GE y Caterpillar prenden sus locomotoras
Quieren aprovechar una mayor demanda de los ferrocarriles
MUNCIE, Indiana.- En una fábrica del tamaño de 12 canchas de fútbol en esta ciudad, un grupo de trabajadores prueba nuevos robots que ayudarán a soldar locomotoras de trenes de 200 toneladas.
"Creo que esta va a ser la planta de locomotoras más eficiente del mundo", dice William "Billy" Ainsworth, el vivaz director de la división de equipos ferroviarios de Caterpillar Inc.
Ainsworth está bajo presión para que eso suceda rápido. Caterpillar intenta alcanzar a General Electric Co. (GE) en medio de un alza de la demanda en el mercado de locomotoras, gracias a que mayores ganancias han permitido que las empresas ferroviarias actualicen sus flotas.
Cualquier progreso podría ser un desafío, al menos en el corto plazo, ya que Caterpillar está cerrando la que había sido su planta principal de montaje de locomotoras, en Ontario, luego de una disputa salarial. La empresa se está apoyando a cambio en su nueva planta de Muncie, que abrió el año pasado en una antigua fábrica de equipos eléctricos, y en otra planta todavía en construcción en el estado de Minas Gerais en Brasil. Bombardier Inc., de Canadá, también ensambla locomotoras para Caterpillar en México.
A pesar de la interrupción, dice Ainsworth, los clientes no sufrirán retrasos: "No esperamos perder el ritmo".
De la misma forma, GE está apuntalando su producción mediante la incorporación de una nueva planta de locomotoras en Fort Worth, Texas, mientras mantiene su fábrica principal en Erie, Pensilvania.
Durante años, GE superó fácilmente a su principal rival, Electro-Motive Diesel (EMD), que languideció mientras su propietario, General Motors Co., se distraía con su caída en bancarrota. Ahora, EMD es parte de Caterpillar, que la compró en 2010 y le inyectó el músculo financiero para enfrentarse a GE.
Se espera que las empresas de ferrocarriles de Estados Unidos incrementen su compra de locomotoras antes de que en 2015 entren en vigencia normas más estrictas en relación a las emisiones contaminantes. La transición hacia las nuevas tecnologías para cumplir con tales reglas "va a ser un caos", dice Brad Wind, vicepresidente ejecutivo de Helm Financial Corp., firma que alquila locomotoras a la industria ferroviaria. Wind señala que los ferrocarriles prefieren comprar antes del cambio o esperar hasta que la tecnología más limpia sea probada.
Igualmente, el alza del petróleo ha aumentado la competitividad de los trenes frente a los camiones. Para recorridos largos de cargas pesadas, los ferrocarriles pueden ser de cuatro a cinco veces más eficientes que los camiones, dice Noel Perry, economista de FTR Associates, una consultora de transporte de Indiana.
Albert Neupaver, presidente ejecutivo de Wabtec Corp., un proveedor de equipos ferroviarios con sede en Pittsburgh, calcula que en 2011 se produjeron 1.100 locomotoras en América del Norte, casi el doble que el año previo. Neupaver apunta que la producción de este año debería ser aproximadamente 10% superior. Por lo general, cerca de un tercio de las locomotoras producidas en EE.UU. son exportadas, agrega el ejecutivo.
GE y Caterpillar producen principalmente locomotoras para trenes de carga, que se venden por US$2 millones o más, pero ambos fabricantes están dispuestos a expandirse en el mercado de pasajeros, donde competirían con proveedores como Siemens AG, de Alemania, y Bombardier, de Canadá.
Para este año, el operador de ferrocarriles Union Pacific Corp. planea un gasto de capital récord de S$3.600 millones, frente a US$3.200 millones en 2010. Buena parte de la inversión se destinará a 200 locomotoras nuevas, según un portavoz de la compañía. Otro operador ferroviario, CSX Corp., planea comprar 65 locomotoras este año, señaló un vocero.
La fabricación de equipos ferroviarios no es un negocio central ni para Caterpillar ni para GE. La primera extrae buena parte de sus ganancias de equipos de construcción y minería y la segunda de motores para aviones y equipos de energía. Pero las dos compañías ven a las locomotoras como una oportunidad de crecimiento global.
The Wall Street Journal