman.
Blankfein defendió la estrategia de Goldman en su intervención del martes diciendo que la firma se está adaptando al período de poscrisis mejor que sus rivales. Goldman ha reducido su balance en torno a 25% desde 2007, pero el ejecutivo señaló que no se necesitan cambios drásticos.
La división de materias primas encabezada por Agran y el codirector Guy Saidenberg, en Londres, sobresale como un ejemplo de la renuencia de Goldman a capitular ante los cambios recientes en la forma en la que los bancos y las firmas de valores ganan dinero.
Las nuevas regulaciones disminuyen los retornos conforme los bancos provisionan más capital para protección contra los activos más riesgosos en sus balances. La Reserva Federal de Estados Unidos evalúa restringir las actividades de compañías como Goldman, argumentando que la posesión de operaciones de transporte y almacenamiento de materias primas podría amenazar a los bancos y todo el sistema financiero si ocurre una catástrofe.
En un informe de noviembre del año pasado, un comité del Congreso estadounidense acusó a Goldman, J.P. Morgan y Morgan Stanley de ejercer un poder injusto y potencialmente peligroso en el mercado a través de sus negocios de commodities. En una audiencia ante legisladores estadounidenses, Agran defendió la filial de almacenamiento de aluminio de Goldman, Metro International Trade Services LLC, contra acusaciones de que causó un alza en los precios de latas de cerveza y autos al dificultar intencionalmente que los clientes sacaran el metal de sus bodegas.
Goldman, J.P. Morgan y Morgan Stanley dijeron que manejan adecuadamente los riesgos de sus operaciones de materias primas. Goldman vendió Metro en diciembre por una cifra no revelada. Ejecutivos dijeron que el escrutinio llevó a la venta.
Goldman tiene más de 145 años de historia, pero no entró con fuerza al mercado de materias primas sino hasta 1981, con la compra de J. Aron & Co., que había surgido como un importador de café en Nueva Orleans.
Blankfein, de 60 años, empezó a trabajar en J. Aron poco después de la transacción y muchos de sus subalternos iniciaron sus carreras en esa división, incluyendo el director general, Gary Cohn, y el director de finanzas, Harvey Schwartz.
Las operaciones de commodities prosperaron después de que la explosión de la burbuja de Internet, el auge de China y el paso de más transacciones a las bolsas alimentaron el interés de los inversionistas. Según una presentación confidencial ante la junta directiva de Goldman, las materias primas fueron responsables de US$3.100 millones en ingresos, 8,2% del total en 2006, el primer año de Blankfein como presidente ejecutivo.
Al igual que cualquier otro banco y firma de valores de envergadura, Goldman fue duramente golpeada por la crisis de 2008. La compañía, sin embargo, arrojó resultados que con facilidad superaron los de muchos rivales, lo que llevó a que ejecutivos y directivos se aferraran a la fórmula que hizo de Goldman la firma más exitosa de Wall Street.
Los operadores de materias primas de Goldman compran y venden desde aluminio hasta azúcar, pasando por gas natural y crudo, así como varios derivados. El año pasado, la división arrojó US$1.500 millones en ingresos, según analistas.
Blankfein no niega su afinidad por el negocio de materias primas, comparando sus recuerdos en J. Aron con su trabajo vendiendo hot dogs y gaseosas en el estadio del equipo de béisbol de los Yankees cuando tenía 13 años. "Hay muchas cosas por las que soy sentimental, pero creo que esto es importante para nuestros clientes y un elemento importante para nuestro negocio. Debido a que lo conozco bien, entiendo el valor", afirma.
Al menos por el momento, Goldman también ha rechazado la adopción de medidas más radicales, como una adquisición importante o la escisión de su brazo de gestión de activos. Blankfein dice que el mundo es demasiado impredecible. "No quería ser un presidente ejecutivo en tiempos de crisis, pero uno tiene que aceptar el período que le toca", insiste.
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