Giro inesperado: ahora, Martín Guzmán le echa la culpa de la inflación a los empresarios
En un acercamiento a la mirada del kirchnerismo duro, el ministro dijo hay “una responsabilidad colectiva” a la hora de hallar responsables de la suba de los precios en la economía
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De manera acompasada y secuencial, como suele manejarse habitualmente en su gestión, el ministro de Economía, Martín Guzmán, va completando su alineamiento al kirchnerismo más duro luego de los encontronazos que mantuvo con La Cámpora por el intento fallido de echar a Federico Basualdo.
Esta vez el giro discursivo se concretó en relación con uno de los dos problemas (el otro son las vacunas) más graves que acechan al Frente de Todos de cara a las elecciones legislativas. Más precisamente, en un tono más electoral que técnico, Guzmán minimizó el papel del Estado o los gobiernos con relación con la elevada inflación que golpea los ingresos y culpó directamente a los empresarios.
De esta manera, el economista modificó el diagnóstico -más promercado- que supo mostrar a fines de año pasado cuando tomó la posta para calmar el salto del dólar blue a $195 que intranquilizó al oficialismo.
“Cuando yo decía que la inflación es un fenómeno multicausal, que tiene raíces macroeconómicas, esto no quiere decir que es sólo política fiscal, monetaria y cambiaria; es también la coordinación social; ese es un fenómeno macroeconómico; lo que se vio inmediatamente en buena parte de la comunicación es que se hizo llegar un mensaje de que (la inflación) es un problema de políticas económicas como si fuera del Estado o de un gobierno, y no, la inflación no es un problema solamente del Estado, hay una responsabilidad colectiva”, dijo el ministro de Economía en una disertación académica en San Juan.
El kirchenrismo más duro cuestionaba públicamente a Guzmán, incluso desde algunos medios cercanos al oficialismo, por señalar que la inflación era un problema macroeconómico y no vinculado a los “formadores de precios”. Los empresarios, en cambio, lo aplaudieron de pie el año pasado por su diagnóstico.
Antes de su aclaración sobre el origen de la inflación, el también profesor titular de la materia Moneda, Crédito y Bancos en la UNLP criticó a los empresarios por la suba de precios, tal como lo hizo Alberto Fernández en el lanzamiento del refuerzo y la ampliación del Ahora 12 el lunes pasado cuando cuestionó las fuertes subas (65%) en doce meses de la ropa. “Este año en enero tuvimos mesas de coordinación sobre la base de políticas de precios e ingresos. Por un lado, empresarios de las mesas de producción más influyentes. Del otro, los representantes de los trabajadores y trabajadoras de nuestro país. Planteamos un esquema de política macroeconómica. Un objetivo es la recuperación del poder adquisitivo del salario, necesario para la recuperación económica y una cuestión de justicia social”, dijo.
“Los representantes de los trabajadores actuaron con una capacidad de coordinación muy clara y fueron en la línea de lo que decía el Presupuesto. Del otro lado faltó conducción y alineación con un fenómeno colectivo de coordinación”, agregó entonces el ministro de Economía sobre el sector empresarial.
En resumen, si antes para Guzmán la inflación era un fenómeno multicausal y macroeconómico al que se combatía con un plan de crecimiento sustentable que servía para anclar las expectativas de los privados, ahora -luego de que fallara en su meta de inflación, mientras los actores económicos se quejan de una falta de horizonte y después de patear la presentación de un plan en coordinación con el Fondo para después de las elecciones por presión de Cristina Kirchner- su diagnóstico mutó a que la suba de precios es culpa de la falta de liderazgo y alineación empresaria. “Hay un componente monetario, pero no es el único”, dijo, en tanto Guzmán, que además señaló a la falta de dólares (”un tema productivo”) como otro origen del mal.
Señales a La Cámpora
No es la primera vez que Guzmán busca dar señales de alineamiento a la conducción del Frente de Todos, sobre todo a Cristina y Máximo Kirchner. Luego del “affaire Basualdo” y de afirmar que el esquema de subsidios del kirchnerismo era “pro ricos”, a la vuelta de su gira por Europa buscó enviar señales de distensión a Axel Kicillof -la referencia económica de la vicepresidenta-, al jefe del bloque FdT en Diputados y también al presidente de la Cámara baja, Sergio Massa. Además del Presidente, Guzmán incorporó todos esos nombres en los agradecimientos de sus discursos públicos desde entonces.
En San Juan, volvió a esgrimir la causa de la discrepancia entre la meta del 29% de inflación que fijó en el presupuesto 2021 y el alza real de los precios que -se prevé- alcance ya en julio esa cifra, y que cierre -según las expectativas del mercado- por arriba del 48% a fin de año. “Durante la pandemia ha habido una situación internacional que le ha puesto mayores presiones para la inflación en la Argentina que es lo que ocurrió con el precio de los alimentos en el mundo”, dijo, pese a que ningún otro país exportador de alimentos en el planeta o en la región muestra las variaciones de precios que tiene el país con todas las anclas nominales pisadas (tarifas y dólar, principalmente, ya que las paritarias se reabrieron).
“La tasa de inflación intermensual va a ir reduciéndose, y para afianzar una tendencia persistentemente decreciente es necesario resolver los múltiples problemas que causan la inflación”, dijo además el ministro de Economía. “Es un proceso que va a llevar tiempo. La expectativa es que en julio sea más baja que en junio y la tasa de inflación intermensual siga reduciéndose”, indicó. Los analistas creen efectivamente que el mes pasado podría mostrar un alza de entre 2,7% y 3%.
“Estamos negociando para tener un nuevo programa con el Fondo porque con responsabilidad hay que resolver el problema”, dijo sobre las discusiones con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Luego criticó a Cambiemos por “tomar deuda insostenible y usarla para pagar deuda insostenible”, pese a que los Derechos Especiales de Giro (DEG) -US$4400 millones- que llegarán del FMI el 23 de agosto se usarían para pagar los vencimientos de capital de septiembre y diciembre (US$3800 millones) con el organismo internacional. Por lo menos, esa es la puerta que dejó abierta el ministro luego del aval que recibió de Cristina Kirchner semanas atrás. “El dinero es fungible”, dijo anteayer cuando lo consultaron al respecto.
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